martes, 2 de febrero de 2010

ESTADÍSTICA, VERDAD Y ABSTENCIÓN

A finales del primer tercio de este siglo, se acuñó el término de mentira estadística. Fue un término mal utilizado, que pretendía alertar, pero fue más allá de lo que realmente significaba la utilización pertinente de conceptos probabilísticos. A partir de ese momento se destacaría que la potencia sintetizadora y generalizadora de los parámetros estadísticos, ineluctablemente recortaba las aristas propias de entes y mediciones individuales, de una manera muy similar a lo que sucede en la semántica, cuando se generan conceptos que necesariamente son de carácter abstracto. Se trata de una limitación estructural e inherente al mismo procedimiento, pero de ninguna manera, una falla y menos aún un fraude. Un ejemplo sencillo es muy ilustrativo. En una fiesta, Pedro se come una ternera y Pablo nada. Estadísticamente, en promedio, cada uno cenó media ternera. Sin embargo, en la madrugada, Pedro murió de embolia y Pablo de hambre.En la década de los cuarenta, posiblemente sin intención de engaño, se puso en evidencia que de manera diferente al promedio de Pedro y Pablo, se podía confundir con las estimaciones estadísticas. Una conocida encuestadora de la época, utilizando como marco muestral una guía telefónica, estimó un porcentaje inferior de votos para el candidato Roosevelt, pronosticando consecuentemente la victoria del adversario. La muestra fue seleccionada aleatoriamente, pero no se hizo a partir de un universo pertinente. Se concluye y generaliza expresando, que es posible diseñar y obtener una muestra real verdadera y aleatoria, pero que si no se pondera correctamente los estratos o estados donde un candidato tenga ventajas, se estará sesgando los resultados.A partir de la década del sesenta y en especial a partir de 1985, hemos observado un nuevo y distinto tipo de falla. Ello se refiere a una aplicación mecánica y conceptualmente defectuosa de los procedimientos de cálculo estadístico. Sin ningún otro tipo de intención, por la ignorancia de los principios básicos y fundamentales sucede que, en el caso de información periodística, se confunde al lector, y en el caso de trabajos científicos, se generan conclusiones erróneas.En las Ciencias Básicas y Tecnológicas, el advenimiento del computador ha representado un impulso y progreso difícil de concebir, bastará pensar, aun de manera difusa, en el proyecto Genoma, los viajes espaciales e Internet. De manera audaz, me atrevería a decir algo distinto para las Ciencias Sociales. Las facilidades de procesamiento estadístico y de simulación numérica que genera el uso de los computadores, permite que aquellos científicos sociales que manejan con destreza los aspectos conceptuales y lógicos de la estadística, se hayan beneficiado grandemente. En cambio, para su aplicación promedio, hemos encontrado que el remedio ha sido peor que la enfermedad.En los últimos diez años, al examinar trabajos científicos en Ciencias Sociales, observamos, por una parte, un cúmulo exagerado de procesamientos y resultados estadísticos, en algunos casos envenenados con impresionantes gráficas con movimiento y color, pero por otra parte, simultáneamente, hemos encontrado errores elementales que sin ninguna duda señalan que el autor del informe, no posee los elementos conceptuales básicos para el buen uso de métodos estadísticos. Uno de los errores más comunes, es usar indiscriminadamente, Niveles de Confianza propios de la Estimación de Parámetros y Niveles de Significación propios del Contraste de Hipótesis. Otro error, también muy común, es estimar la confiabilidad de los instrumentos de medición de actitudes, utilizando Coeficientes de Consistencia cuando lo pertinente serían los Coeficientes de Estabilidad. A pesar de ser publicados en revistas acreditadas y válidas para el PPI, los artículos adolecen de un buen arbitraje. En relación a la información periodística, en la semana posterior al Referéndum, me ha sorprendido, en un diario de gran circulación nacional e internacional, el encontrar, al menos en tres oportunidades, errores estadísticos elementales. El martes 27 de abril, en la primera página del cuerpo correspondiente, con profusión de apoyo gráfico, se lanzaba equívocamente la siguiente conclusión: "Chávez pierde terreno en su capacidad de convocatoria"; se comparaba para cada Estado, el porcentaje de votos obtenidos por el candidato Hugo Chávez (56.20% a nivel nacional / 6 de Diciembre) respecto al total de votos válidos (excluidos Abstención y Nulos), con el porcentaje de votos emitidos por el Sí/2da. Pregunta (32% a nivel nacional / 25 de abril, 8:50 p.m.) respecto al total de electores escrutados (incluidos Abstención y Nulos). Obviamente que siendo las bases distintas —Abstención y Nulos— la comparación resultaba impropia y mal establecida. El jueves 29 de abril, en primera página, se presenta el título de "Abstención superará 67% porque inscritos en el REP son más 11 millones". De manera ingenua el redactor admite que estaba relacionando los 3.655.950 votantes escrutados (martes, 10:00 p.m.) en el 87% de las actas registradas, con respecto a la base total de 11 millones de electores, que implicaría naturalmente el 100% de actas escrutadas y registradas. Lo más paradójico y contradictorio de esta información, era que en el cuerpo mismo de la noticia, un funcionario del CNE describía correctamente cómo debería realizarse el cálculo, por lo que inferimos que el redactor no entendió la explicación. Allí se decía: "Pero la abstención se debe determinar de la cantidad del Registro Electoral Permanente, en este caso 11.022.031, y esperar que la Comisión Totalizadora del CNE haya escrutado todas las mesas para conocer el número definitivo de votantes". La información del 67% de abstención, me resultó tan absolutamente disparatada, que me indujo a enviar un correo a la Jefe de Redacción de ese prestigioso diario. El domingo 2 de mayo, encabezando correctamente un cintillo: "CNE calculó la abstención en 62.22%", el redactor, en un último suspiro y con el mejor estilo galileano del "sin embargo se mueve", dice: "El Presidente del CNE ubica la abstención en 62.22%, aunque extraoficialmente se anticipó, que al totalizarse el 100% de las actas, la cifra sería 65%". En este caso es un tanto más complejo advertir que, con el 96% de las actas escrutadas era matemáticamente imposible, que la abstención alcanzase el 65%, ya que para llegar a esta cifra sería necesario que se presentase un absurdo metafísico que implicase, para el 4% restante de las actas por escrutar, una abstención mayor al 125%.Podemos comparar la coherencia y estabilidad de los resultados estadísticos en el Referéndum, con los resultados estadísticos de la elección presidencial del 6 de diciembre. Partiendo de un total de 11 millones de electores inscritos en el REP, conformado por Adultos, Vivos, Muertos, Heridos, Ancianos, Irregulares y un grupo numeroso de nacionalizados que recibió una información confusa, cuando se hagan público los cómputos definitivos, se tendrán las siguientes estimaciones porcentuales:
Sí/Sí: 31%.
Mixto e Incompletos (mayoritariamente Sí/No): 2%.
No/No: 3%.
Nulos 2%.
Abstención Histórica Basal: 37%.
Abstención Coyuntural Incrementada: 25%.Con el mismo REP, los porcentajes estimados para el 6 de diciembre serían los siguientes:
Hugo Chávez: 33%.
Henrique Salas: 24%.
Irene Sáez / Resto: 2%.
Nulos: 4%.
Abstención Histórica Estructural: 37%. Una simple y elemental suma, permite establecer que el Límite Mínimo Constituyente es del 31%, y que el Límite Máximo Opositor es del 28%. Siendo 31% un Límite Mínimo y siendo 28% un Límite Máximo, se puede pronosticar que la diferencia real y actual entre ambos sectores es mayor. Para las elecciones de la próxima constituyente, con una depuración previa del REP, deberá votar un 75% de electores. Se utilizará un sistema electoral muy criticado. Propuesto en el pasado Congreso y del gusto de los partidos políticos tradicionales, porque entonces eran mayoría. Este sistema lo he venido denominando como Plurinominal sin Representación Proporcional, todavía está siendo utilizado en algunas universidades nacionales y es diferente al sistema Uninominal Simple que exige un circuito por cada diputado. A nivel regional, los resultados dependerán del prestigio de los candidatos, de la racionalidad, disciplina y equidad interna en el proceso de postulación y de la estrategia que se imparta para votar. A nivel nacional, dada la diferencia actual de 31% vs. 28% que en la práctica será mayor, se presenta una situación interesante e inclusive tentadora para implementar estrategias óptimas para la votación. Con absoluta certeza, el Bloque Mayoritario obtendrá al menos su cuota mínima de 10 diputados nacionales. Disponiendo de estimaciones estadísticas más precisas y de una estrategia de votación distribuida por enclaves regionales, sería posible adicionar —entre los 14 restantes— los cuatro diputados intermedios, y tres más con votación por encima de la cola de los candidatos de los Grupos Minoritarios, que necesariamente se integrarán en un solo bloque. Los siete candidatos extras deberán ser independientes, bien reconocidos y de regiones populosas y periféricas como Maracaibo, Puerto Ordaz y/o Barquisimeto. Amanecerá y veremos.

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