A. He leído (A Tres Manos. El Nacional 19/11/2010) un excelente e interesante artículo titulado Identidad Marxista del productivo pensador francés Edgar Morín. Sostiene Morín, que habiendo sido marxista desde los veinte años, se imagina como una serpiente que cada estación cambia de piel y abandona como un cascarón muerto esa envoltura externa. Cito: “Cuando fundamos la revista Argumentos en 1956, Jean Duvignaud tuvo el coraje de decir que era necesario dejar de llamarse marxista. Yo dudé y luego he tomado conciencia de que esa era una envoltura que ya estaba fuera de mí como la piel de una serpiente que muda”. Morín consideraba que debía cambiar esa envoltura, y que de esta manera superaba a Marx, mediante una integración con otros autores y ámbitos epistémicos. Cito “Mi marxismo, o tal vez mi hegelo marxismo, integraba en 1950 los aportes de Freud, Jung, Fereneczi, Otto Rank y otros filósofos como Jankelevitch o Bachelard. Pero a finales de los años cincuenta, yo abandoné esta suerte de envoltura en provecho de una constelación de pensamientos, donde Marx y Hegel tienen desde luego, su lugar como Heráclito, Pascal, Kant, Nietzsche, Husserl, Heidegger. Yo he superado a Marx integrándolo”.
B. Después de leer y releer varias veces el artículo, mi primera reacción y a su vez mi más definitivo juicio, ha sido el de pensar y el de creer que Morín y yo, en nuestra vida universitaria, académica e intelectual, aunque trabajando en campos epistémicos muy diferentes entre sí, hemos sido muy afortunados. Yo más afortunado aún que Morín. Desde muy jóvenes, ambos hemos tratado de integrar y de articular conocimientos dispersos y seguramente confusos y no ordenados. Cito “El Marx que me había fascinado durante mi juventud era aquel que buscaba articular todos los conocimientos y ligarlos con la política. Yo permanezco fiel al pensamiento de sus Manuscritos de juventud”. Cito “La manera de querer integrar los conocimientos dispersos (....) me ha hecho aparecer por mucho tiempo como disperso, o superficial, o desviante”. Por la naturaleza expansiva e individualizada de ese tipo de conocimiento, se trataba de una empresa muy difícil de culminar exitosamente. Por la naturaleza del tipo de conocimiento, donde yo me he esforzado y especializado, tuve la suerte desde un principio de concentrarme y restringir mi búsqueda. ”El zorro y el erizo”. Morín ha sido un esplendoroso arcoiris, orientándose como un pensador intelectual. Contasti un dardo centrado, orientándose como un pensador epistémico.
C. En las siguientes citas, Morín se define estructuralmente a sí mismo como filósofo, científico, universitario e intelectual. De alguna manera, con algunas leves y analógicas aclaratorias, podría ser también mi propia caracterización. Cito: (a) “Por lo demás, yo no soy un filósofo a los ojos de la mayor parte de los filósofos profesionales, ni científico para la mayoría de los científicos profesionales. Yo soy algo que escapa de las categorías usuales”. Con el término de científico, en las Ciencias Sociales Morín apunta hacia el fondo/contenido de disciplinas tales como, Sociología. Política. Psicología. Historia. Ética. Por lo contrario, yo he apuntado hacia la forma/estructura, en especial en disciplinas tales como Estadística, Psicometría y Semántica. (b) “Yo tengo efectivamente muchas identidades en el seno de mi identidad”. Obviamente, asumo que se trata de identidades epistémicas y no psíquicas. (c) “Yo no soy un universitario dedicado, no obstante que tengo un pie en la universidad; tampoco un intelectual típico, no obstante que tengo un pie dentro de esta casta”. Con la versatilidad, viene asociada una cierta variabilidad y/o dispersión. (d) “Yo soy de izquierda pero independiente de todo partido”. Pensar con objetividad y pertinencia, necesariamente exigirá libertad intelectual. Hasta aquí nos hemos identificado mutuamente. A partir de ahora nos diferenciamos. Dice Morín. Cito “Hay muchas maneras de ser marxista. Por mi parte, yo he sido un marxista abierto”. Cito: “El libro Autocrítica me ha inmunizado, no solamente contra el comunismo estaliniano, sino contra todas las derivas de razonamiento fundadas sobre la reducción de un fenómeno complejo según una visión maniquea del mundo”. Por lo contrario, yo nunca he leído absolutamente nada sobre marxismo o filosofía marxista. Aquí está el núcleo que implica o genera la razón por la cual creo que siendo ambos muy afortunados yo he sido aún más afortunado.
D. El marxismo más que una filosofía, ha sido casi una religión y la gran mayoría de jóvenes e intelectuales, desde el siglo XIX, durante mucho más de cien años han utilizado un tiempo precioso y potencialmente productivo en discusiones cuyos términos y/o conceptos aún todavía --siglo XXI-- no han sido suficientemente bien definidos y establecidos. Recuérdese la falacia “El fin de la historia”. Esta última característica, que ha sido muy notoria en el marxismo, se extiende también hacia la filosofía, sociología, psicología y política. Sin que la siguiente afirmación aloje en absoluto un matiz despectivo y/o crítico, debo expresar y aclarar que igualmente nunca he leído a Freud, Jung, Fereneczi, Rank, Jankelevitch, Bachelard, Marx, Hegel, Heráclito, Pascal, Kant, Nietzsche, Husserl, Heidegger. Los llamados filósofos postmodernos, denunciados y puestos al descubierto recientemente en 1997 (Sokal y Bricmont), independientemente del contenido confuso de sus mensajes, pero principalmente por haber utilizado de manera intencional una terminología ambigua y engañosa, constituyen un capítulo aparte y criticable. De Pascal, a quien considero un genio por encima de Descartes, aparte de conocer una breve biografía, he analizado muy a profundidad su frase más famosa “El corazón busca razones que la razón ignora”, y adicionalmente he estudiado analíticamente y reflexionado existencialmente sobre su también famosa apuesta. Pascal, basándose en la estructura de los juegos de azar y la conformación de la esperanza matemática en las apuestas, fue el creador de la primera teoría matemática de la probabilidad. De Kant sólo he tratado de aclarar, establecer y comprender epistemícamente la diferencia entre Noúmeno y Fenómeno. Por lo contrario, durante toda mi vida, he leído, releído, analizado y reflexionado, por más de cincuenta años, muy selectivamente, solo partes y/o fragmentos pero muy concentradamente a tres cuasifilósofos, pensadores en los términos de Morín. Ellos son Bridgman (Capítulo introductorio de su obra más conocida
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