jueves, 31 de diciembre de 2009

martes, 29 de diciembre de 2009

Órdenes y Condecoraciones Universitarias. Conceptos e Historias.

1. Se motivan estos comentarios y así lo escribo, porque desde mi ya lejana juventud universitaria, como profesor en la Universidad Central de Venezuela, fue un tema que siempre me llamó la atención y en cierta forma me incomodaba. Por una parte aspiraba a recibir esas distinciones --especialmente la Orden José Maria Vargas-- pero pasaba el tiempo y no se me otorgaba. Por otra parte percibía en el otorgamiento de las mismas una cierta asimetría e influencia sesgadamente de carácter político, que en mí condición académica y en el ambiente ideólogizado y pugnaz de la Facultad de Humanidades y Educación --durante la década del sesenta soporté varias protestas estudiantiles, que no eran espontáneas sino direccionalizadas-- trataba de obviar y/o de ignorar. No poseía las habilidades, competencias y relaciones personales para manejar o neutralizar esas influencias. Debo aclarar y/o advertir que ahora a esta altura de mi vida, ya no estoy interesado en nada de ello.


2. El otorgamiento de distinciones debería tener como propósito reconocer y destacar la excelencia. En general deben considerarse méritos de diversas índoles: políticos y/o ciudadanos, administrativos y/o laborales. En el caso de las órdenes universitarias muy especialmente los méritos científicos y/o académicos. Inicie mi carrera académica y científica, en 1960, durante ese lapso se me otorgaron tres condecoraciones: (1) “José Maria Vargas” (1976), en Tercera Clase. (2) “Francisco de Miranda” (1976) en Segunda Clase, (3) “27 de Septiembre” (1997) en Segunda Clase. Paradójicamente, sólo en el caso de la Orden Francisco de Miranda --que no es una orden universitaria-- puedo decir que su otorgamiento fue debido principalmente a méritos científicos y/o académicos. En los otros dos casos, que precisamente son órdenes universitarias, el otorgamiento fue motivado por una mixtura entre lo administrativo y lo académico, pero predominando más lo administrativo que lo académico.


3. Cuando finalmente en 1976 recibí la Orden José Maria Vargas en tercera clase, ya tenía los méritos y requisitos suficientes para recibirla en una categoría superior: (a) Dos Licenciaturas (Psicología UCV / Filosofía y Letras Madrid). (b) Dos Postgrados (Planificación CENDES / Estadística MIT). (c) Dos Doctorados (Filosofía y Letras Madrid / Ciencias UCV). (d) Profesor en la categoría académica de Asociado. (e) Fundador y Profesor del Postgrado en Metodología. (UCV). (f) Investigador principal del Estudio de Caracas. (UCV/1967). (g) Premio Mejor Tesis Doctoral Hispanoamericana (Instituto de Cultura Hispana). (h) Publicaciones en las revistas: Cuadernos del CENDES. Universalia. Universitas 2000. Revista de Psicología. (i) Miembro Académico de la Comisión de Estudio del Rendimiento Estudiantil del Consejo Universitario (UCV / CUCERE/1965--1970). (j) Asesor Consultor. (OPSU). (k) Fundador e iniciador del Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho. (Cordiplan).


4. Aunque no estaba conforme y satisfecho, en un acto de humildad un tanto forzado, decidí aceptarla en esa Tercera Clase. Fue un hecho desafortunado, ya que dos meses más tarde, la Orden fue otorgada en Primera Clase --políticamente y sin ninguna justificación-- a un grupo de Decanos recién electos, la mayoría de ellos con muy escasos méritos académicos y/o científicos. Recuerdo especialmente un caso, con un título equivalente a una Licenciatura y en el primer rango del escalafón académico con la categoría de Profesor Asistente. Paradójicamente --en teoría y sin artilugios leguleyos-- la ley exigía y exige para ser Decano, el máximo título de Doctor, asumiendo adicionalmente con ese título una categoría de Profesor Asociado o Profesor Titular. Obviamente en el otorgamiento de condecoraciones universitarias, debería privar el criterio académico y/o científico y no el político y/o administrativo, perversamente no fue así. Un destacado profesor, académico y científico de reconocido prestigio de la Facultad de Medicina, el Doctor Humberto García Arocha, de manera pública y honorable, como protesta por ese absurdo e inverosímil otorgamiento, que violentaba las más elementales tradiciones académicas, procedió a devolver y a renunciar a la condecoración.


5. Doce años más tarde la Facultad de Humanidades y Educación decidió postular en Primera Clase, a todos aquellos Profesores Titulares que adicionalmente hubiesen obtenido un título de doctor. La profesora Isabel González de Bracho amablemente me comunico la iniciativa del Concejo. Decidí no aceptar la postulación, en comunicación muy respetuosa y conceptual, expresaba que ese Consejo actuaba correctamente, pero que en mi caso, consideraba que ese reconocimientote me llegaba tarde. Afirmaba que los premios, condecoraciones y honores hay que recibirlos en el momento oportuno y según méritos bien establecidos, de lo contrario su otorgamiento pudiera convertirse en una comedia o utilizarse como una maniobra oportunista de carácter político. Estos reconocimientos académicos de cierta manera representan una promoción, por ello ---perversamente-- no conviene políticamente otorgarlos a aquellos profesores que previsiblemente en un futuro, pudiesen adversar y/o competir con el poder establecido.


6. La Orden Francisco de Miranda --aunque probablemente se trataba de una compensación--, considero que la recibí merecidamente por méritos académicos y/o científicos. Habría estado más complacido si se me hubiese otorgado en Primera Clase, pero posiblemente para ello habría sino necesario un mínimo de cercanía personal y/o familiar con el partido en ese momento gobernante. No era el caso. Debo y quiero agradecer la postulación correspondiente, en mi caso absolutamente necesario por su carácter discrecional, a la generosidad y sentido de justicia de la profesora Ruth Lerner de Almea, en ese momento (1976) Presidenta de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho. Esta es la historia. A mediados del mes de Junio de 1974, por mi condición de experto en Estadística, Medición y Psicometría fui contactado por un amigo funcionario de Cordiplan, el economista Dr. Guillermo Domínguez con quien en 1961, había coincidido y estudiado durante el primer curso de planificación del CENDES. Con el apoyo gerencial, administrativo e institucional de altos funcionarios de Cordiplan: Dr. Gumersindo Rodríguez (Ministro). Dr. Guillermo Domínguez (Director de Proyectos). Dra. Elizabeth Caldera (Directora de Planificación Social). Dra. Marta Ramos (Directora de Cooperación Técnica). Dra. Joscelyn Henríquez (Directora de Relaciones Educativas), en tan sólo dos meses del período vacacional --julio y agosto-- pude diseñar, implementar, iniciar y poner en marcha el Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho. Unas semanas antes de que viajase al exterior el primer contingente de becarios, salimos repentinamente del programa. Sería nombrado, en propiedad, un Secretario Ejecutivo cercano a las esferas del poder. Me hubiese gustado seguir participando en tan hermoso proyecto, que en sólo dos meses y de manera muy eficaz habíamos logrado poner en ejecución. Al mismo tiempo tenía plena conciencia de que esa fantasía, políticamente no era posible. Por su naturaleza, el Programa de Becas estaba pronto destinado a convertirse en un núcleo radiante de poder e influencia y por esta razón era necesario y urgente manejarlo y controlarlo. Afortunadamente para mí, por una vocación superior académica hacia el estudio y el conocimiento, podía regresar con entusiasmo y placer a los claustros universitarios, obviando en mi ánimo y memoria está acida, pero previsible coyuntura, diluyendo de esta manera, unas extrañas e incomodas circunstancias profesionales y personales.


7. Para la implementación, logística y supervisión del Proyecto había contado con la entusiasta colaboración de un grupo de amigos, profesores y/o colegas de la Universidad Central de Venezuela (Constancio de Castro Aguirre. Antonio de la Rosa Rodríguez. Alfonzo Pirela Montezuma. Gianfranco Incerpi Biaggini. Manuel Garabito Abejorro) y en trabajo de base a mis alumnos de la Escuela de Psicología (Gisela Pinedo. Zulay Díaz. Pablo Ruiz. Carlos Díaz), quienes --temporalmente sin remuneración-- en grupos de diez estudiantes, laboraban, inclusive los sábados, en tres turnos diarios. Adicionalmente --para diseñar y preparar un programa electrónico, necesario para correr el modelo matemático de selección de becarios--obtuve la valiosa competencia técnica en computación de la Dra. Rebecca Whitefield a quien había conocido en 1964 cuando estudiaba Estadística en Boston. Como sede para el funcionamiento del proyecto, por mediación del Dr. Luken Quintana Urrutia de la Escuela Nacional de Administración Pública, pude disponer en ese período vacacional, de los espacios de una quinta llamada La Pedrera, situada en la urbanización El Bosque cerca de una de las entradas sur del Country Club, donde regularmente como profesor dictaba cursos de postgrado en Estadística y en Planificación Estratégica. Para mantener informado, en su carácter de Presidente de la junta Directiva, al Ministro Rodríguez, me reunía los viernes en horas de la noche con el Secretario Ejecutivo Dr. Guillermo Domínguez, lo hacíamos en compañía de Incerpi, De la Rosa y Abejorro, cenando pizzas al final de la jornada laboral, en un restaurante cercano llamado El Papagallo. Corrimos el modelo matemático en la computadora de la Sede Central de Cordiplan en el llamado Palacio Blanco. Sobre los datos registrados de quince mil aspirantes, junto con Rebeca Whitefield trabajamos durante todo un día, recuerdo que llovía durante la noche y sólo en horas de la madrugada pudimos concluir. Más tarde en la mañana, para disfrutar de unas cortas vacaciones con mi familia, debía viajar al exterior. Los resultados, plasmados en numerosos formatos de computación, fueron entregados al día siguiente al Dr. Guillermo Domínguez, quien --tratándose de una decisión importante de carácter política que con la anuencia del Ministro Presidente Rodríguez inclusive del Presidente de la República-- procedió a publicar en la prensa nacional el primer listado de becarios que prontamente viajarían al exterior.


8. La profesora Lerner de Almea, tuvo la cortesía de comunicarme personalmente su intención --como Presidenta de la Fundación-- de ofrecerme la postulación correspondiente para recibir la Orden. Destacó en esa oportunidad el aporte de carácter social que había significado para el programa la aplicación del modelo matemático utilizado. Según fuesen las notas en el bachillerato, se favorecía a los aspirantes pertenecientes a los estratos populares, que hubiesen estudiados en liceos públicos y que adicionalmente estaban residenciados en los pueblos del interior del país. Para cada grupo de carreras a estudiar, se corría electrónicamente el modelo, se calculaban estadísticamente los parámetros, y lo valores así obtenido se organizaban en una tabla de doble entrada (3x3), que en conjunto con las nueve celdas representaban las tres dimensiones consideradas (Notas / Liceos Públicos. Colegios Privados / Metrópolis. Ciudad / Pueblo). El modelo desarrollado era una adaptación operacional de un concepto equivalente, que diez años antes habíamos propuesto para aplicarlo en la admisión estudiantil en las universidades nacionales. Con el título de “Cupo Diferencial” lo habíamos publicado en 1967, como artículo científico en la prestigiosa revista Universalia editada y dirigida por el Dr. Francisco De Venanzi y donde colaboraban destacados profesores de esa época, recuerdo especialmente a los doctores Juan David García Bacca, Focion Febres Cordero, Ildefonzo Leal y Raúl García Arocha. El Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, se constituyó en la primera y única oportunidad en la cual este concepto del Cupo Diferencial, pudo llegar a ser aplicado. Actualmente la OPSU aplica el concepto un tanto modificado operacionalmente.


9. La Orden 27 de Septiembre (UNA), la recibí por méritos más administrativos que académicos. Fue otorgada por vez primera en 1997, de manera homogénea en Segunda Clase a todos aquellos profesores que con veinte años de antigüedad en la institución, participamos en 1977 en el inicio de la Universidad. Algunos de nosotros, con carácter de asesores habíamos preparado y elaborado los documentos (Libro Azul / Proyecto Gris) que habían sido enviados al CNU para justificar su creación. El criterio más administrativo que académico se resalta, haciendo notar que dentro de los profesores condecorados se reunían desde Asistentes hasta Titulares, pero que a todos uniformemente se nos había otorgado la Orden en Segunda Clase. La Orden en Primera Clase le fue otorgada al primer rector de la universidad Dr. Miguel Casas Armengol.


