miércoles, 26 de enero de 2011

Un Sueño Epistémico. Un Recital en Caraballeda.

Los sueños resultan de la yuxtaposición aleatoria de imágenes y recuerdos del pasado, que por alguna conexión con hechos y/o acontecimientos del presente, surgen espontáneamente y se disparan desde el subconsciente. Nada tienen que ver con la predicción del futuro. No es científico pensar de otra manera.

En esta semana he reflexionado sobre las formas y expresiones que intentan plasmar significados y conceptos abstractos. Esta inquietud quedó evidenciada en la parte introductoria de un artículo que recientemente hice circular. El artículo se titula: “Artículos Científicos. Comunicaciones Descriptivas. Ensayos Epistémicos”. Alli se expone:

Con motivo de la eliminación del PPI y de la proposición de una nueva Ley de Universidades, he leído en El Nacional (A Tres Manos) algunos artículos periodísticos o ensayos filosóficos relacionados con la Universidad, la Ciencia, la Tecnología y la Investigación. Casi todos los artículos --excepto “Identidad Marxista” de Edgard Morin, que recientemente he comentado-- han sido escritos en un cierto nivel abstracto de generalidad conceptual, nivel que voy a denominar Nivel 1. En este nivel, existirá una gran variabilidad en las posibles interpretaciones semánticas de los términos utilizados. El comentario que intento presentar pertenece a un Nivel 2 que voy a denominar como descriptivo. Aunque no es usual, podría existir un Nivel 3, el más concreto de todos, que sería básicamente metodológico. En este nivel existirá muy poco margen de interpretación semántica”.

“Debo afirmar y confesar, que no logro entender los artículos escritos en el Nivel 1. La razón puede ser muy simple. Cada autor desarrolla --contextualmente-- sus propios conceptos o códigos, que al ser interpretados de manera distinta por cada lector, sería necesario un proceso previo de diálogo, maduración y maceración para alcanzar una mínima convergencia y de esta manera poder comunicar eficazmente. No dominamos conceptualmente y en un nivel abstracto, una lengua recién aprendida. He de recordar que hace algunos años afirmaba: “La filosofía es el lenguaje apropiado para hablar de aquello que no existe”. Asumo que de ello deriva su encanto y el hechizo que milenariamente ha cautivado y sigue cautivando a todos sus practicantes”.

En relación al llamado Nivel 1 “nivel abstracto de generalidad conceptual” he recordado un concepto que estuvo muy de moda en 1973. Se trata del concepto de “Ruptura Epistemológica” propuesto y/o desarrollado por el filósofo marxista francés Louis Althusser y que actualmente ha sido relegado al olvido. Me he preguntado si ello tendrá alguna relación con la caída del Muro de Berlín. Hace dos días tuve un sueño relacionado. Al despertarme, lo poco que pude reconstruir de él, era una especie de situación polémica con un profesor de origen argentino llamado Hugo Calello. El profesor Calello estuvo en Venezuela en la década del setenta, era muy reconocido como especialista en metodología y en dialéctica marxista. Dictaba clases en la Escuela de Sociología, en el Cendes y en otros Postgrados Universitarios. Ambos fuimos profesores en el Postgrado de la Escuela Nacional de Administración Pública, participábamos en seminarios que promovía el director, profesor Luken Quintana. El profesor Calello era un ferviente y dedicado estudioso de las tesis epistemologicas y metodologícas de Althusser. En estos seminarios, como figura protagónica y con su voz ronca y gutural, siempre se refería al concepto de Ruptura Epistemológica. Yo escuchaba atentamente, trataba de entender, no entendía mucho e intervenía para tratar de aclarar mejor los conceptos. Ello me resultaba inútil. Posteriormente he podido entendido cual era esa problemática al relacionarlo con Wittgenstein y los dos niveles del significado” que él ha propuesto. En un primer nivel, “de manera inmediata” y literal entiendo la expresión Ruptura Epistemológica, pero en un segundo nivel, necesito conocer “su uso en el lenguaje”, es decir, como se interrelaciona ese concepto con otros conceptos similares o equivalentes, propuestos por otros pensadores con orientaciones epistémicas iguales o distintas, por ejemplo Bridgman, Feyerabend y Khun. Esta última operación no se facilitaba en aquella época, ya que existía una marcada hegemonía de la doctrina metodológica marxista.

