sábado, 24 de julio de 2010

La Joven de la Perla. El Guernica. Las Señoritas de Avignon

He recibido muchos comentarios, felicitaciones y buenos augurios por mi adquisición de la pintura “La Joven de la Perla” de Vermeer. Copio el texto enviado: “La buena noticia es que después de tres meses con trámites aduaneros complicados, tengo en mis manos la pintura "La joven de la perla" del pintor holandés del siglo XVII J. Vermeer. La traje de Europa vía DHL. Gracias a un amigo que me hizo los trámites en la aduana, después de mucho ir y venir, y al final pagar los respectivos impuestos, rescaté mi lienzo. Amanda le mandó a hacer un magnífico marco. El cuadro, además de la belleza sustantiva de la pintura sobre un fondo negro oscuro, gracias al marco luce imponente. Estoy invitando a mis amigos para que vengan a conocerlo. Hasta ahora mi pintura favorita era "Dalias primaverales en el viento" del maestro Aponte (Plaza de Pintores. Avenida Casanova. Sabana Grande). Ahora puedo decir como lo decían mis primas cuando yo era un niño en Upata, que "cuando hay santos nuevos los viejos no hacen milagros". Ello no es estrictamente cierto, las dalias primaverales todavía me siguen cautivando”.
Mi comentario no era un correo inocente, tenía una fuerte intención epistémico filosófica. Nótese que está redactado de una manera ambigua, no aclaro de que se trata de una réplica electrónica, pero si oriento: (a) Pintor holandés del siglo XVII (b) La traje de Europa vía DHL. Obviamente, si se tratase de la pintura original y si estuviese disponible para su venta, el precio estaría alrededor de los cien millones de euros. Lo que intento expresar y comunicar --reconozco que de una manera oscura, difícil y complicada-- es que no establezco diferencia entre originales y réplicas. Más aún, no sólo sé que es una réplica y que esta condición no me afecta para el disfrute de la vivencia estética, sino que más profundo aún, psicológicamente, mi mente no procesa ni percibe tal distinción.

El conocimiento científico se desarrolla iterativamente y de manera exploratoria en una espiral por fases, moviéndose entre la teoría especulativa y la observación empírica. Cuando este conocimiento se formaliza y se plasma en un artículo, lo elegante y tradicional ha sido comenzar por la teoría, lo que puede dar la falsa impresión de que esa es la dinámica o diacronía del proceso --cuasi genético-- de la construcción de ese conocimiento. En nuestro caso, desarrollar y exponer la teoría, sería un proceso muy complejo que podría llevarme meses y un tiempo escaso del cual no dispongo actualmente. Si se está interesado --muy interesado-- pueden verse en mi blogs (maxcontasti1938.blogspot.com) los siguientes ensayos: Música y Semántica. El Guernica y las Musas Gitanas. Sobre Arte y Humanismo. Conjeturas Libres y Asistemáticas sobre Wittgenstein. Las Esencias de Proust. Pero en cambio si puedo en pocas líneas, llegar a una aproximación empírica que me interesa dar a conocer. Me pregunto con mucha curiosidad, que obviamente no podré satisfacer, cuántas personas --aficionados y/o admiradores de pinturas-- habrán adquirido de una manera similar y/o equivalente como yo lo he hecho, réplicas electrónicas de “Las Señoritas de Avignon” y/o “El Guernica”. Lógicamente, en estos dos casos, en un formato más reducido y adecuado, propio para una casa o apartamento. Desde hace por lo menos diez años, asumo que esto era posible. Medítese y reflexiónese sobre lo que todo ello podría significar, por ejemplo, el hecho de que pocas personas en el mundo posean réplicas electrónicas de gran formato.
Por dos años estudié en Madrid un doctorado en Psicometría. Amanda, Maximiliano, Orocio y Amandita visitaron muchas veces el Museo del Prado, yo nunca lo hice. En cambio disfruté muchísimo al caminar cotidianamente y expresamente las calles de Madrid, en especial el Madrid de los Austria. Mientras que lo primero --visitar el Museo del Prado-- me parecía una actuación congelada, disecada, convencional y especialmente apresurada, lo segundo en cambio --caminar las calles de Madrid-- me parecía una actividad viviente, orgánica, con cierta nostalgia y especialmente llena de un cierto encantamiento y misterio, del cual de alguna manera sentía que participaba .

No hay comentarios:

Publicar un comentario