10. La Orden Andrés Bello fue muy popular durante la IV República, especialmente en El Instituto Pedagógico de Caracas. No conozco a ningún profesor o docente que actualmente la haya recibido. Ignoro cual haya sido su suerte en la V República. Nunca he sido postulado. Para el año 2010 habré completado cincuenta años de una afortunada, exitosa y brillante carrera académica y científica. En los últimos veinte años, he desarrollado una intensa actividad en el área de la investigación, con publicaciones en revistas arbitradas nacionales e internacionales y divulgación vía prensa nacional e Internet, participando tanto en el ámbito científico de la Estadística y de la Medición, como en el ámbito filosófico de la Epistémica y del Operacionalismo. Consecuentemente desde 1995 soy miembro del Programa de Promoción al Investigador (PPI Nivel III), y entre el año de 1996 y el año 2003, mediante concursos arbitrados, he recibido en la Universidad Nacional Abierta cinco Premios Anuales al Mejor Trabajo de Investigación. A esta altura de la vida y con algunos problemas de salud, ya todo ello puede pertenecer al pasado, pero los conceptos seguirán vigentes. Para las universidades, en el otorgamiento de reconocimientos debe prevalecer como el criterio de mayor relevancia lo académico y/o científico. Lo político generalmente se ha sobreimpuesto. Debemos tener claro y entender de manera definitiva y principista que las ordenes y condecoraciones --a diferencias de los eventos electorales-- no son igualitarias, son jerárquicas y deben ser utilizadas para premiar la excelencia.

11. Actualmente la opinión política en el país está problematizada y polarizada (Reformas constitucionales cuestionables. Ley Electoral sin proporcionalidad. Falso testigo estrella de la Fiscalia. Absurdos jurídicos. Sesgos y perversiones judiciales. Corrupción e impunidad). Independientemente de estas circunstancias, en las universidades hay que promover intelectualmente un funcionamiento académico y simétrico de las instituciones. Desde hace cincuenta años, dentro de mi esfera de acción, este ha sido --lógicamente-- uno de mis empeños, así lo he manifestado de manera evidente y contínua en numerosos ensayos publicados y en comunicaciones enviadas a las instancias competentes. Este ha sido mi estilo --lo intelectual y/o académico por encima de lo político y/o administrativo-- si se quiere mi estrategia: describir, exponer y aclarar --de manera personal e individual-- los hechos. En ningún momento tratar obstinadamente de imponer mis ideas, ya sea por medio de protesta, de la recolección de un conjunto de firmas, o mediante el uso de la fuerza o del poder que por supuesto, aún tratándose de un poder intelectual nunca he poseído. Lo más lejos que como intelectual he llegado tratando de convencer o imponer mis ideas, por ejemplo, es divulgar y participar en esta disyuntiva existencial compuesta por dos opciones: (a) Nada existe después de la muerte (b) Algo existe después de la muerte. Frente a estas dos alternativas metafísicas, contrariando no a Pascal, sino a su consejo en la famosa apuesta, me he anotado en la opción (a) Nada existe después de la muerte. Manejando mi propia y particular versión, haré notar que sólo si pierdo la apuesta podré conocer el resultado, si ganase la apuesta, nunca lo podré saber. Interesante.

El GUERNICA. Las Musas Gitanas. (07/2000)

Posiblemente —según la opinión culta más generalizada—, el monumental Guernica de Pablo Picasso sea la expresión más caracterizada de un genio creativo. Sin embargo, a mi en particular, nunca me ha generado sentimientos o emociones estéticas. Nada que ver con Falla, Alberniz, Granados, Sarasate o Rodrigo. Nada que ver con San Juan de La Cruz, Machado, Lorca, Alberti, Hernández, Diego o Rosalía de Castro.

En pintura, por el generoso derroche de su obra, Julio Romero, ungido con la inspiración de las musas gitanas, nos ha deleitado desde siempre con la trémula sensualidad de sus morenas andaluzas. Aparte del realce anclado en el propio valor pictórico de sus lienzos, con el lejano rasgar de una conocida copla sevillana, la vivencia se magnifica y nos conmueve aún más intensamente todo el hechizo escondido en la nostalgia de aquellos ojos plenos de misterio y pena. Trascendiendo la copla, las musas suspiran en silencio la soledad de amores olvidados.

Por las diferencias de contenido y estilo entre los dos artistas, y tratando de ser simétrico y objetivo, más que una analogía podemos plantear un isomorfismo. Debemos entonces reconocer que, independientemente de sus méritos intrínsecos, el Guernica, al ser oportuna y rápidamente bautizado con ese título, de manera absoluta se consolidó como el emblema más representativo de la protesta universal en contra del totalitarismo agresor y de la barbarie de la guerra. En ello convergen histórica y multitudinariamente, con igual fuerza, víctimas inocentes, artistas e intelectuales libertarios, así como también demócratas y socialistas ilustrados de América y Europa. Desde ese punto de vista, similar a la exaltación y el delirio que generan las coplas y que de manera natural se trasladan al óleo, también en el Guernica se agrega, mediante una traducción de símbolos, a la valoración creática y artística de su esencia plástica, un elemento emocional connotativo de empatía y de solidaria conciencia por una humanidad martirizada.

Romero de Torres y Pablo Picasso, llegados pronto y jóvenes a la fama, contemporáneos y andaluces ambos, difícilmente hubiesen aceptado considerarse entre sí, como si fuesen pares. La semántica es sabia y nos da una pista para que podamos deshilvanar las hebras de esa madeja. Entre las diversas actividades donde es posible aplicar el concepto de pares —en el sentido de iguales o equivalentes—, es en el contexto de la Investigación Científica, especialmente en la Física, la Química y la Matemática donde ha sido utilizado con mayor frecuencia. En estas disciplinas, frente a una invención o a un descubrimiento, rápidamente se llega a una demostración y/o comprobación que crea un consenso sólido y robusto, entre todos los investigadores y científicos; primero acerca de la propia existencia del hecho y segundo en cuanto a su valor científico. Cuando se avanza hacia la Biología , la Ecología, las Ciencias Sociales y las Ciencias Humanas, gradualmente se dificulta y se pierde el aspecto demostrativo y/o comprobativo que fundamenta el consenso y si éste se llegase a alcanzar, se hará solo bajo un soporte de carácter holístico e intersubjetivo. El consenso acerca de la bondad y valor estético del Guernica, y/o de la Musa Gitana, necesariamente será del tipo holístico e intersubjetivo, razón esta por la que posiblemente los artistas nunca han utilizado el vocablo de pares para autodeterminarse. Los científicos en cambio, e independientemente del tipo de disciplinas que ejerzan y dominen y de la manera como logran el consenso, siempre entre sí, se han considerado pares.

Para referirnos al conjunto de disciplinas distintas a las que conforman a las Ciencias Básicas y Tecnológicas, hemos utilizado la denominación usual de Ciencias Sociales y Humanas. Independientemente de cuales sean las disciplinas que esta categoría abarque: Historia, Lingüística, Etnografía, Antropología, Sociología , Psicología, Educación, Geografía, Administración, Economía, en todas ellas conviven dos tipos de orientaciones metodológicas, que de cierta manera generan consecuentes y distintos paradigmas.

En la primera orientación —llámese Neopositivismo— se distinguen dos modalidades; una radical y otra moderada. El ala radical tomará a la Física Clásica como paradigma y le negará la condición científica a cualquier planteamiento que no esté enmarcado en el llamado Método Hipotético Deductivo Experimental. El ala moderada —por advertir que la aplicación de ese modelo es muy complicado en Las Ciencias Sociales e imposible en las Ciencias Humanas—, tomará el Operacionalismo de Bridgman como paradigma. Por ello sólo se intentará construir conceptos científicos, mediante definiciones operacionales que implican un proceso diacrónico de cuantificación y medición. Dado lo complejo y heurístico de las interpretaciones y explicaciones teóricas, se tratará por lo menos de alcanzar el nivel métrico de las escalas de intervalos iguales y la determinación de relaciones covariantes —no causales— que permitan la descripción y predicción estadística de fenómenos y eventos. Hasta aquí sería válido aplicar a los Investigadores y/o Científicos el concepto de pares, ya que en uno u otro caso, puede alcanzarse un consenso mediante la contrastación de resultados objetivamente comprobables.

En la segunda orientación —llámese Hermenéutica— también existirán dos modalidades. El ala moderada tomará a la Etnografía como paradigma, ya que se establece como propósito la descripción y comprensión de una realidad subjetual o intersubjetivamente compartida y no de una realidad externa al sujeto, determinada y definida de manera objetiva. El ala radical tomará como paradigma el Principio de Incertidumbre de Heinsenberg, llegándose hasta el extremo de afirmar que aún la construcción de la realidad física es dependiente de manera directa de la mente de un sujeto activo. En ese sentido, recientemente, en 1996, un físico norteamericano de nombre Alan Sokal, mediante una ingeniosa operación encubierta, emplazó y puso en descubierto a la prestigiosa revista "Social Text" y más tarde en 1997, junto con el físico belga de nombre Jean Bricmont, en referencia al relativismo y retórica del postmodernismo, escribió un libro denominado pertinentemente como "Imposturas Intelectuales". En esta modalidad, por su propia naturaleza, será dificultoso llegar a un consenso, cualquiera que sea su tipo y alcance, por ello a los científicos que practican esta orientación, más que impares, por su singularidad, habría que denominarlos primos.

En 1996, Sokal, para expresar de una forma simbólica y sintética su denuncia, utilizó como lema la frase " el rey está desnudo". Como seres humanos, domésticos y cotidianos, estaríamos tentados a pensar que respecto al arte moderno, también el rey ha estado desnudo. Sin embargo como científicos, tendríamos que reconocer que el arte constituye una dimensión distinta a la ciencia, donde no se utiliza el concepto de pares, que subyacentemente por lo menos implica una relación de equivalencia. En el arte, sería valido lo que en principio se conoce dentro de la Filosofía de la Ciencia, como criterio de inconmensurabilidad, en el sentido de que en ciertos casos límites no es posible comparar objetivamente los méritos de teorías rivales. En el arte —en oposición a la ciencia y a la técnica—, el único criterio de validez debería ser el sentimiento estético individual, que en algunos casos coincide con la crítica especializada y así concurren —en una primera consideración no es necesario analizar mediante cuáles mecanismos— colectivamente sobre una determinada obra y/o autor. Conviene sin embargo hacer notar, que mientras Guernica ha sido vista por millones de visitantes de museos, en cambio el Ulises de James Joyce, —obra literaria que sería el equivalente en una cierta jerarquía implícita— ha sido leída y examinada por muy pocos lectores.

En referencia al traje del rey, debemos de aceptar que con la semilla del impresionismo y a partir de 1905, con el surgimiento de la Teoría Física de la Relatividad, rápidamente las ideas de ruptura se extendieron a otros campos de la actividad humana, consecuentemente desde 1907 con " Las señoritas de Avignon" la corte del rey comenzó a cambiar y lo que ahora importa y se valora es precisamente lo contrario, que tanto el rey como la corte continúen sin trajes que vestir.

En virtud del principio de inconmensurabilidad, sólo quedaría por negociar, para aquellos burgueses tradicionales, detenidos en el espíritu vienés de finales del Siglo XIX, su justo reclamo de poseer tanta razón, como los que opinan y/o sienten lo contrario, ya que, por un particular concepto de progreso aplicado al arte, los unos se creen más sofisticados, cultos y superiores que los otros. Es el caso específico de la pintura, donde en razón de factores comerciales y mercantilistas, que curadores, banqueros y coleccionistas han estimulado, se exacerban algunos valores puntuales que, de manera inexplicable y a la vez sospechosa, en su momento histórico la crítica no fue capaz de detectar (Kahlomanía 2000).
Como una solución salomónica, se propone diferenciar, definitiva y excluyentemente la semántica de dos conceptos: Pintura y Plástica. Con el primer término, jerarquizaremos la primacía del color sobre la forma, con el segundo término, a la inversa, se privilegiaría la forma sobre el color, en consecuencia se propone operacionalmente una definición estática, blindada y/o amurallada, del concepto de pintura, explicitando que se trata de la "creación y combinación de colores, sobre un soporte de formas armónicas, no mutantes." Con el uso de un término propio de la biología estamos indicando que en la primera década del Siglo XX, en cuanto a la forma, se produjo una ruptura tan violenta —la denominamos mutante— que dio origen, nacimiento y proyección futurista a la plástica moderna.

