lunes, 3 de enero de 2011

Morín. Misterio Existencial. Patrones de Coherencia. Diana Epistemica.

A. He leído (A Tres Manos. El Nacional 19/11/2010) un excelente e interesante artículo titulado Identidad Marxista del productivo pensador francés Edgar Morín. Sostiene Morín, que habiendo sido marxista desde los veinte años, se imagina como una serpiente que cada estación cambia de piel y abandona como un cascarón muerto esa envoltura externa. Cito: “Cuando fundamos la revista Argumentos en 1956, Jean Duvignaud tuvo el coraje de decir que era necesario dejar de llamarse marxista. Yo dudé y luego he tomado conciencia de que esa era una envoltura que ya estaba fuera de mí como la piel de una serpiente que muda”. Morín consideraba que debía cambiar esa envoltura, y que de esta manera superaba a Marx, mediante una integración con otros autores y ámbitos epistémicos. Cito “Mi marxismo, o tal vez mi hegelo marxismo, integraba en 1950 los aportes de Freud, Jung, Fereneczi, Otto Rank y otros filósofos como Jankelevitch o Bachelard. Pero a finales de los años cincuenta, yo abandoné esta suerte de envoltura en provecho de una constelación de pensamientos, donde Marx y Hegel tienen desde luego, su lugar como Heráclito, Pascal, Kant, Nietzsche, Husserl, Heidegger. Yo he superado a Marx integrándolo”.

B. Después de leer y releer varias veces el artículo, mi primera reacción y a su vez mi más definitivo juicio, ha sido el de pensar y el de creer que Morín y yo, en nuestra vida universitaria, académica e intelectual, aunque trabajando en campos epistémicos muy diferentes entre sí, hemos sido muy afortunados. Yo más afortunado aún que Morín. Desde muy jóvenes, ambos hemos tratado de integrar y de articular conocimientos dispersos y seguramente confusos y no ordenados. Cito “El Marx que me había fascinado durante mi juventud era aquel que buscaba articular todos los conocimientos y ligarlos con la política. Yo permanezco fiel al pensamiento de sus Manuscritos de juventud”. Cito “La manera de querer integrar los conocimientos dispersos (....) me ha hecho aparecer por mucho tiempo como disperso, o superficial, o desviante”. Por la naturaleza expansiva e individualizada de ese tipo de conocimiento, se trataba de una empresa muy difícil de culminar exitosamente. Por la naturaleza del tipo de conocimiento, donde yo me he esforzado y especializado, tuve la suerte desde un principio de concentrarme y restringir mi búsqueda. ”El zorro y el erizo”. Morín ha sido un esplendoroso arcoiris, orientándose como un pensador intelectual. Contasti un dardo centrado, orientándose como un pensador epistémico.

C. En las siguientes citas, Morín se define estructuralmente a sí mismo como filósofo, científico, universitario e intelectual. De alguna manera, con algunas leves y analógicas aclaratorias, podría ser también mi propia caracterización. Cito: (a) “Por lo demás, yo no soy un filósofo a los ojos de la mayor parte de los filósofos profesionales, ni científico para la mayoría de los científicos profesionales. Yo soy algo que escapa de las categorías usuales”. Con el término de científico, en las Ciencias Sociales Morín apunta hacia el fondo/contenido de disciplinas tales como, Sociología. Política. Psicología. Historia. Ética. Por lo contrario, yo he apuntado hacia la forma/estructura, en especial en disciplinas tales como Estadística, Psicometría y Semántica. (b) “Yo tengo efectivamente muchas identidades en el seno de mi identidad”. Obviamente, asumo que se trata de identidades epistémicas y no psíquicas. (c) “Yo no soy un universitario dedicado, no obstante que tengo un pie en la universidad; tampoco un intelectual típico, no obstante que tengo un pie dentro de esta casta”. Con la versatilidad, viene asociada una cierta variabilidad y/o dispersión. (d) “Yo soy de izquierda pero independiente de todo partido”. Pensar con objetividad y pertinencia, necesariamente exigirá libertad intelectual. Hasta aquí nos hemos identificado mutuamente. A partir de ahora nos diferenciamos. Dice Morín. Cito “Hay muchas maneras de ser marxista. Por mi parte, yo he sido un marxista abierto”. Cito: “El libro Autocrítica me ha inmunizado, no solamente contra el comunismo estaliniano, sino contra todas las derivas de razonamiento fundadas sobre la reducción de un fenómeno complejo según una visión maniquea del mundo”. Por lo contrario, yo nunca he leído absolutamente nada sobre marxismo o filosofía marxista. Aquí está el núcleo que implica o genera la razón por la cual creo que siendo ambos muy afortunados yo he sido aún más afortunado.

