viernes, 23 de abril de 2010

Aceleradores de partículas. El boson de Higgs. Los transfinitos de Cantor.

El día (05/04/2010) he leído (El Nacional. Ciencia y Ambiente. Cuerpo Ciudadanos. Pág. 3) una nota periodística sobre el Gran Acelerador Europeo de Partículas Atómicas. La física vive otro momento estelar, esta vez reconocido y publicitado. Bajo estas afortunadas circunstancias seria necesario y oportuno que aquí en Caracas Venezuela, un físico escritor bien formado epistemicamente, en un nivel conceptual, intermedio y comprensible, de una manera contextualizada en relación al desarrollo teórico de la física, que nos traten de explicar los hechos y las posibles consecuencias de las interpretaciones de de los datos. Estoy un tanto escéptico con la manera como la prensa nacional está glosando la información que se obtiene de fuentes internacionales. Se distinguen tres direcciones y/o niveles, que no logran ser bien concatenados y por ello no se consolidan como un conocimiento más orgánico. Estos tres niveles serían: (a) Nivel Técnico Especializado (Teraelectrovoltios). (b) Nivel Descriptivo Comunicacional (Obtener datos estadísticos). (c) Nivel Quimérico Metafórico (La partícula de Dios). Obviando el nivel (a) Técnico Especializado, vamos a presentar como ejemplo tres citas del texto periodístico. 1era cita: (Nivel b) ***Permitirá a la comunidad científica mundial obtener una gran cantidad de información*** (Nivel c) *** y dar respuesta a los enigmas del universo y de la materia***. 2da cita: Refiere la científica Despiona Hatzifotiadu. (Nivel b) ***En este tipo de física, lo importante de observar nuevos fenómenos, es recoger estadísticas*** (Nivel c) ***nos dará una idea de cómo fuimos creados en un comienzo ***. 3era cita: (Nivel b) ***Científicos de todo el mundo procesarán y analizaran datos en una gigantesca red de computadoras*** (Nivel c) *** a fin de buscar evidencias de un eslabón perdido conocido en la teoría como el Boson de Higgs, comúnmente llamado la partícula de Dios***. En síntesis, nótese por un lado (mundo concreto real) que se trata de datos empíricamente logrados que deben ser sometidos a un complejo y laborioso procesamiento, por otro lado (mundo iluso extrapolado) que se trata de obtener certezas en relación con aspectos y/o fenómenos que nunca tendrán una solución científica definitiva. (Heissemberg, dijo hace más sesenta años que el conocimiento que obtenemos de la llamada naturaleza última y/o componentes de la materia física, siempre estará condicionada a la interacción entre nuestros aparatos de observación y esa realidad). Se trataría entonces de una definición operacional de los conceptos, vía un perfeccionamiento por medio de una medición más precisa (Bridgman). Desde otra perspectiva, metafóricamente, dada esa inaccesibilidad estaríamos próximos al concepto de noumeno (Kant) o también podría ser una aproximación al concepto matemático de límite y/o cortadura (Dedekind). En una última instancia y dejándome arrastrar por una especulación, que confieso no solo desbordada, sino también embriagante, de la cual no puedo escapar y de la que asumo que se encuentra en la frontera con la alucinación, podría ser que en el futuro, se encuentre alguna relación entre las afirmaciones de Heissemberg (Principio de indeterminación) y el concepto de números transfinitos de Cantor (Conjunto Potencia). Se trata de unos conjuntos iniciados con la denominación alfabética hebrea de Aleph. **Borges también estaba enterado**. Con la vulgata epistémica diríamos --de manera poco precisa-- que son muchísimo más numerosos y/o grandes que los conocidos conjuntos de números infinitos (primos, pares, naturales, múltiplos de n o más sofisticadamente que todos las duplas, triples o ntuplas (n finitos) del plano cartesiano extendido a n dimensiones. Suficiente. Afortunadamente ya hemos afirmado concientemente, que nos estábamos aproximando al límite de la alucinación. Cantor murió mentalmente perturbado, siempre me ha quedado la duda. Nos restaría como una ultima ayuda, recordar los conceptos lógicos/matemáticos de Godel. Cierro. Me niego a creer que casi con cuatro mil años de antelación, los pitagóricos pudieran tener, aunque sólo sea de una manera genérica, la razón.