Si, contrariando principios epistémicos básicos, nos dejásemos arrastrar por el modelo semántico que implica el nuevo sentido del concepto de mutante, podemos agregar que en el desarrollo científico de la Física no se dan mutaciones, en el sentido de que Galileo, Newton, Einstein y Plank no representaran entre sí discontinuidades y/o contradicciones, sino evoluciones aceleradas. Habría que añadir, en referencia al color, que por la naturaleza misma del fenómeno, no se presentarán mutaciones a menos que, precisamente mediante una mutación ontogenética —si ello fuese posible—, logremos captar longitudes de ondas fuera del espectro conocido.

Guerra Mundial con Piedras y Palos

Eduardo Galeano es un interesante articulo publicado en nuestra prensa nacional (Junio 5 / 1.999) criticaba la doble moral e inconsistencia de los actores que protagonizaron el reciente conflicto bélico europeo. En esa oportunidad utilizó como referencia analógica, la expresión " la próxima guerra mundial se hará con piedras", frase que atribuyó al sabio Albert Einstein. Hace algunos años tuve la oportunidad de leer otra versión de la anécdota que dio origen al tema, pero ella tenia un sentido distinto, era más compleja y solo en relación a las sofisticadas armas y tecnologías que fueron usadas en los Balcanes, sería parcialmente pertinente.

Ocurrió en la atmósfera ominosa que caracterizaba las relaciones entre los dos superpotencias atómicas de la década de los cincuenta. Cuando un periodista le pregunta al sabio, sobre cuales creía él, que serian las armas a usarse en una tercera guerra mundial, él respondió que no podía dar una respuesta precisa a esa pregunta, pero que con absoluta certeza afirmaba que los ejércitos a enfrentarse en la cuarta guerra mundial, lo harían armados con piedras y palos. No se hizo ninguna referencia al tipo de humanos que tomarían parte en las acciones. Obviamente, alertaba al mundo. De llegarse a generar una tercera guerra mundial, dado el poder masivo de los arsenales atómicos acumulados, la destrucción sería total.

Einstein era un comunicador nato, fueron muchas las frases y expresiones que inventó para reflejar y explicar una visión epistémica de la ciencia y del universo. Considero la más impactante aquella, donde aludiendo, a Planck, Heisenberg, Bohr y otros científicos especialistas en la denominada teoría cuántica de la física moderna y en razón al concepto de incertidumbre y al carácter probabilístico de la misma, argumentó y dijo, según relata el mismo Heisenberg, que se negaba a aceptar que la divinidad pudiese jugar a los dados, la suerte del universo. Bohr le replicó que no era humano prescribirle a la divinidad, como tenía que conducir al mundo. De esta forma elegante y leve expresaba su oposición a la teoría cuántica; pasó el resto de su vida y murió, intentando buscar una solución alternativa.

La maravillosa capacidad hiperbólica del pensamiento humano, me permite concluir que la metáfora utilizada, además de pertinente y acertada es también, por otra parte, muy sugerente. La pasión, al mismo tiempo exacerbada y mística, que embriaga a un jugador, posibilita que un simple mortal, en el fragor de una apuesta, pueda creerse poseído por la divinidad, o más radical aun, creer que forma parte de ella misma y que esas mágicas circunstancias, le harán favorable el resultado final.

Las Terceras Vías

Al festejar la boda de una bella joven con raíz tradicional católica, fui gratamente sorprendido cuando el sabio sacerdote, tutor y guía espiritual de esta familia desde su ordenación en las ya lejanas riberas del Yocoima, expresó profundas y cristianas reflexiones acerca del momento histórico en el cual nos ha tocado vivir. Culminó con una acción que de manera poética, conceptualicé como una manifestación avanzada en el albor de un nuevo ecumenismo. Afirmó; que había unido a la novia en matrimonio la vez primera, y por ello no podía repetir la ceremonia, pero que como sacerdote y amigo, sí podía bendecir a una pareja, que estando en plena juventud, aún tremulaba anhelos por enriquecer sus vidas.

Posteriormente, pensando en la noche, intuí de manera súbita, lo que podía ser conceptualizado como el elemento clave de lo que virtualmente se ha denominado la Tercera Vía. Hasta ahora se ha tratado de pensar la Tercera Vía, principalmente en lo político y económico, y dada la dificultad de describirla de una manera positiva —por lo que es— se ha tratado de describirla haciendo notar lo que no es. Para buscar una definición, me surgen algunos elementos constituyentes. La idea básica; dados dos conceptos opuestos, como bloques monolíticos dentro de su racionalidad teórica e ideal, sería necesario buscar, en la interacción operacional de intersticios contextuales, dónde y cómo construir esa tercera vía. Por esto —distinto a lo que ha planteado el grupo Blair/Clinton— no se puede establecer una clave o algoritmo general en lo político y/o económico, que de una vez sea utilizado como premisa o axioma, para operacionalizar otros diferentes aspectos, cual si fuesen teoremas. Por lo contrario tenemos necesariamente que vivir y convivir con el contexto, y del conocimiento empírico de ese contexto, confrontado con el escudo que representa un conocimiento disciplinario —científico, epistémico e intelectual— profundo y perfectamente aprehendido y aplicado, será entonces generada, con fortuna, inteligencia y suerte, una manera de construir soluciones en esos interticios.

Si aceptamos este planteamiento como supuesto fundante, la primera gran conclusión que podemos obtener será inmediata y actual. Los países atrasados no industrializados, cometerán nuevamente un grave error, si asumen que los mismos elementos y sus relaciones estructurales, que en los países industrializados de Europa van a constituir la tercera vía, pudiesen ser transplantados en su concreción ya operacionalizada, hacia nuestros países, que por costumbre seguimos denominando del Tercer Mundo. Este tipo de falla ya la hemos cometido tantas veces en el pasado, que con Santayana pareciera que no aprendemos de la historia, -incluida la reciente de los Tigres Asiáticos-, y por tanto estaremos condenados a repetir sus errores. Podemos sí, comprender los conceptos utilizados en esos países y mediante el conocimiento, talento e inteligencia, tratar de ver, primero si es posible adoptarlos y luego, cuál sería su forma de operacionalizarlos en el contexto.

En segundo lugar, puede entenderse que no existirá una sola y única tercera vía, sino que para cada ámbito o sector de la sociedad, será necesario establecer una propia tercera vía. Hasta ahora sólo se ha pensado la tercera vía en lo Político y Económico, asumiendo —erradamente— que establecidas sus relaciones como si fuesen premisas, en el resto de los ámbitos; Social, Educativo, Agromar, Hábitat, Ecológico y Científico, serán derivados lógicamente sus equivalentes operacionales. Deberá tenerse una tercera vía en cada caso. La coherencia funcional entre los distintos sectores y/o ámbitos debe ser construida con los elementos empíricos y limitantes del contexto y no asumida como una extensión de una lógica racional e idealizada.

Con esta breve presentación, hemos avanzado sólo un Delta en positivo. Para complementar nuestro concepto de la tercera vía, vamos a expresar brevemente algunos ejemplos de experiencias y/o escenarios puntuales, que pudiesen ser tomados como portadores del concepto.

Recientemente en las elecciones del 8/11/98, hemos presenciado una confrontación entre dos Sistemas Electorales opuestos: Listas Cerradas con Proporcionalidad vs. Uninominalidad Pura con un candidato en cada circuito. Se ha propuesto (El Globo, 12/11/98) como una opción —tercera vía— Listas Abiertas con Selección Nominal y Proporcionalidad.

La Educación Superior actualmente debate entre Gratuidad y Matrícula, aunque el debate deberá situarse a nivel de la Selección e Ingreso, ya que a manera de ejemplo, en la USB el 90% de los estudiantes proviene de Colegios Privados que en última instancia aceptarán cancelar una matrícula modesta. El problema que subyace será otro; entre el Modelo Selectivo y el Modelo Entrada Libre. Frente a ellos, ya en el pasado fue propuesto (Universalia, 1965) el concepto de Cupo Diferencial. En este Modelo se clasifica a los estudiantes en tres grupos, según dónde y el número de años que haya cursado de la Educación Media: Privada, Pública y Mixta. El número de cupos se repartirá proporcionalmente entre los tres grupos y cada estudiante dentro de su grupo, compite por su cupo.

En 1995, en el Congreso Mundial de Educación Ambiental celebrado en Caracas, cuando Ramonet da la primera voz de alerta con el concepto del Pensamiento Unico y en plena leyenda de los Tigres Asiáticos, presentamos el trabajo de investigación "Desarrollo Viable: Conocimiento Epistémico vs. Innovación Tecnológica". Propusimos al Pensamiento Epistémico como un elemento clave para diseñar un Desarrollo Sustentable, ya que ese concepto podía servir como puente —tercera vía— entre el Conocimiento Científico y Tecnológico por una parte, y el Humanismo Filosófico e Intelectual, por la otra.

Finalmente damos un ejemplo hasta ahora hipotético, que recientemente discutimos y acordamos con un grupo de destacados economistas egresados del Cendes. Con visión social y laboral se consideró el inmenso flujo de divisas que el país sacrifica para la importación de automóviles. Se planteó el siguiente escenario: Importación de Autos Usados con un mínimo de cinco años. Creación de pequeñas empresas comunitarias tipo ONG que de manera exclusiva importen hasta 200 unidades anuales. Permisar Talleres Mecánicos con una superficie máxima de 150 metros cuadrados, siempre y cuando sean atendidos por sus propios dueños. Se puede argumentar que con este tipo de proposiciones se entraría a contradecir la sacrosanta ley de las economías de escala, que en realidad no es ley sino teoría idealizada. Este argumento será reiteradamente utilizado, aunque se trate de bienes que por mucho tiempo no se producirán en el país y que en ningún país (industrializado o no( se ha generado históricamente, entre 1950 y 1998, una distribución del ingreso menos regresiva. El concepto generatriz originario; en España, hace veinte años y ya en proceso de industrialización, en pequeños expendios familiares, sólo se podía ofrecer leche, huevo y pan.

CIENCIAS SOCIALES:VIVENCIALIDAD ESPONTANEA Y/O TELEONOMIA ORGANIZADA

Con el título escogido queremos señalar, los dos extremos de un espectro posible de amplia curvatura, donde lógicamente existirán en distintos puntos intermedios, reflexiones valiosas de pensadores y científicos que, prudentemente y por cuenta propia, analizan y ponderan cuidadosamente los avances y aportes que en todo momento se reciben, desde los círculos hegemónicos del poder intelectual.

La creencia en una trascendencia espiritual y/o energética después de la muerte, constituye un indicador que barre desde el más corpóreo sincretismo afrocaribe, hasta la más pura abstracción oriental sobre lo inmanifiesto e innombrado. Apartando grupos primitivos aislados, sin contacto con la civilización occidental, la mayoría de las personas cree en algún tipo de trascendencia. El resto concientemente no toma posición o sostiene que esa mayoría pudiese estar equivocada. En este primer extremo no existen certezas, sólo fe y conjeturas.

En el otro extremo, Ott (1997), a propósito del Nobel otorgado al dramaturgo italiano Darío Fo, esbozaba la idea de que para obtener este galardón, además de supuestos méritos literarios, el laureado debería cultivar adicionalmente otro tipo de actividad, que ha sido denominada inorgánica y que además sea de un marcado carácter extraliterario, tal como "Salvemos los Osos Polares". Una afirmación equivalente podría decirse de los artistas plásticos. Se consagran, conformando modas, cuando la inteligentzia dominante, los reconoce, individualiza y destaca, tanto por sus exóticas formas de vida, como por su actuación en campos distintos a la realidad pictórica. En este ámbito tenemos dos buenos ejemplos de lo que debería entenderse por Teleonomía Organizada. En Ciencias Sociales, Sokal (1996), mediante la publicación de un ingenioso y controversial artículo en la conocida revista "Social Text" ha cuestionado la teleonomía organizada que se había apoderado de premios, editoriales y revistas prestigiosas.