D. El marxismo más que una filosofía, ha sido casi una religión y la gran mayoría de jóvenes e intelectuales, desde el siglo XIX, durante mucho más de cien años han utilizado un tiempo precioso y potencialmente productivo en discusiones cuyos términos y/o conceptos aún todavía --siglo XXI-- no han sido suficientemente bien definidos y establecidos. Recuérdese la falacia “El fin de la historia”. Esta última característica, que ha sido muy notoria en el marxismo, se extiende también hacia la filosofía, sociología, psicología y política. Sin que la siguiente afirmación aloje en absoluto un matiz despectivo y/o crítico, debo expresar y aclarar que igualmente nunca he leído a Freud, Jung, Fereneczi, Rank, Jankelevitch, Bachelard, Marx, Hegel, Heráclito, Pascal, Kant, Nietzsche, Husserl, Heidegger. Los llamados filósofos postmodernos, denunciados y puestos al descubierto recientemente en 1997 (Sokal y Bricmont), independientemente del contenido confuso de sus mensajes, pero principalmente por haber utilizado de manera intencional una terminología ambigua y engañosa, constituyen un capítulo aparte y criticable. De Pascal, a quien considero un genio por encima de Descartes, aparte de conocer una breve biografía, he analizado muy a profundidad su frase más famosa “El corazón busca razones que la razón ignora”, y adicionalmente he estudiado analíticamente y reflexionado existencialmente sobre su también famosa apuesta. Pascal, basándose en la estructura de los juegos de azar y la conformación de la esperanza matemática en las apuestas, fue el creador de la primera teoría matemática de la probabilidad. De Kant sólo he tratado de aclarar, establecer y comprender epistemícamente la diferencia entre Noúmeno y Fenómeno. Por lo contrario, durante toda mi vida, he leído, releído, analizado y reflexionado, por más de cincuenta años, muy selectivamente, solo partes y/o fragmentos pero muy concentradamente a tres cuasifilósofos, pensadores en los términos de Morín. Ellos son Bridgman (Capítulo introductorio de su obra más conocida La Lógica de la Física Moderna 1927). Wittgenstein (Los fragmentos finales del Tratactus 1923 y unas decenas de notas numeradas de Investigaciones Filosóficas 1953, relacionadas con el tema del significado). Ullmo (Capítulo introductorio de su libro El pensamiento científico moderno 1958). Posteriormente incorporé a Saussure. A diferencia de los tres autores anteriores se trata de un especialista, fundador de la Lingüística Moderna (Capítulo sobre Semántica en sus Apuntes publicados como Curso de Lingüística General 1916). Morín por su parte había escogido “una constelación de pensamientos” y/o “conocimientos dispersos” que eran muy difíciles y complejos de integrar y/o articular. Asumo que contemporáneamente Bachelard, Morín, Eco y Savater, han sido --entre otros-- cuatro pensadores, que han estado muy cerca de aproximarse a ese paradigma. Sin mostrar evidencias, estoy seguro, que de alguna manera, estos cuatro filósofos --por la magnitud y riqueza de su obra--, quedaron impactados frente a la fascinación y el reto que representaría aceptar y tratar de integrar conocimientos y de esta manera resolver un cierto tipo de enigma epistémico que desde todos los tiempos ha surgido con fuerza y esplendor. Siento que a mí me ha pasado algo parecido. En mi caso así creo que por vez primera apareció el misterio. A continuación relato.