El sueño estaba ambientado en el auditorio del hotel Hilton en Caraballeda. El profesor Calello dictaba una conferencia y se refería a dos posiciones epistemológicas (En ese tiempo el término epistémico todavía no era de uso común y para los marxistas, se encontraba muy relacionado con el positivismo, por lo que preferían el término más filosófico de epistemológico). Una primera posición --que en el sueño no se identificaba ni se explicitaba-- se constituía en la posición luminosa y aceptable, una segunda posición --que tampoco se identificaba ni se explicitaba-- se constituía en la posición contraria, obscura y criticable. En un momento dado y de manera dramática, el profesor Calello con su voz profunda y gutural, refiriéndose a la segunda posición oscura y criticable, preguntó: ¿saben ustedes quién es el líder de está posición?. Se fue al extremo derecho de un ancho pizarrón y escribió un apellido “Contasti” y luego marcando una raya continua con la tiza, se devolvió hacia el extremo izquierdo y escribió “Max”. En ese momento desperté. De manera inmediata recordé que precisamente en ese auditorio, en el año de 1980 había presentado en el XIII Congreso Interamericano de Planificación, la ponencia oficial por Venezuela titulada: “La capacidad epistémica como factor político y metodológico relevante en el proceso de la planificación”.

Había estado en Cordiplan entre los años de 1974 y 1976, mientras se elaboraba el V Plan de la Nación. No estaba de acuerdo con el llamado Futuro Industrial Consumista, idea central que subyacentemente orientaba la elaboración del plan. Como Director de Prospectiva, por mi propia cuenta y simultáneamente preparé un documento crítico llamado el Antiplan. En la ponencia describía esas experiencias y presentaba como tesis principal, que en nuestro país, los llamados planes de la nación habían sido usados como alucinantes “mascarones de proa”. Es decir, que en definitiva, los planes resultaban ser ejercicios académicos con fallas y debilidades metodologícas, que en última instancia se convertían en listados presupuestarios que se alimentaban de promesas y no de proyectos. Consecuentemente, ni se cumplían ni se evaluaban.

La ponencia estaba pautada para las 11 am, pero la Junta Directiva del Congreso había retrasado el programa y mi ponencia sería presentada a las 2 pm. Con Fernando Travieso, José Fernández Revilla, Jorge Giordani y otros profesores del Cendes, nos fuimos hasta el bar de la piscina. Tomé dos piñas coladas, Fernando y Jóse, asumo que cinco cervezas cada uno. A Pedro Pablo Azpurúa, Presidente del Congreso y amigo nuestro, le preocupaba que tanto el ponente como el moderador y el presentador estuviesen celebrando anticipadamente. Con dos piñas coladas mi capacidad verbal se potenciaba, y al igual que lo hubiese hecho cualquier filósofo postmoderno, soy capaz de disparar múltiples adjetivos y conceptos sin reflexionar por un solo momento sobre su concatenación analítica. Para mis amigos fue una exposición brillante, para otros fue un tanto sobreactuada. Jóse quien conocía muy bien la ponencia, como moderador preparó y expuso un excelente resumen. Al mejor estilo del actual Presidente de la República, no sólo hablé de la capacidad epistémica y del proceso de planificación, sino que gratuitamente me extendí sobre otros tópicos. Recuerdos de mi niñez en Upata. La belleza e inteligencia de mi hija Amandita. De manera muy especial y vívidamente describí a las desafiantes esculturas, que se plasmaban en los mascarones de proa. Con un exultante lenguaje poético, como si se tratase de un conjuro mágico, surgieron las imágenes de unas bellísimas jóvenes de largas cabelleras y de exquisitas, hermosas y turgentes fantasías. En todo momento me mantuve dentro de un limpio y aceptable lenguaje académico. Todo concluyó en paz y armonía. Por años, amigos profesores me han preguntan por Amandita. Más tarde, cuando en la Universidad Nacional Abierta conocí a la profesora Ramona Akl, me comentó que junto con otras profesoras y alumnas de la Universidad Católica habían asistido a esa conferencia y quedaron muy satisfechas y sorprendidas.

1 comentario:

  1. Hola doctor, me anoté como seguidora en su Blog. Espero el próximo, ya que siempre aprendo y disfruto sus escritos. Un abrazo

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