Para las Ciencias Sociales y en esa dirección, ha venido desarrollándose y tomando espacio, una concepción que exhibe como uno de sus argumentos más espectaculares y llamativos, una afirmación relacionada con la Física Moderna, y en especial con la llamada Teoría Cuántica. Se pregona que siendo esta teoría, en su más íntima y profunda esencia, de carácter probabilístico, relativista y subjetivo, entonces, las Ciencias Sociales, con mayor razón, igualmente deberían también serlo. Una remembranza de la ya vieja y conocida quimera de Leibniz y Von Bertalanffy, por un paradigma unificado en las Ciencias Materiales, extendiéndose esta vez, más allá del dominio de la energía/materia. Sólo recientemente, Sokal y Bricmont (1997), a nivel mundial, en especial en Francia y Estados Unidos, con el lema "El rey está desnudo", han planteado una agresiva polémica develando la existencia de una retórica pretendidamente formal y cuántica, que en la Psicología y las Ciencias Sociales había venido siendo acumulada y yuxtapuesta por los promotores de ese relativismo vanguardista.

Desde 1961, he reflexionado sobre el problema de la similitud/unidad entre Ciencias Materiales y Ciencias Sociales. Mi posición actual ha profundizado las tendencias iniciales. Ellas han sido: (a) Ignorar una mítica unidad ontológica; (b) Dudar de la pertinencia y necesidad de la unificación metodológica, encarnada en el llamado Método Hipotético Deductivo Experimental; (c) Promover en las Ciencias Sociales al igual que en las Ciencias Materiales, una construcción objetual/dimensional del concepto, vía un Operacionalismo que acepte una raíz fuertemente empírica; (d) Medir de modo escalar el constructo; (e) Postular relaciones teóricas; (f) Estimar asociaciones y correlaciones. Actualmente, muy pocos científicos en las Ciencias Sociales suscribirían al Operacionalismo como un soporte epistémico válido; en ninguna librería reconocida de las grandes metrópolis occidentales, fue posible obtener un libro sobre el tema. Para todos ellos -filósofos y científicos- el Operacionalismo habría muerto.

El concepto de Operacionalismo, fue propuesto originalmente por Bridgman (1927), al analizar un cierto aporte de Einstein (1905), que éste en ningún momento enfatizó o inclusive concientizó. Nos referimos, concretamente, no al contenido de su famosa teoría, sino a la significación epistémica y filosófica de la forma de construcción de los nuevos conceptos de longitud, tiempo y simultaneidad. Einstein y todos sus comentaristas posteriores, en este aspecto, focalizan su atención, principalmente en el proceso fáctico de la medición de estos conceptos y no en el significado epistémico de lo novedoso del proceso para construirlos. Cuando Bridgman, a manera de ejemplo, para facilitar la explicación, traslada su propuesta al análisis de la formas cotidianas de medir la longitud, confunde de manera radical a los filósofos, que automáticamente y de manera inmediata se convierten en sus más acérrimos críticos, ya que el autor sólo describe de manera sincrónica y aparentemente ingenua, las operaciones finales del proceso de medición. En ese momento no se tenía presente la existencia de ciertas operaciones, hoy ya desaparecidas e ignoradas y de las que sólo restarían indicios y rudimentos históricos, pero que durante cincuenta millones de años, se fueron conformando diacrónica e iterativamente, para la construcción objetual de un concepto dimensional previo, necesario para posteriormente medir escalarmente la longitud. En muchos casos, esta medición continúa realizándose mediante el uso de reglas o varas rígidas y rectas, que se van colocando en una sucesión rectilineal. Nótese la redundancia tautológica de esta descripción, pero ello, en la praxis dialéctica de ese remoto pasado, constituía el abordaje epistémico pertinente y necesario.

En estos momentos terminales del siglo XX, albores del siglo XXI, si los filósofos le diesen una nueva y distinta lectura al Operacionalismo, en el sentido de entenderlo en su función primordial y primigenia de la construcción objetual/dimensional del concepto y no sólo en la medición escalar del mismo, entonces, la muy cuestionada afirmación de que "el concepto es sinónimo con el correspondiente conjunto de operaciones", vista ahora desde esta nueva perspectiva diacrónica, podría ser perfectamente comprendida y aceptada. No me queda ninguna duda de que la intención original del autor, aunque no lo haya podido expresar con claridad, estaba referida a la construcción objetual/dimensional del concepto y no sólo a su medición escalar, ya que esta fase final sólo recoge los aspectos fenoménicos que restan y permanecen de todo ese complejo proceso; iterativo evolutivo y filogenético, tal como si se tratase de una entidad orgánica.

DE PIEDRA, PAPELES Y TORNILLOS

En el acontecer nacional, educativo e institucional, a través de toda nuestra historia, se generan cotidianamente variadas polémicas en relación a todo tipo de temas. En estas polémicas y según el razonamiento de los participantes, es posible establecer tres grupos clasificatorios. El primer grupo razona y opina de acuerdo a leyes y reglamentos establecidos, independientemente de si consideran que estas leyes sean pertinentes o no. Un segundo grupo que sólo razona sobre el Corpus sobre el cual se aplica la ley, interpretando en cada momento el Deber Ser, independientemente de lo que haya sido establecido en la ley. Estos dos grupos son consistentes. El tercer grupo es aquel que se mueve entre los dos extremos anteriores; en un determinado momento se guía por lo establecido en la ley, en otros momentos por su interpretación del Deber Ser sustantivo. Estos deslizamientos pueden darse en el tiempo, en la consideración de dos tópicos diferentes, pero puede haber casos extremos en los cuales el deslizamiento ocurre casi simultáneamente, en la discusión de un mismo punto, según sea la conveniencia o no de los intereses. Este último grupo, por su inconsistencia, confunde cualquier tipo de acuerdo.

Ejemplos: el Ejecutivo debe cancelar en 1998 la norma de homologación según el incremento promedio del índice de inflación. No es válido argumentar -a menos que se declare una emergencia nacional- que no se tienen los recursos. Si se derogase la norma, ésta dejará de tener efecto para el año 2000. Por otra parte, para ascender al escalafón de Profesor Titular, se debe poseer el título de Doctor, ello debe ser acatado independientemente de que no se ofrezcan suficientes cupos en el país. Esto es sólo un ejemplo. En cualquier discusión, por pequeña que sea, siempre existirán grupos o personas no consistentes que conscientemente o no se deslizan a su conveniencia, entre lo que establece la Ley y su interpretación del Deber Ser.

GRIS ES TODA TEORIA

Recordando a tres grandes maestros: Juan David García Bacca, Guillermo Pérez Enciso y Angel Rosenblat.

A diferencia de las Ciencias Sociales, las Ciencias Naturales mejor llamadas Ciencias Materiales, se han caracterizado por utilizar lo que se ha denominado definiciones operacionales. Este tipo de procedimiento por expresar las variables en mediciones bien precisas, ha hecho posible, tanto la contrastación como el desarrollo, de razonamientos muy rigurosos. Algunos filósofos radicales, diríase mejor fundamentalistas, han llegado al extremo de aceptar como mediciones, únicamente las que son realizadas en el nivel métrico de las escalas de razón, para ellos sólo tendrían validez, aquellas que justamente son consideradas fundamentales; longitud, tiempo y masa, y consecuentemente las derivadas, entre otras para nuestra cotidianidad; la velocidad, aceleración y peso.

En esa atmósfera direccionalizada, siempre fue ambición de psicólogos y filósofos, el lograr que sus propias disciplinas tuviesen el mismo nivel de rigurosidad de las Ciencias Materiales, aunque asumiendo distintas actitudes respecto a la medición. En algunos casos a favor, en otros, prudentes, y en la mayoría, opuestos. Al haber identificado erradamente definiciones operacionales con experimentación, no se ha explorado en estos ámbitos formas alternativas para desarrollar procedimientos analógicos o equivalentes, pero de igual rigurosidad. No obstante, manteniéndose en ese espíritu, una manera de avanzar ha sido el utilizar cierto tipo de conceptos; algunos ya clásicos y bien establecidos formalmente, como el de validez y el de confiabilidad otros con mayor saturación semántica, como por ejemplo, coherencia, verosimilitud y robustez. Es de esperar que en los próximos años se puedan desarrollar estudios y análisis que convencionalmente limiten y caractericen términos como los antes mencionados. Tengo la convicción que hacia el futuro, el papel instrumental y básico que juega la medición en las Ciencias Materiales, lo tendrá, en el caso de la Filosofía, un análisis más interconectado y una comprensión más estable, de la semántica de sus conceptos. En las Ciencias Sociales hemos de insistir en el proceso diacrónico operacional de medición, y la consecuente búsqueda de confiabilidad; la validez se dará por añadidura.

Como científico, en ese movimiento dinámico entre la cuantificación por un lado y la significación epistémica por otro, una manera -un tanto poética o figurada pero definitivamente ligera y provisional- como he tratado de alejar y disolver la imagen de esa no tan aparente ambigüedad, ha consistido en endosar y asumir un conocido texto del famoso escritor y poeta alemán Goethe. Este texto me permitirá, al mismo tiempo, como muestra de un intento precoz, en la búsqueda de la coherencia, verosimilitud y robustez antes mencionada, reflexionar y analizar el sentido de los conceptos cuando son traducidos, e inclusive avanzar en el proceso histórico de los cambios de significado.

En castellano, las traducciones más conocidas del texto en referencia -omitiendo la mención del caro amigo- son: "Gris es toda teoría. Verde y dorado el árbol de la vida; alternativamente "Gris es toda teoría. Verde el árbol de los frutos dorados de la vida". "Gris es toda teoría. Verde el árbol dorado de la vida". En algunos casos en lugar de "dorado" se ha usado "áureo" y en otros, cuando ello sea posible, se conmutan "árbol" y "dorado".

Una primera consideración se refiere al uso del término Teoría. Me pregunto si después de doscientos años ese vocablo conservará el mismo significado. En la actualidad, la palabra Teoría, como término científico se asocia fuertemente a Ley, influido por ese planteamiento, recientemente he utilizado la expresión "Gris es toda especulación". Dentro de un análisis semántico, y con el propósito de una mejor comunicabilidad epistémica, que no literaria, también podría ser utilizado "Gris es todo concepto". Lejos está de mi pretender cambiar la poética original; en todo caso correspondería a los exégetas desarrollar estos extremos.

Respecto a la segunda parte, en "Verde y dorado el árbol de la vida", la estructura lingüística nos sugiere en una primera interpretación, tratar el término "dorado" como un color, por ejemplo, el color de los frutos como lo establece una traducción no muy conocida de Santayana, aunque si ésta hubiese sido su inspiración, el poeta habría utilizado otro término. Por ejemplo, aunque en este momento nos resultase extraño: "Verde y gualda el árbol de la vida". Este no es el caso. En "Verde el árbol dorado de la vida" no se puede entender el término "dorado" como si fuese un color, ya que a nivel puramente lingüístico/semántico se daría una contradicción. El término deberá entenderse metafóricamente como "esperanza realizada; exaltada y plena". Creemos que esta traducción refleja con mayor fidelidad la poética expresada en el idioma original.

Al concluir este breve ejercicio y sin profundizar analíticamente en la idea, pudiésemos pensar que -"la serpiente se muerde la cola"- de alguna manera estamos pretendiendo operacionalizar la semántica y endurecer la filosofía. Es posible. En la medida en la cual comprendamos que el Operacionalismo, sólo si se considera sincrónicamente se confunde con la fase final de medición, pero que posee un componente teórico desarrollado diacrónicamente, entonces podemos aceptar y buscar la forma en la cual se pueda llegar hasta la semántica y por ende hasta la filosofía misma.

EL REINO DEL OLVIDO

De entrada debo admitir que no siento culpa o responsabilidad por un título que seguramente no es original. Como en las telenovelas, el amante frente al juez que lo acusa, expresa con total convicción "no lo hice, pero hubiese podido".

He leído recientemente un simpático artículo del escritor Rivas Rivas sobre originalidad en poesía. Al recrearme en el tema, como un Dédalus cualquiera, he disfrutado de mis veinte [prefiero este acorde] horas en Dublín, por ello he conformado, a la libre, un emotivo palimpsesto, que imperfectamente expresa el por qué en este mundo postmoderno, las moiras ya se han desvanecido.