E. Relato. Cuando tenia siete años de edad, había visto en el cine, una serie referida a la lucha del héroe Fumanchú, enfrentándose con los magos del templo en el continente perdido de la Lemuria (La Lemuria en el Océano Pacifico es el equivalente a la Atlántida en el Océano Atlántico) como consecuencia durante un tiempo, en el patio trasero de mi casa, siempre estaba persiguiendo gatos, animales misteriosos que me parecían que ocultaban algún secreto. Yo pensaba que en la cueva, donde supuestamente vivían y dormían, estaba precisamente la puerta de entrada al continente sumergido de Lemuria. Obviamente, nunca pude encontrar la tal e inexistente cueva. Debo recordar que nací en Upata, tierra de poetas --Concha Acevedo de Taylhardat. Teodoro Cova Fernández. María Cova Fernández. Anita Acevedo Castro.-- puerta de entrada a la selva guayanesa. Leí de joven la novela Canaima de Don Rómulo Gallegos y me impresionó la fatalidad y determinación representada en el personaje principal de Marcos Vargas. Anteriormente, en una publicación gráfica semanal de dibujos animados, había leído algunas referencias sobre la cultura celta: Bosques. Noches. Rituales. Ceremonias. Sacrificios. Sacerdotes. Druidas. Vates. Bardos. Poetas, que de alguna manera implicaban la posesión de ciertos conocimientos mágicos. Desde joven había de estar fascinado por el misterio. Afortunadamente, desde niño había manifestado ciertas facilidades para los cálculos aritméticos y matemáticos, consecuentemente me orienté a resolver el Misterio Epistémico y no el Misterio Astral. En esa fascinación que implicaba resolver misterios, acertijos y pequeños problemas de cálculo que yo mismo me inventaba, tempranamente había descubierto una vocación y encontrado un norte existencial. Por otra parte y posiblemente desde la escuela primaria, sin yo proponérmelo, había estado desarrollando incipientes patrones de coherencia que luego se convertirían en un instrumento metodológico idóneo, para avanzar en la integración de conocimientos pertenecientes a diversos ámbitos. “Las espadas ociosas sueñan con sus batallas, otro es mi sueño” (Borges). Este instrumento lo fui desarrollando durante el bachillerato y principalmente en mis primeros años de estudios universitarios en la facultad de ingeniería. Luego los continué perfeccionando y mejorando. Más tarde con el estudio de la Estadística, la Psicometría, la Semántica y el Operacionalismo, logré definir, precisar y concretar una dirección epistémica como ámbito de estudio y de reflexión. Así como Morín --en algún sentido-- superó a Marx integrándolo, de manera equivalente y/o parecida, pero en una franja estrecha del contenido de sus respectivas obras --amplia, extensa y diversa-- y manteniendo siempre la misma dirección y continuidad, yo he avanzado en relación a Saussure, Bridgman, Wittgenstein y Ullmo, integrándolos conceptualmente en torno al tema epistémico del significado. He tensado mi arco, lanzado mi dardo y alcanzado la diana.

F.
En un próximo comentario, más extenso, prometo describir más detalladamente algunas de mis experiencias en primaria, bachillerato y universidad, que considero funcionaron como un entrenamiento pertinente, aunque involuntario, que me permitió desarrollar la capacidad mental, que voy a denominar como Patrones de Coherencia y que posteriormente ha sido el instrumento que he utilizado, por una parte para pensar creativamente y por otra parte para lograr integrar acopladamente y con sentido, conocimientos dispersos y difusos. Por ello me he venido convirtiendo y transformando paulatinamente, primero en un investigador, luego en un científico y finalmente en un pensador epistémico. Como un caso extremo respecto al funcionamiento de los patrones de coherencia, y en este caso particular entre dos ámbitos, uno epistémico y aparentemente racional y otro de carácter emocional y/o sentimental, dándole la razón a Pascal, me llama la atención, el haber tenido noticias de científicos, escritores e intelectuales, que manteniéndose desde su juventud en la condición de obstinados No Creyentes, posiblemente por que en esa época fueron también militantes marxistas, pero que con el paso de los años, posteriormente, han manifestado profesar un culto y una devoción apasionada y fervorosa --por lo menos en sus formas y rituales-- en referencia a muy reconocidas y milagrosas vírgenes locales, tales como La Divina Pastora en Barquisimeto Venezuela, La Virgen Morena de Guadalupe en México y la Virgen del Rocío en Huelva España.

G. Luego de haber escuchado varias veces y de manera repetida, la Navarra de Sarasate y a pesar de las miserias que aparecen con las secuelas del tratamiento, me genera una vivencia maravillosa, sentir que he logrado alcanzar la condición de pensador epistémico. Si se quiere, una aproximación al sueño exacerbado y desmesurado del Doctor Fausto, según una de las ultimas versiones literarias de ese mito.

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