Contextualizo mis observaciones anteriores. Hace dos meses escribí en un comentario titulado Radicales Islámicos. Heurística y Epistémica (blogs: maxcontasti1938.blogspot.com). Cito en extenso: ***La primera tesis consiste en aceptar --sobre una escala cuyos dos extremos serían: (a) Mediciones Empíricas (Estadística) (b) Teorías Simétricas (Matemática)--, que el grado de elaboración del conocimiento científico puede variar, pero que en cualquier caso es importante, pertinente y valiosa la evidencia empírica obtenida en un primer nivel, aunque en ese momento no sea posible proponer una hipótesis explicativa única, menos aún elaborar una teoría simétrica y completa. En el pasado, los puristas científicos objetaban y otorgaban muy poco valor a este tipo empírico de hallazgo, prevalecía la frondosa retórica de los llamados Marcos Teóricos y de las Explicaciones e Interpretaciones Modélicas. Un ejemplo emblemático de esta problemática fue la relación estadística: Cigarrillo y Cáncer, que en los años sesenta fue negada por algunos científicos, biólogos y médicos, con el argumento de que esa relación no podía ser considerada una verdad científica, pues no se había determinado la secuencia causal --bioquímica-- entre ambas variables. Posteriormente se descubrió que estas campañas habían sido pagadas y promocionadas por los intereses comerciales de las propias compañías tabacaleras. En Física, esta problemática es ya una vieja polémica. Cito en extenso algunos comentarios que recientemente he preparado: Me permito dar a conocer un tema de interés en relación a los tipos de metodologías actualmente vigentes, utilizadas en la investigación científica, tanto en las ciencias humanas como en las ciencias sociales y en las ciencias naturales. El tema ha sido motivado por un artículo del investigador Williams Barreto publicado en el volumen 34 número 5 (Mayo 2009) de la revista Interciencia. En ese artículo “La orden del caballero Bondi”, el autor se refiere al físico inglés de nombre Hermann Bondi, quien en una reseña titulada “Lo bueno, lo malo y lo feo”, (Nature, 1988) comenta el libro del astrofísico hindú Chandrasekhar “Verdad y Belleza: Estética y Motivaciones en la Ciencia” (1987). Bondi se enfoca sobre el origen, las motivaciones y la presentación de teorías y/o hipótesis en la física, particularmente en relación a la controversia: observaciones y mediciones empíricas vs. simetría y belleza matemática. Dice Barreto: “Autodeclarado como un leal seguidor de la filosofía poperiana, Bondi defiende a la dura y sucia física en contraposición a la inmaculada y bella física”. Puntualizando su argumento sobre la falta de eficacia y poca utilidad de la belleza formal para alcanzar y lograr resultados originales en un campo científico, Bondi reafirma: “La belleza puede ser una excelente guía en matemáticas, pero dudo que tenga algún valor en la física”***.