La investigación científica, con toda seguridad, es un oficio; el saber, para algunos una vocación, para otros una pasión, pero la poesía definitivamente un dejá vu. El investigador, en el sentido de reconocer sus fuentes originales, tiene el deber ético de ser absolutamente transparente, ni siquiera por omisión puede dejar de serlo. Al científico, cuya pasión estriba en la creatividad y construcción del conocimiento, durante esa ordalía no le importa demasiado precisar, si el saber que en ese momento se está forjando, es o no original; al final ya se verá. La poesía es otra cosa, otro es su reino. "Las espadas ociosas sueñan con sus batallas, otro es mi sueño" (Borges). Siempre soñaba en duermevela con un verso donde ligeramente se expresaba: "Desde la noche vengo y hacia la noche voy". Por otra parte, aun antes de encontrarles, ya había intuido y olvidado al Juan de la Cruz y también a Góngora, oscuro y solitario. ¿De dónde ha surgido entonces, ese embrujo raizal y perenne de la noche?

Distante, en un pueblo conocido como la Villa del Yocoima, en la más lejana memoria de la década de los años cuarenta, cuando las niñas del colegio María Inmaculada, en una actitud esquiva, me velaban sonrisas y afectos, mostrándose en cambio generosas con sus silencios, decidí —como todo poeta precoz y temporal— acercarme insomne hasta la noche. [Por múltiples motivos supongo, que este no sería el caso de Rimbaud y/o Baudelaire].

A partir de ese momento tomé la costumbre de buscar y enlazar frases o poemas sobre eternas vivencias de la noche. "En las altas noches cuando sopla el viento / solitario cruzo entre las piedras", estaba convencido que en su femenina y necesaria corporeidad, hechizada al extremo por un exquisito y leve aroma de jazmines tempranos, se me permitiría compensar sueños con pesares. En esos íntimos senderos, habitan sombras, voces, arcanos y trincheras, que se van asociando pausadamente con el alma solitaria de los atardeceres.

Algunos años mas tarde, en Boston/Massachusetts, con la lectura casi obligada de Emerson, Thoreau y Longfellow, en el invierno hube de recordar. ["Voy trasnochando el camino / con mis pasos de borracho / bebiéndome mis fracasos / forjando así mi destino / destino de viento y barro / fraguado en brisa y espuma / en patios de la esperanza / en caldos de la amargura"]. ["Noche silente / corazón en calma / voces horadando la noche / oscuro postillón que cruza / así noche silente / el tiempo siente / tu cabeza dormida / y mis pasos perdidos"]. Un gélido contraste, entre el gris penitente de esas horas y el saudade acelado del terruño, avivó el crisol memorioso de otros tiempos.

La poesía en algún momento de nuestras vidas asume su posesión, por ello nos pertenece a todos de la misma manera. Siempre se han escrito los mismos versos, dolorosamente sin embargo ya olvidados, sólo nos resta un sutil celaje de nostalgia.

MÚSICA Y SEMÁNTICA

Hace algunos años cuando el maestro Luis Morales Bance estrenó su monumental obra titulada Berruecos, le prometí escribir este artículo. He de aclarar que hice dos intentos previos, pero un duende epistémico, por las dificultades que cada vez me surgían para expresar la idea nuclear, desviaba su contenido y como consecuencia surgieron otros dos ensayos, en los cuales apenas se asoman, con mucha timidez y/o audacia, gérmenes de aquello que se me escapaba.En "Gris es toda Teoría" (El Globo/24-02-98) expresaba: "Al concluir este breve ejercicio y sin profundizar analíticamente en la idea, pudiésemos pensar que "la serpiente se muerde la cola", de alguna manera estamos pretendiendo operacionalizar la semántica y endurecer a la filosofía". En "El Operacionalismo: una Epistémica para el Tercer Milenio" aún sin publicar, decimos: "Supongamos una escala semántica que mida la comprensión precisa del significado. Se tiene un Valor Máximo de cien puntos, con un relato descriptivo para una audiencia culta, por tanto absolutamente comunicable y se tiene un Valor Mínimo de cero puntos, para la semántica cuasi individualizada y privada que desarrolla un aficionado a la música romántica del clasicismo alemán".Debo confesar que el punto de no retorno lo alcancé recientemente, cuando tuve la suerte de leer la documentada presentación que hizo Valentina Marulanda a un libro del músico venezolano Reynaldo Hahn (Papel Literario/21-02-99). Pude exorcizar ciertos escrúpulos intelectuales, especialmente para un operacionalista como pertinazmente pretendo ser. Al encontrar similitud con algunos de los temas, que en mí pugnaban por cristalizar, pude obtener una cierta seguridad, observando que en el tratamiento de esas ideas, subjetivas y peculiares, ya se había alcanzado una cierta tradición en el pasado. Decía Reynaldo Hahn: "Ante una obra instrumental sólo siento admiración, pero no me atrapa. Una frase musical me agrada, pero no me sobrecoge"/"Soy poco dado a la música instrumental. Sólo una cosa me interesa, me obsede, me entusiasma: la unión de la literatura y la música".Con relación a esta opinión, apunta Valentina Marulanda "¿Una forma de atentar contra la autonomía de la música cuyo verdadera esencia, como bien lo expresó Jankelevitch, es la de ser inexpresable por la palabra?"/"Su racionalismo, sin embargo, no es el de los filósofos de los siglos XVII y XVIII que privilegiaron la poesía "arte discursivo", "lenguaje de la razón", colocándola en el rango más elevado de las artes, en virtud de su contenido conceptual, la música, en cambio, encantadora cortesana, "lenguaje del corazón" y asemántica por definición, era reputada arte menor".Cuando escuché Berruecos pude comprobar, en cuanto a las esferas de la atención y de la sensibilidad, una diferencia entre Música y Palabra, aunque de manera distinta a lo descrito por Hahn. Las partes verbales y narrativas me inducían a una mayor concentración intelectual. El estar atento y pendiente a ese desarrollo conceptual, me impedía posteriormente disfrutar los bellísimos movimientos instrumentales, puramente musicales, como hubiese sido mi deseo. Aparentemente una contradicción. Como expresiones evocadoras de vivencias, privilegio la Música sobre la Poesía y la Poesía sobre la Prosa, aunque paradójicamente cuando compiten por mi tiempo y mi atención, me deslizo intelectualmente hacia la trama argumental del relato. En otras palabras, para disfrutar plenamente de la música, debo estar aislado de cualquier otra clase de estímulo, ya sea físico o intelectual. Con los recientes avances de la neurociencia y la teoría de la especialización de los dos hemisferios cerebrales, sería posible con una cierta audacia, lanzar una hipótesis explicativa. No es el momento. Al final del concierto sinteticé la experiencia en una sola idea "La palabra posee una semántica más estructurada que la música". Pero este pensamiento implicaba algo más, ya que por el mismo hecho de establecer una comparación entre Música y Palabra, de alguna manera estaba asumiendo, que ambas poseen una semántica —una fuerte y otra débil—. Esta apreciación en cierto modo contradice lo establecido, de que la música sea asemántica por definición. Aceptando y convencido de que en efecto, la música es inexpresable por la palabra, entonces ¿A qué tipo de semántica me refería?. Este es mi intento. En la Edad Media, cuando se creía en brujas, duendes y demonios, era tan real un unicornio o una quimera, como una cebra o un leopardo. Tenía total validez una conocida sentencia latina que traducida libremente dice: "Las palabras señalan mediante conceptos" ¿Qué señalan?, precisamente: unicornios, quimeras, cebras y leopardos. La articulación sónica "Unicornio" al desarrollarse iterativamente como concepto, señala a un animal mitológico con determinadas características. ¿Qué sucedía antes de que las palabras pudiesen señalar?. Ni existían los conceptos, ni ellas existían como tales palabras. Las expresiones sónicas, en un principio imperfectas e inacabadas, al ser usadas para tratar de comunicar (Wittgenstein) van conformando iterativamente mediante la observación, la experiencia y la imaginación, una sucesión de imágenes y protoconceptos, para que en algún momento suceda una relación recíproca y reversible (Ullmann) entre sonido y concepto, aunque ya en ese momento el sonido no sea simplemente sonido, sino Imagen Acústica (Saussure). De tal manera que al oír la expresión, se evoque y al evocarse el concepto, se pronuncie o se articule mentalmente sin sonido. Haremos notar, de manera curiosa e interesante, que la sentencia latina sólo destaca de forma expedita dos instancias: la palabra y el concepto, dejando una tercera instancia implícita en la acción de señalar, es decir no llega a explicitar qué es lo que se señala: ¿ente, objeto, cosa?. Esta lectura intencionada está de acuerdo con la tradición semántica moderna que sólo toma como objeto de estudio la relación Palabra/Concepto, haciendo a un lado ese tercer elemento que en el tradicional triángulo del significado de Ogden y Richards recibe el nombre de Referente. En la realidad externa no existen unicornios y quimeras, pero al constituirse el binomio Palabra/Concepto, como la palabra señala mediante conceptos, entonces algo debe ser señalado. Las Palabras/Conceptos de carácter abstracto, desde un inicio no tienen un objeto concreto referente, a posteriori, las definiciones —relación de género próximo y diferencia específica— sería lo más cercano al papel de un referente. Tomando como principio la no necesidad de una existencia real y previa del referente se puede establecer una interpretación analógica en la música. Cuando se escucha por vez primera un idioma extranjero, el oyente sólo percibe un flujo continuo de sonidos, posteriormente va discretizando partes, que se corresponden con ciertas palabras y/o referentes que de manera particular ha ido pronunciando y aprendiendo. En la música el oyente no tiene un contexto externo, ya que en este caso no preexiste ni lo equivalente a las palabras, ni lo equivalente al referente, que puedan servirle como ayuda para tratar de individualizar y fijar partes del continuo. Es el propio oyente quien estructura y modula. Suponemos que cuando un oyente, para su deleite, se inicia en una pieza puramente instrumental, entonces asocia indirecta e inconscientemente, elementos previos de su experiencia musical. De esta manera le va incorporando a la música una potencia evocadora y vivencial; posiblemente más difusa, leve y evanescente. En semántica ello equivale a la dirección Sonido: Concepto, en este caso la dirección será Música: Vivencia. No podemos asegurar la dirección recíproca Vivencia: Música, sin embargo es posible que esta dirección sea la transitada por compositores y similarmente en su ámbito, por místicos y poetas, cuando tratan de traducir y expresar su estro e inspiración. Podemos afirmar, metafóricamente, que el oyente va creando sus propias quimeras y sus propios unicornios. En la música no preexisten cebras y leopardos, aunque algunos compositores así lo hayan pretendido con la escritura de música descriptiva y/o programática, y aún en este caso, el oyente creará su propia versión y paulatinamente los convertirá en quimeras y unicornios. Para expresarnos, hemos tenido la necesidad de utilizar el término "Vivencia". Regresando nuevamente a la semántica, trataremos de aproximarnos a un término que tenga una connotación menos psicológica. En el triángulo de Ogden y Richards, el vértice superior históricamente ha venido recibiendo diferentes denominaciones, siendo las más aceptadas: Significado (Saussure), Sentido (Ullmann), Concepto (Lyons); posteriormente algunos autores Heger/Baldinger, comenzaron a establecer diferenciaciones entre ellas, hasta que finalmente Rüzena Ostrá (1974) las discrimina completamente, utilizando en lugar del triángulo, una modificación del trapecio que había sido propuesto por Heger. Para presentar una cierta diferencia con respecto al Sentido, mencionaremos a Frege quien, desde 1892, es autor de un ejemplo clásico: "La Estrella Matutina/La Estrella Vespertina". Se establece correctamente, que cada una de las dos expresiones posee un sentido diferente, pero un mismo referente: Venus. Esta afirmación se constituye como certeza una vez que ya se posee el conocimiento previo de que en efecto existe un solo referente. Por lo contrario, cuando ello no era conocido se tenía: dos Significantes, dos significados, dos sentidos, dos conceptos y dos Referentes. Una vez conocido que dos expresiones tienen el mismo referente, los lingüistas prefieren utilizar el término de Sentido, estando en discusión y no resuelto todavía, qué sucede con el resto de los componentes intermedios mencionados en la secuencia. ¿Se unifican o continúan separados?. Podría existir una tercera posición, muy interesante como planteamiento teórico: permanecen separados pero con menor varianza entre ambos, a medida que la secuencia se acerca al Referente. Estas explicaciones nos llevan a postular una cierta diferencia comunicacional entre Sentido por un lado y el resto de los componentes por el otro. Por tanto, como una construcción terminológica geométrica entre Sentido, Sensibilidad y Vivencia proponemos el vocablo Sénsito, individual y privado para cada oyente, como término isomórfico en la música para el vértice superior del triángulo del significado en la semántica. En síntesis podemos concluir diciendo, que la ciencia únicamente trabaja con definiciones operacionales. Conceptos que se transforman en constructos de alta confiabilidad, muy cercanos como ideal de validez científica al Referente. En el ensayo se maximiza el Significado y se minimiza el Sentido. En la poesía se maximiza el Sentido y se minimiza el Significado. La música únicamente se expresaría mediante el Sénsito. Desde este punto de vista se puede comprender y aceptar perfectamente, mediante una nueva lectura, la afirmación previa de que la música es asemántica por definición y reiterar que no es expresable en palabras. Si el uso del término Sénsito nos resultase cargado de austeridad medieval y escolástica, es decir, sin duende, sin alma y sin vuelo, podemos cambiarlo por una expresión poética y sólo decir que la música tiene encanto.

