martes, 2 de febrero de 2010

Cómo valorar la creatividad científica. CIENCIAS SOCIALES: DEL EXTREMO ESTADÍSTICO OPERACIONAL A LA FRONTERA AZIMUTAL POSTMODERNA (03/2000)


Dada una lista de números, por el hecho de calcular el Promedio y la Varianza de ese conjunto de cifras, no se puede pensar que estaremos frente a una investigación aplicada de carácter técnico. Si en lugar de tenerse simplemente números, ellos se refiriesen a mediciones de la estatura de venezolanos; hombres entre 25 y 65 años de edad que conforman una muestra aleatoria —representativa— de esa población, entonces ese resultado, que en su nuda instancia numérica, era sólo el cálculo de un ejercicio estadístico, ahora es en cambio la solución de un problema empírico. Considerado como un hallazgo, se corresponde con un producto muy primario en cuanto a su potencia para develar la trama de una estructura científica. A diferencia de la Física y de las demás Ciencias Materiales, la fuente mayor de originalidad de las investigaciones en Ciencias Sociales, se inicia precisamente con el ingenio y la heurística necesaria para crear sus propios objetos científicos —entidades y variables— mediante procesos diacrónicos y operacionales de medición.
Este camino, necesariamente tiene que ser un proceso lento, prudente y controlado. Por esta razón, muchos estudiosos, impacientes para obtener resultados inmediatos, se han visto tentados a buscar otros horizontes; marxismo, materialismo, naturalismo y otros, en especial aquel que en la actual coyuntura hemos denominado como Frontera Azimutal Postmoderna. A diferencia del extremo estadístico que luce puntual y desértico en su transparente simplicidad, en esta frontera azimutal por lo contrario, abundan las pasiones, las diásporas y los desencuentros, generándose una búsqueda afanosa de originalidad. Moviéndose en esa mórbida hondonada en la cual confluyen Antropología, Lingüística, Filosofía y Psicoanálisis, investigadores e intelectuales amparados en la viscosidad retórica que existe en esos campos, se eximen de una confrontación racional de hallazgos e ideas, tal como es rutina y norma en las Ciencias Materiales y en las Ciencias Sociales tradicionales. Había sido tan avasallante el empuje en esa vertiente, que ya nos habíamos resignado a ser espectadores pasivos e inermes de ese aquelarre. Afortunadamente entre 1996 y 1997 aparecen dos científicos —físicos teóricos ambos— un norteamericano, Alan Sokal, y un belga, Jean Bricmont. El primero, Sokal, prepara cuidadosamente en 1996, una operación encubierta y pone de manifiesto, como punta de un iceberg, la asimetría en la cual incurre el grupo editor de una prestigiosa revista norteamericana de Ciencias Políticas y Sociales, con el lema "El rey esta desnudo" señala como una primera avanzada, lo que muchos científicos ortodoxos ya habían sospechado. Al año siguiente, 1997, en compañía de Bricmont, con el libro titulado "Imposturas Intelectuales" formalizan detalladamente un análisis acerca de la perversión lógica y semántica en la cual se habían mantenido durante mucho tiempo, las más conocidas figuras de la intelectualidad postmoderna francesa, sus seguidores norteamericanos y sus exegetas tercermundistas y/o latinoamericanos.
La cultura que esa práctica había desarrollado, se habrá de manifestar de múltiples formas y maneras. Véase un ejemplo muy cercano. Participé en un concurso para premiar a los mejores trabajos de investigación. Presenté un trabajo que se aproxima al Extremo Estadístico Operacional. El problema, en su fase final de instanciación numérica, consistía en determinar el Valor Promedio o Esperanza Matemática de una variable aleatoria constituida por el número de objetivos aprobados, que un virtual estudiante con un Nivel Cero de conocimiento pudiese alcanzar, si respondiese al azar una prueba enmarcada en el llamado Sistema de Objetivos con aprobación por Saldos Residuales. Cada objetivo se conformaría con un número determinado de Items de Opciones Múltiples, corregidos y puntuados sin penalizar las respuestas erradas. El concurso donde compitieron varios trabajos fue declarado desierto. El evaluador —Especialista en Técnicas de Documentación e Investigación— escudándose en la Frontera Azimutal Postmoderna, reclamó que el trabajo carecía de Marco de Referencia, de Bases Ontológicas y de Bases Epistemológicas y secuestrando al Extremo Estadístico Operacional, pontificó que el trabajo era sólo la resolución de un ejercicio estadístico. Ambas afirmaciones son equívocas e ingenuas.
La primera afirmación constituye un sin sentido y, tratándose de una investigación aplicada de carácter técnico, más que un sin sentido es un verdadero dislate. Desde la antigüedad, todos los filósofos han aceptado que la filosofía se inicia donde la ciencia termina, de allí el término Metafísica; consecuentemente, no es la investigación científica y/o técnica la que debe contemplar y explicitar bases y componentes de naturaleza filosófica, por lo contrario, los resultados y aportes de la investigación científica (Dolly), cada vez más amplían el marco de la reflexión filosófica. Es precisamente una rama aplicada, muy respetable y actual, conocida como Filosofía de la Ciencia, la que debe estudiar esa problemática. Para lograr ese cometido, se combinan aspectos fundantes y cruciales de dos disciplinas puras; la Epistemología, que analiza los métodos y procedimientos utilizados en la construcción y justificación del conocimiento científico, y la Ontología, moderna heredera de la antigua Metafísica, que cuestiona el status existencial de la realidad científica, encarnada en los objetos —entidades y variables—, que necesariamente el científico, en sus movimientos heurísticos de aproximaciones y cierres, va creando, descubriendo o, en última instancia, postulando, para poder avanzar en el desarrollo y creación del conocimiento.
La segunda afirmación implica una ingenuidad metodológica y un desconocimiento de lo que significa la aplicación de modelos cuantitativos a procesos y fenómenos empíricos, donde la sistematización y descripción estadística de los datos es sólo una fase final, que ya ha pasado previamente por toda una transformación problematizante y una traducción operacional. El evaluador confunde lo que es la solución técnica de un problema empírico, con el simple cálculo de un ejercicio estadístico. Véase un ejemplo muy sencillo de un planteamiento empírico inicial y su correspondiente solución estadística: "En el ondulante crepitar de aquella noche, alegremente, con una pardilla cenó el Almirante, el Magistral vino solo y el Mercedario con un rastro de agua" (Tejerizo). Los resultados finales que se refieren al cálculo del Promedio (0.33) y de la Varianza (0.22) de la variable Consumo de Perdices, no pueden reflejar todas las fases y pasos intermedios que fue obligatorio recorrer para posteriormente alcanzar esos resultados estadísticos —Promedio y Varianza— que sistematizan y describen a un conjunto de datos numéricos, datos estos que no fueron dados explícita y gratuitamente, sino que fue necesario construirlos y elaborarlos mediante mecanismos operacionales de asignación cuantitativa a objetos y/o situaciones empíricas. Esta argumentación no es la primera ni será la última, para que más allá de formalismos y retóricas mal asimiladas, se pueda valorar la creatividad científica.

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