Versos Perfectos. Recuento. Conclusiones y Cierre

Leí (El Nacional/ Escenas-07-12-2009) el articulo titulado los Versos perfectos de Andrés Bello del académico Francisco Javier Pérez.
Envié un comentario a Lectores El Nacional que fue editado en forma sintética y publicado (17-12-2009). Posteriormente (18-12-2009) el Defensor del Lector con el titulo “Decisión: de la perfección en un verso” sintetizo y edito los comentarios del autor Francisco Javier Pérez. Finalmente y como cierre envié una nota/comentario a lectores El Nacional. Creo no ha sido publicada todavía.

I. Comentario Inicial. Versión Ampliada.

Me sorprende, complace y satisface --epistémicamente-- leer el artículo del académico Francisco Javier Pérez (Escenas. El Nacional. 07/12/2009) titulado “Los Versos Perfectos de Andrés Bello”. Se incluye también a Fray Luis, Garcilaso, Neruda, Andrés Eloy, Lizcano, Baralt y Lazo Martí. Me pregunto por Salmerón Acosta y me entra la duda con Gerbasi. "Desde la noche vengo y hacia la noche voy". Muy especialmente me interesaría conocer: (a) Si existen Versos Perfectos, también deberían existir Versos Imperfectos. (b) Una aproximación conceptual de las nociones de Versos Perfectos y de Versos Imperfectos. (c) Una aproximación operacional de Versos Imperfectos, mediante el señalamiento de autores/poetas que hayan escrito este tipo de versos.
Se sobreentiende que el escribir Versos Imperfectos, no implica que el autor no pueda ser reconocido como un gran poeta. Me viene a la mente la historia de Delpino y Lamas, autor hacia 1890 de unos versos muy extraños y disparatados para la época: "pájaro que vas volando/ parado en tu rama verde/ pasó cazador matóte/ más te valiera estar duerme". En 1962 el gobierno de Rómulo Betancourt se enfrentaba a un movimiento armado de guerrillas dirigido y fomentado por el Partido Comunista y Fidel Castro. Al mismo tiempo, intelectuales contestatarios de la izquierda, atrincherados en los grupos literarios y/o artísticos: Sardio, Tabla Redonda y Techo de la Ballena, trataban de promocionar y encumbrar a Delpino y Lamas como el gran poeta venezolano precursor del modernismo (ver: Manuel Caballero. Papel Literario. El Nacional.29/10/2005). Dado el enfrentamiento armado con el gobierno, no fue posible obtener el apoyo necesario de las élites culturales del estado y por ello fracasaron en su empeño. Muy distinto hubiera sido el resultado de esa aventura, si este esfuerzo entramado se presenta en el periodo edulcorado de 1985/1993 a un Jaime Lucinchi o a un Carlos Andrés Pérez. Delpino y Lamas probablemente estaría en el Panteón Nacional, tendría plaza y estatua con su nombre y sería insignia de un premio internacional de poesía contemporánea. (Ver detalles en mi Blog: maxcontasti1938.blogspot.com "Sobre Arte y Humanismo").


II. Comentarios del Autor Francisco Javier Pérez editados por el Defensor del Lector.

Max Contasti nos escribió requiriendo mayor precisión conceptual de parte del columnista Francisco Javier Pérez, al calificar éste de “perfectos” los versos de Andrés Bello en su columna Palabra sobre palabra del día 07/12/2009.
Así, Pérez sintetiza las respuestas a las inquietudes del lector de la siguiente manera: “Me parece muy interesante el señalamiento de este calificativo lector sobre un calificativo que nadie dudaría en el caso de Andrés Bello: perfecto. Lo primero, cómo dudar que no sean perfectos esos versos cuando tanto daño han hecho a quienes no han querido entender su grandeza en estas lides. Sin embargo, son perfectos pues hablan potentemente al corazón y sus imágenes son contundentes para describir la pasión americana de la que fuimos hechos. Recomiendo leer, para amarlo, Andrés Bello. La pasión por el orden, de Iván Jaksic, editado por Bid & Co y la UCAB”.
Recuerda además que en la mayoría de los casos, el espacio limitado del que dispone para escribir su columna no le permite muchos otros desarrollo que le gustaría hacer. En todo caso, la perfección poética no debe ser entendida con rigurosidad científica sino como producto de la suma de múltiples atributos que le dan a ésta la capacidad de movilizar pasiones.


III. Conclusiones y Cierre.Versos Perfectos.

Leí la nota del Defensor del Lector (El Nacional.18/12/2009).Para un científico resulta apasionante un dialogo--por su naturaleza exquisita, la poesía no puede ser campo para la polémica-- sobre el tema. Estoy absolutamente de acuerdo: “la perfección poética no debe ser entendida con rigurosidad científica”. En “Música y Semántica” (Google/blog maxcontasti1938.blogspot.com) propuse tres niveles de dureza:(a) Semántica del Ensayo (tradicional, aproximado a la rigurosidad científica). (b)Semántica de la Poesía (Intermedio). (c) Semántica de la Música (Para establecer un contraste con el primer nivel propuse crear un nuevo término: Sénsito). Ciertamente se me generó una inquietud de carácter epistémico: “Si existen Versos Perfectos también deberían existir Versos Imperfectos”, por ello cité “pájaro que vas volando” del poeta Delpino y Lamas. Finalmente nótese que se ha manejado el término de “Perfecto” con distintos sentidos (a) Métrica (“el caso de Andrés Bello”). (b) Efectos (“no han querido entender su grandeza”). (c) Vivencias (“hablan potentemente al corazón”). Aquí cité al más bello de todos: “Desde la noche vengo y hacia la noche voy”. Obviamente subjetivo y personal.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Sobre Arte y Humanismo. Claves Epistémicas Integradas.

Se puede diferenciar arte y espectáculo, así como también se puede distinguir entre arte y denuncia, o los equivalentes de provocación y escándalo. Impulsados por la moda y mediante un cierto costo monetario, algunos aficionados disfrutan de la Aída como un gran espectáculo nocturno de trompetas, caballos y elefantes. Otros con mejor fortuna, en la tranquila soledad del espíritu, al prescindir y olvidar la trama sentimental de la obra despojada de toda su coreografía y fanfarria, pueden deleitarse exclusivamente con la poética vesperal de su apasionante melodía.
Al leer el Papel Literario (29/10/05) del diario “El Nacional” (Caracas, Venezuela), en un principio quedé ensimismado al contemplar la exquisita belleza y poesía de “Una Caraqueña del Siglo XX”. Posteriormente fui atrapado en la línea argumental de los versos de un poeta llamado Delpino, al intuir primero y reconocer después, la posibilidad de explorar con ellos una profunda veta de carácter epistémico. Delpino fue un divertido personaje residenciado hacia finales del siglo XIX en la Caracas festiva de la época de Guzmán Blanco. Como poeta, en una cierta oportunidad, compuso unos versos tan extraños, disparatados y de tal suerte, que en el bachillerato eran una referencia obligada para mostrar ejemplos de una escritura supuestamente literaria, con la apariencia formal de un verso, pero sin ningún contenido poético. Dice el texto: “Pájaro que vas volando / parado en tu rama verde / pasó cazador matóte / más te valiera estar duerme”. Al reencontrarme y leerlos nuevamente, de alguna manera y por algún motivo los he asociado con la famosa pintura “Las Señoritas de Avignon”, creada en 1907 por Pablo Picasso.
El historiador Manuel Caballero (2005), desarrolla su trabajo periodístico sobre el mencionado poeta, estableciendo dos partes bien diferenciadas: (1) la propuesta, elaborada a inicios de la década del sesenta por los grupos literarios Sardio, Tabla Redonda y Techo de la Ballena, y utilizada como una forma de reto intelectual y político, tratando de promover a Delpino como un poeta anticipadamente modernista; (2) el hallazgo del investigador Juan Carlos Rey mostrando la existencia de otras dos coplas muy similares a los versos de Delpino. A pesar de la curiosidad y/o intriga que se despierta con la segunda parte, me ha interesado mucho más la posible significación epistémica de la primera. Caballero (2005), citando sus propios argumentos escritos hace más de cuarenta años, nos presenta al poeta. “Con aquellos cuatro versos, nuestro Delpino y Lamas se sitúa en la línea de uno de los más grandes creadores de la literatura universal, ese Dostoievski para quien, si bien es cierto que dos y dos son cuatro, es mucho más bello que sean cinco”. Por otra parte, en concordancia con la afirmación anterior, a manera de resumen nos describe y caracteriza los versos “como un adelanto a las distorsiones lingüísticas de la poesía del siglo XX”. Analíticamente se expresa: (a) En relación con los dos primeros: “Toda la poesía contemporánea está llena de esos absurdos, por lo menos a partir del dadaísmo: ¿Acaso buscaban decir algo concreto los “cadáveres exquisitos” y en general todos los productos de la escritura automática surrealista?”; (b) “En cuanto al enclítico del tercer verso (pasó cazador matóte), con él, nuestro burlado poeta finisecular se eleva a las alturas del más grande de nuestra lengua, quien fue capaz de crear belleza en un verso, empleando dos gerundios seguidos, cuando uno sólo ya era considerado feo de toda fealdad”; (c) “En el verso final (más te valiera estar duerme), Delpino se atreve a una distorsión sintáctica que sólo osará, mucho más tarde, César Vallejo”.
Admitida y reconocida la afinidad y semejanza de Delpino con el surrealismo y con otras corrientes artísticas y/o literarias, especialmente del primer tercio del siglo XX, esa “cuarteta de rima imperfecta, casi verso libre”, por haber sido escrita antes en el siglo XIX, nos posibilita una especial y única oportunidad para que, sin prejuicios y sin estar condicionados por una moda impuesta sistemáticamente por la inteligentzia (*) europea, pudiésemos evaluar --aunque fuese de manera transitiva, indirecta y vicaria-- la cualidad y belleza poética de manifestaciones artísticas similares y/o próximas al surrealismo. En ese sentido, presento la opinión inocente de un observador culto, competente y espontáneo, por ende no comprometido. Dice Juan Carlos Rey, citado por Caballero (2005), “Me parece evidente que tan estrafalarios textos (...) como los que estoy comentando no pueden ser resultado de tres creaciones originales independientes que coinciden por puro azar”. En efecto, en relación con la evaluación propuesta, el juicio previo, sonoro y radical de “estrafalarios textos”, señala, confirma y de ninguna manera contradice las formas y los contenidos artísticos que han sido productos propios tanto del surrealismo como del dadaísmo. Adicionalmente, reitera y aclara Caballero: “Ahora bien, si el verso se recuerda y hasta se repite, eso se debe más a su circunstancia que a su valor intrínseco, poético”.
Al contrastar y analizar los juicios emitidos por Caballero y Rey, podemos generalizar y aceptar que en la evaluación del binomio obra/autor es posible discriminar dos tipos diferentes de valoración. Una básicamente puntual, interna y vivencial, vigente dentro de los límites temporales de una cultura que vamos a denominar con el término de Valor Poético, y otra básicamente procesal, externa y consensual, relacionada con la innovación, aporte y comparación con el entorno artístico que vamos a denominar con el término de Valor Histórico. En el caso de los versos antes mencionados, Caballero, al referirse a su valor histórico, los califica positivamente; Rey, al referirse a su valor poético, los califica negativamente. La presencia de juicios opuestos y extremos, aparentemente contradictorios aunque fuesen propuestos sobre dos aspectos diferentes, también en su época coinciden en el surrealismo y en el dadaísmo por su cualidad polémica de ser movimientos avanzados de ruptura, que se empeñan en innovar y crear nuevas formas y estilos, enfrentando para ello de cualquier manera a la tradición históricamente establecida.
Estas dos corrientes, surrealismo y dadaísmo, constituyen en su momento el ámbito más caracterizado, donde con gran ímpetu y vehemencia se expresa lo sorprendente, extravagante y paradójico de esos tipos de ruptura, que tanto en su forma como en su contenido, se anidaban en todos los movimientos artísticos de Europa. Será un lugar común nombrar a Schoenberg y Berg, Picasso y Duchamp, Joyce y Lawrence, Breton y Aragon. La ruptura extiende su impronta iconoclasta hacia todas las artes, por ello hace de la distorsión una insignia emblemática y universal, desarrollando rasgos estructurales comunes y semejantes en todas sus diferentes manifestaciones. En la pintura, el impresionismo había cambiado luz, color y contornos, sólo restaban las formas. Picasso, con “Las Señoritas de Avignon”, inicia y marca el proceso. En menos de un año, apenas unos pocos meses, como si se tratase de una conversión religiosa, se produce en Picasso un cambio abrupto, radical e inexplicable, al pasar de un bellísimo, clásico y sensual desnudo en “La Toilette”, a un intento conformado por cinco figuras feminoides, ordenadas y seriadas como si fuesen mutantes. Rígidas, rituales y distorsionadas las tres primeras. Absurdas, deformes y fracturadas las dos últimas. En ese sentido comenta Walther (1999), uno de los más reconocidos apologistas de Picasso: “Todos se quedaron espantados al ver el cuadro de Picasso. Incluso Apollinaire, que entretanto figuraba entre los seguidores de Picasso, y también Georges Braque, al que Picasso conocía desde hacía poco tiempo, rechazaron el cuadro al principio porque les resultaba incomprensible. Pensaban que Picasso se encontraba sumido en una terrible soledad y, al igual como creía Derain, temían que en algún momento fuera a colgarse detrás de su lienzo”.
Al reflexionar sobre la anécdota antes mencionada, nos encontraremos con un dato histórico, que por su condición de dato, como referencia necesaria, no podrá ser ni obviado ni modificado: “Todos se quedaron espantados”. Ello se interpreta y significa que también los compañeros de Picasso, de manera inmediata, natural y espontánea y sin mostrar ningún género de duda, evaluaron negativamente el valor poético del cuadro. Walther (1999), complementa sus observaciones y nos describe las pulsiones dominantes que se expresaban con la personalidad de Picasso: “Para ser considerado un genio no basta sólo con lo revolucionario y las continuas innovaciones, sino que la obra debe romper con las tradiciones convencionales. A ello se tiene que añadir un carisma personal que cautiva y fascina, tanto a críticos como admiradores y que Picasso poseía en abundancia”. Con este comentario se nos hace evidente que fue el carácter, carisma e influencia psicológica desarrollada por Picasso sobre sus colegas pintores, y la acción conjunta de las fuerzas rupturales colectivamente ejercidas sobre el entorno, lo que posteriormente motivó el cambio de ese juicio inicial y en consecuencia, preparó el camino para más tarde, aceptar el lienzo como una obra propia y novedosa. La crítica --por antonomasia-- en su ambición y en su afán por descubrir y explorar nuevas fronteras, postula, construye, destaca, explica e interpreta los rasgos distintivos que harán del cubismo una tendencia emergente en el arte contemporáneo de su época.
En su juventud y bohemia parisina, Picasso cultivó numerosas amistades entre artistas, poetas y escritores, que luego resultaron ser personajes históricos reconocidos. Entre 1904 y 1911, Fernande Olivier fue modelo y compañera de Picasso, posteriormente escribe el libro “Picasso y sus amigos”. En 1905, Picasso conoce y pinta el retrato de Gertrude Stein. En 1916, el poeta Jean Cocteau lo motiva a colaborar con el Ballet Ruso, donde actúa Olga Koklowa, aristócrata y delicada primera bailarina con quien contrae matrimonio. Este hecho le permite ampliar en distintos niveles y con mayor variabilidad aún, su ya extendida red de amistades y contactos. Sería necesario aclarar y establecer la influencia que tuvo todo ese entramado de relaciones en el origen de los primeros impulsos, para generar y consolidar una opinión favorable de la crítica respecto al cubismo. Reitera Walther (1999): “En lo tocante a la obra, los críticos y los historiadores del arte asumen el papel de mediadores. Claro está que, sólo raras veces, se les puede separar de aquellos que trasmiten el aura del genio: los parientes, conocidos, amigos, compañeros y los biógrafos del artista”. Estas circunstancias, cual oscuro recodo de un camino “con un leve tremular de mariposas”, se convierten en la clave iniciática para avanzar una explicación sobre ese punto de inflexión, que ha marcado ostensiblemente al arte moderno en todo el siglo XX, y que hoy en día aún no ha logrado cerrarse como un ciclo histórico. En 1922 Picasso ya es bien conocido, y los coleccionistas, al mismo tiempo y por vez primera, descubren, describen y confirman las raíces cubistas de “Las Señoritas de Avignon”. Audaces, impactantes e increíbles exploraciones creáticas ya han sido aceptadas y publicitadas, adicionalmente si se obtiene el apoyo de la inteligentzia (*) mediática, algunas serán exaltadas y consagradas como expresiones válidas del espíritu renovador del arte, adquiriendo por ello un inmediato valor histórico. Todos aplauden convencidos, el rey queda al desnudo y el arte a la intemperie.
En 1907 el cubismo no existía y Picasso --a pesar de sus hermosas creaciones anteriores, de la época azul y rosa-- no era reconocido ni famoso. Treinta años más tarde, la situación se puede contrastar con el “Guernica”. Por el nombre escogido, asociado a los cruentos y dramáticos acontecimientos que en 1937 se desarrollaban con la guerra civil española, y por ser Picasso considerado el pintor más renombrado de esa época, desde su concepción inicial, e independientemente de cual fuese el valor poético que de manera individual cada quien le pudiese otorgar, ya tiene incorporado un apreciable valor histórico. Por esta razón, los críticos y apologistas de una vez se adelantan e interpretan nueve figuras simbólicas en el lienzo, contrariando con ello, el silencio extraño, hermético y no usual, que en ese aspecto y con alguna intención siempre mantuvo el mismo Picasso. Adicionalmente, el despliegue mediático que de manera progresiva se desarrolla a partir de 1939, accionando un proceso que en la actualidad sería equivalente al de solidaridad automática, va convirtiendo políticamente al “Guernica” en un ícono obligado como testigo universal del dolor en la guerra y del rechazo a todo tipo de totalitarismo. Nadie se atreverá a una crítica, ya que al hacerlo se pudiese creer que ello implicaría alguna afinidad ideológica con el exterminio, la opresión y la muerte. A partir de 1939, cualquiera que fuese la producción artística de Picasso, a priori será valorada y aclamada por críticos, curadores y coleccionistas. En torno a Picasso, como personaje histórico, habrá surgido entonces, el mito y la leyenda. Los personajes históricos terminarán siendo aquellos, que fuesen considerados y/o determinados como tales personajes por los propios críticos e historiadores. Una versión más actual de la conocida sentencia “la historia la escriben los vencedores”.
El carisma unido al talento --más en el arte que en la ciencia-- crea una red de relaciones, amistades y contactos que conduce a situaciones y resultados de excepción, muchas veces sorprendentes, insólitos e inesperados. Alfredo Boulton, viajero frecuente y acaudalado heredero, además de haber sido pionero en el desarrollo de la fotografía creativa, fue el más destacado coleccionista, historiador y crítico de arte a lo largo del siglo XX venezolano. De no haber existido un Alfredo Boulton, posiblemente entonces, Armando Reverón, nuestro más celebre pintor, sólo sería recordado como un enigmático y extraviado personaje, ensimismado con sus ingenuas muñecas de trapo y una vida atormentada frente al mar, más que por la plena luminosidad de sus colores, lacerantes e intensas evasiones cromáticas de un impresionismo caribe y tropical. Reverón podría ser considerado a medias como un profeta en su tierra, dada la acción e influencia intelectual y social de Alfredo Boulton, quien desde 1932 intuye, decide, describe, clasifica y promueve esas pinturas, en los más selectos y conspicuos escenarios artísticos de Paris, New York y Boston. Sofía Imber, destacada periodista venezolana, luego de una extensa trayectoria vital y de una larga y exitosa carrera en radio y televisión, centra su energía hacia otros distintos intereses. En sus nuevas actividades y en un corto período de tiempo, participa --voluntaria o involuntariamente-- de manera protagónica, en tres hechos extraordinarios: (a) En menos de cinco años funda y consolida un museo de arte contemporáneo, de los más prestigiosos del continente. (b) Como caso único en nuestra historia, sin ser ella misma una artista plástica, se le otorga el premio nacional de pintura. (c) Siendo presidenta activa y curadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, se le cambia el nombre al museo y recibe el suyo propio como un homenaje a su condición de fundadora. Delpino, por los méritos antes mencionados --que en los aguerridos, ideológicos y controversiales sesenta descubre y revela Caballero-‑ como precursor virtual y anticipado del surrealismo, con un poco menos de fricción política y con un poco más de apoyo y de suerte volandera, hubiese podido ser aceptado y reconocido como un temprano y prematuro poeta modernista. Consecuentemente hoy sería un personaje histórico universal, tanto como ya lo son, y de manera comparable, Breton y Aragon.
A partir de “Las Señoritas de Avignon”, la ruptura estalla azimutalmente y se expande hacia todas las artes. ** “La Rueda Ciclista” de Duchamp, “El Delta Solar” de Otero y “La Esfera Mágica” de Soto, constituyen teleonómicamente una direccionalidad evolutiva. “Mórbido y Ocre” exhibido en solares de París y Berlín; “Necrofilia”, presentada en Caracas por el grupo Techo de la Ballena y “Embriones Conservados”, expuesto en las bienales de Caracas y Valencia, sustancialmente constituyen una nueva direccionalidad mutante**. En la literatura también se manifiestan las diversas tendencias. Recientemente, en el Concurso Internacional de Novela Rómulo Gallegos (Caracas 2004), mediante polémica decisión del jurado, la narración, con un título áspero y ácido como se muestra sin ningún complejo ni pudor con “Desbarrancadero”, se impone sobre la más sólida, convencional y premiada “Soldados de Salamina”. De mil formas y maneras todos intentan imponer sus cambios, sólo algunos lo consiguen. El arte se convierte en espectáculo, denuncia, provocación y escándalo. Marilyn Monroe y Pablo Picasso resultarán ser dos de los más grandes monstruos mediáticos creados por la industria cultural del siglo XX. Muchas veces en el pasado, la humanidad pudo construir ídolos y dioses, ahora en cambio ya no puede crear dioses, pero mantiene la capacidad proteica para seguir generando nuevos mitos y leyendas.
Asociado a ese fenómeno, hemos encontrado una desviación perversa que se ha venido manifestando con intensidad creciente en la pintura. Por razones obvias, las zapatillas rojas, los pantalones vaqueros y otras prendas íntimas femeninas firmadas por Marilyn Monroe, hoy generan un desmesurado valor monetario, al ser propuestas y tratadas como piezas y/u objetos históricos de colección. Nótese igualmente que al ser Picasso transformado en un mito como el pintor más genial del siglo XX, toda su obra, siempre que se trate de piezas originales, en pintura, escultura, cerámica, bocetos, grabados e inclusive publicidad seriada, independientemente del estilo y de la época, --clásica, impresionista, azul o rosa--, fuesen o no bien acabadas, fuesen o no terminadas, al ser firmadas por Picasso se les exalta y se les trasmite un determinado valor histórico, y por ende adquieren a su vez un valor monetario equivalente. Recordemos una anécdota. Se dice que un coleccionista visita sorpresivamente a Picasso en su taller. Molesto el artista, toma una pequeña obra inacabada y deteriorada, le regala y procede a retirarse. Cuando el coleccionista pide que se la firme, él le responde que en ese caso debería cancelar por ello una cierta y considerable suma de dinero. En síntesis, la firma parece contar más que el propio valor intrínseco de la obra. La existencia de ese tipo de burbuja financiera genera como secuela un gran equívoco. Se pretende que todo ese inmenso valor monetario pueda ser transferible como un indicador de belleza y fulguración poética, cualidades fundamentales para caracterizar una obra de arte. Opinión similar mantiene el conocido historiador Paul Johnson en su ensayo “Al diablo con Picasso” (1996): “La semana pasada, Andrew Lloyd Webber admitió que fue él quien pagó 29 millones de dólares por el “Retrato de Ángel de Soto” (1903) de Picasso (…). El pago de 29 millones de dólares por el retrato de Ángel nos dice mucho sobre la manía de los coleccionistas, pero nada tiene que ver con el arte”.
Con las técnicas de la planificación y de la prospectiva se pueden crear distintos y desconocidos escenarios. La industria electrónica japonesa ha inventado un nuevo tipo de arte. Este será un híbrido entre pintura y fotografía, de manera similar como la plástica es un híbrido entre pintura y escultura. Propongo mantener el término familiar de Pictórica para designar al nuevo arte. Prefiero este nombre en lugar de Pictografía o Pictrónica por generar el primero un duende poético, del cual carecen de manera absoluta los otros dos. La pictórica, se constituye como una variante previamente ya utilizada en música e iniciada de manera artesanal en la pintura por Goya, Duchamp y Picasso. Consiste en tomar creaciones famosas de gran valor histórico y consecuentemente modificar sus formas, contornos y colores originales, mediante el uso de modernas tecnologías. Los varones en años venideros, contemplarán con admiración y placer el nacimiento de una hermosa Venus; ella vendrá mejorada en sus formas corporales y con un arreglo más pertinente de su preciosa y abundante cabellera. De esta belleza, perenne y secular, seguramente se van a comercializar miles de clones. Todos desearán poseer al menos una. ¿Qué suerte correrán las modelos parisinas y las figuras tenebrosas del “Guernica”?. Como si fuese un contraste, e independientemente de su valor histórico, se podría confirmar o no el valor poético de una obra. Se preserva y se mantiene una leve y frágil esperanza, que nos permite, como un futurible, profundizar y formular la siguiente pregunta de carácter metodológico: ¿Será posible comparar, en cualidad y sénsito, la vivencia poética generada al escuchar el adagio de la Sinfonía Coral, con la vivencia equivalente generada al contemplar una obra cubista de Picasso?.
En la música, existe una mayor coherencia, consenso y confiabilidad para evaluar los méritos de artistas y compositores, en ese aspecto funcionará de manera diferente a la pintura. En la pintura, el prestigio de un artista puede ser inducido y mantenerse larvado en el claroscuro de una opinión direccionalizada **El genio de Mozart se manifiesta desde su más temprana edad, seguidamente es aplaudido y aclamado por todos sus contemporáneos**. En la música y en la matemática el talento se reconoce de manera inmediata, en cambio en la pintura y en la filosofía, se consagran los personajes solo después de haber experimentado una larga y variopinta trayectoria, inclusive en algunos casos, años más tarde después de la muerte. En el proceso de la creación de mitos y en la promoción de personajes históricos, se puede establecer una cierta relación entre la pintura por un lado y las ciencias sociales por el otro, y de manera complementaria y paralela, entre la música y las ciencias naturales. En las ciencias naturales, ineluctablemente se alcanzará un contraste en blanco y negro con la proposición de hipótesis verificables o falseables, que se comprueban empírica y/o experimentalmente. En su origen, en su desarrollo epistémico y/o metodológico y en su orientación social, la ciencia y la tecnología no han sido, ni serán neutras. Tiene mayor pertinencia para la humanidad crear una vacuna que construir un misil; pero indiferentemente de esa pertinencia, una vez logrado un conocimiento científico, intrínsecamente, éste es y debe ser confiable, verosímil y operacional. En las ciencias sociales, por su proximidad con la filosofía, no se promueve ni se cultiva este tipo de rigor metodológico, esta es la razón por la cual, se pudo planificar y conformar un caso límite que servirá como un ejemplo dramático y demostrativo.
En 1996, el científico Alan Sokal tomando como diana la revista “Social Text”, publicación que en ese momento había alcanzado altos niveles de aceptación y credibilidad en el mundo académico norteamericano preparó y desarrolló exitosamente una operación encubierta. Esta operación develó una asimetría del editor, que más allá del hecho en sí mismo, permitió descubrir y mostrar la debilidad e impostura de un cierto tipo de conocimiento, que cada vez más –como si fuese un virus— había venido tomando cuerpo en las ciencias sociales. En efecto, halagado por el prestigio científico de Sokal y de una manera oportunista y complaciente, dada la supuesta afinidad entre la orientación editorial de la revista y el contenido temático de un artículo enviado por el investigador, el editor decidió publicarlo sin cumplir la norma obligatoria de un arbitraje previo. El artículo era un conjunto no coherente de citas y de disparates matemáticos y teóricos, formalmente bien presentados. Sokal lo había elaborado con toda la intención, para tratar de exponer públicamente una denuncia sobre ese tipo de artículos, que se escriben y publican, apoyándose retóricamente en conjeturas y en especulaciones semánticas, que abundan y caracterizan tanto al postmodernismo como al decontructivismo (*). Son ensayos crípticos que todo un círculo lee y aplaude, que nadie entiende, pero donde no se cultiva la suficiente integridad intelectual para reconocerlo. La oscuridad se origina en los autores y se alimenta de una matriz opinática que se le crea y presiona psicológicamente al lector. Admitir que son ininteligibles o que no se comprenden, implicaría un estigma y exclusión del grupo supuestamente culto y académico de pertenencia. **Entre las dos opciones que propone la abuela, siempre ser granito de oro, jamás lo contrario **.
**Los mitos se transforman pero no mueren, al igual que las serpientes cambiarán de piel**. La humanidad ha desarrollado la fantasía necesaria para construir y convivir con esplendorosos mitos. Sabemos que la Iliada y la Odisea relatan una historia, pero hubo un tiempo más lejano, cuando los griegos la vivieron cotidianamente como si fuese una sola y única verdad, firme, eterna, trascendente e ineluctable. Las antiguas creencias --múltiples y variadas-- se mezclaron y adoptaron nuevos ropajes de apariencia filosófica, extendiendo un referente hacia todas las formas de civilización. Después del Renacimiento, al ser superadas las secuelas del obscurantismo religioso y medieval, grupos numerosos de ciudadanos –aún, los que fuesen practicantes y/o creyentes-- han podido coexistir armoniosamente entre las distintas culturas, herederas rituales de aquellos grandes mitos que habían sido adaptados e incorporados como si fuesen verdades absolutas y universales. Así mismo y de manera equivalente, sin rasgarse las vestiduras y con renovada tolerancia, también lo podemos hacer con el llamado arte moderno y con todos aquellos otros mitos más puntuales, leves y ligeros, recientemente adquiridos. **Alemania 2006. Emperatriz del Mundo en el hechizo mágico y alucinante de una tarde de verano**. En la otra dirección, más tranquila y reflexiva, desde Copérnico y Galileo --posiblemente antes con Raymundo Lulio y Guillermo de Okham-- soportándose en los conceptos lógicos y/o epistémicos de simetría, simplicidad y equivalencia, de manera muy discreta y lateral se ha venido madurando, destilando y purificando un conocimiento válido y pertinente, que permite establecer con total y absoluta certeza, al igual como está admitido para el caso griego, que todas y cada una de esas historias han sido el producto ancestral y colectivo de la fuerza y de la energía creadora de los seres humanos.**Nada existe después de la muerte, ni el plasma cósmico universal del taoísmo, situado en un extremo, ni los seis mil soldados de terracota guardianes del emperador chino, situados en el otro extremo**. El argumento probatorio, de carácter antropocéntrico, puede resumirse en la siguiente pregunta: ¿Por qué sólo en nuestro caso particular la historia será cierta y, en el resto de los casos será, a priori, necesariamente falsa?. Hasta aquí la historia, con sus formas, sus sombras, sus mitos y leyendas.
**La filosofía es el lenguaje apropiado para hablar de aquello que no existe**. Entraremos ahora --sólo en un plano abstracto, nominal y retórico lo podremos hacer-- a un fondo oscuro, abisal y etéreo, que de manera redundante vamos a señalar como la gran ilusión metafísica; cuna encantada y perenne de numerosas doctrinas esotéricas, religiosas y filosóficas. Impulsados por una gran angustia e intima soledad, desde un principio en la así llamada “infinita noche de los tiempos”, soñando medusas, ninfas y quimeras, cual verdades reveladas e inmutables, hemos tratado una y otra vez comprender y resolver nuestros últimos y más recónditos vacíos existenciales. Estos intentos --tensando al máximo la flexibilidad y amplitud de los significados--, pueden ser descritos como divertimentos ontológicos residuales, propios de una filosofía con remembranzas filogenéticas. Sobre nuestra orilla en esta banda, “una vez cortada la escala, luego de haber alcanzado la torre”, según la ingeniosa metáfora de Wittgenstein, estaremos preparados y en mejores condiciones para vislumbrar nuevos y distintos caminos posibles, perfectibles solo gradualmente mediante una diacronía de aproximaciones sucesivas. **En cien años, para grupos cultos universitarios, serán verdades obvias y aceptadas, lo que hoy --en filosofía, en religión--, lucen como planteamientos controversiales y polémicos**.
Un razonamiento explicativo extrapolado a partir de teorías científicas aún no confirmadas y compatibles, ha comenzado a explorarse con el concepto ampliado de Teleonomía. Este concepto será entendido simbólicamente, de manera muy cruda y aparentemente contradictoria, como un transitar evolutivo, sin diseño previo y con resultados abiertos y no previsibles. Paradójicamente, visto el proceso a partir de los resultados, con un enfoque retrospectivo, se conformará la impresión subjetiva de una carga de intencionalidad teleológica, que asume un designio predeterminado con un objetivo predefinido. El concepto, que en su forma primigenia, original y restringida fue presentado en biología por Jacques Monod (1970) en su obra “El Azar y la Necesidad”, con distintos nombres y matices semánticos o epistémicos --Principio Antrópico-- ha sido posteriormente modificado, extendido, ajustado y divulgado por Konrad Lorenz, Maturana y Valera, Jean Hamburger, Fritjot Capra y Stephen Hawking, entre otros. Por su naturaleza probabilística, y por su carácter postfactual excluyente ‑-dada la no existencia de algo equivalente a un grupo control y/o grupo testigo‑- resultará poco visible empíricamente. **Si los dinosaurios no hubiesen desaparecido, heurísticamente pudiéramos suponer, que el mundo resultante no sería el nuestro, que este ensayo no se hubiese escrito y que el ser inteligente más evolucionado tendría una apariencia física distinta a la actual del Homo Sapiens**. Aún cuando el concepto fuese definido --según la idea general de Bridgman-- con una orientación operacional, persistirá en el futuro con una gran complejidad y dificultad para su asimilación y entendimiento. Contrariando a Saussure, funcionará lingüísticamente, con un cierto sentido pero sin un significado directo, explícito y preciso; en estas circunstancias, sin embargo, de uso necesario para el logro de la performance (*) comunicacional del lenguaje.
Con ese horizonte y por largos milenios, cobijado, protegido y abrazado entre fieles y compactas multitudes, “el corazón siempre encontrará razones que la razón ignora”. A su vez, un pensamiento lúcido, racional e iluminado deberá ser necesariamente un pensamiento propio, generado con esfuerzo, sobriedad y mesura, mediante una convicción individualizada. Sobre este frágil equilibrio, denso y flexible al mismo tiempo, todo saldrá bien. En ese sentido conviene recordar, para concluir, un núcleo esencial en el pensamiento filosófico de Albert Camus (1942), que se encuentra condensado y casi escondido en el simbolismo poético de los párrafos finales de su ensayo “El Mito de Sísifo”. “Así, ciego que desea ver y sabe de la noche infinita, convencido del origen completamente humano de todo lo que es humano, siempre estará en marcha.”
Referencias
Caballero Manuel. (2005) “¿Delpino y Lamas plagiario?”. El Nacional. Caracas.
Camus Albert.(1942). “El Mito de Sísifo”.Gallimard, Paris
Johnson Paul (1996). “Al Diablo con Picasso”. Orion, Londres.
Monod Jacques (1970). “El Azar y la Necesidad”. Barral, Barcelona
Walther Ingo. (1999). “Picasso”. Taschen, Colonia.
***