Concluyo: Hasta mediados del Siglo XX, el conocimiento científico estuvo dominado (Descartes privó sobre Galileo) por la inmaculada y bella física. Era más limpia, de escritorio y elegante, había que conocer muy bien los nuevos desarrollos y teorías matemáticas, e inclusive inventarlas. Posiblemente, sería necesario o conveniente disponer y/o conocer algún dato empírico --orientador o marcador de limites-- previamente obtenido y publicado por otro colega que tuvo la audacia de lanzarse a la arena y hundirse en el barro de la dura y sucia física. En la biología, con el tema del ADN, desde hace cincuenta años se ha generado una histórica polémica, aún no resuelta definitivamente, acerca de compartir los meritos de ese extraordinario descubrimiento, donde se ha marginado injustamente a una científica que obtuvo las primeras observaciones empíricas, pero que no las publicó a tiempo. En la física, unos pocos genios matemáticos, tuvieron éxito y se les recuerda con admiración --Newton. Einstein. Born. Heissemberg. -- pero una gran mayoría fallaron en el intento, se quedaron sepultado en el camino y pasaron al olvido. Esto fue así por una razón muy contundente, en la física y en las ciencias naturales, fácilmente y sin ninguna discusión y/o polémica se detectan los errores. Este dominio de la inmaculada y bella física se extendió de manera casi automática y sin ningún tipo de cuestionamiento crítico hacia las demás ciencias, incluidas las ciencias sociales. La reacción en las ciencias sociales no fue moverse hacia el mundo duro de los datos estadísticos, sino que se adaptó a una estrategia conocida como la huida hacia delante. Se constituyen formas más sutiles y refinadas, equivalentes a la inmaculada y bella física, como la Hermeneùtica y/o el Cualitativismo. En la psicología y en las ciencias sociales, pueden pasar décadas y hasta siglos, no sólo para detectar los errores, sino inclusive para aceptarlos, por ello el psicoanálisis es un buen ejemplo dentro de psicología de lo que sería un equivalente a la inmaculada y bella física. Las serpientes cada cierto tiempo cambian de piel, con Lacan y sus seguidores, seguirán vivas y rampantes. Aunque posiblemente, ya no pueda ser considerado como una disciplina científica, por que en los últimos años se ha venido aproximando y se ha confundido con las corrientes retóricas y postmodernistas de la literatura.
En este año 2010 y hasta el futuro, seguramente se le dará más importancia a la observación controlada, a la información confiable, a los datos empíricos obtenidos y a su correcto procesamiento. Parecería que Bondi con su dura y sucia física, ahora tiene la razón…
Pd1. Como consecuencia de haber recordado anoche sábado (10pm) a los transfinitos de Cantor y por los efectos del tercer día de tratamiento, hasta hoy domingo (10am), no he podido dormir. Desde 1967, cada vez que recuerdo mis intentos por capturar a los transfinitos de Cantor, pasó algunas horas sin dormir. Se trata que entre 1967 y 1972, ni entendía, ni me gustaban las demostraciones lógicas sobre el teorema del Conjunto Potencia, las aceptaba sin comprenderlas muy bien, por consideración a la autoridad establecida. Hacia 1972 y estimulado por una cita de Dieudonné, encontré por mi cuenta una solución intuitiva / constructivista que me permitiría reconciliarme con el concepto. Cito: ***Quería comprender el fondo del problema sin la necesidad de apoyarme en la simple y fría demostración lógica del teorema; por ello trataba inútilmente, de encontrar formas posibles de ordenar el conjunto. Fue sólo en 1972, cuando en Madrid leía el prólogo de una obra de Dieudonné (1966), gran didacta de las matemáticas francesas, que pude entender con toda claridad la validez de esa pretensión por lograr la intuición de lo abstracto. Allí se decía: “El lector se dará cuenta inmediatamente, de que en todas partes se ha puesto de relieve el aspecto conceptual de cada noción, en vez de presentar su aspecto algorítmico, es decir como un ente de cálculo que era el principal objetivo del análisis clásico”***. En un futuro comentaré está aventura.
Pd2. Prometo, en unos meses, después de terminar el ensayo “Las esencias de Proust” y otro ensayo epistémico que estoy completando en sus aspectos bibliográficos, que trataré de escribir una autobiografía científica mucho más extensa y detallada donde --entre otros temas-- explicare mejor este transitar nuestro con los transfinitos. A propósito, con todo el respeto, debo hacer un comentario critico al maestro García Bacca, quien en las 150 páginas de su libro titulado Confesiones (1990) solo dedicó unas veinte páginas sobre su autobiografía intelectual, que debería llamarse mejor autobiografía epistémica y/o científica, ya que describe de manera muy sintética y apretada, en esas veinte páginas, sus pasos y evolución: entre 1910 y 1930, estudió y fue un filosofo tomista muy competente y convencido, luego entre 1930 y 1940, fue un periodo de liberación y de transito gracias a los estudios avanzados de física y matemática que realizó en Alemania. A partir de 1940 se orientó definitivamente por una concesión moderna de la Filosofía de la Ciencia, hasta que en algún momento de su madurez, alcanzaría intelectualmente los conceptos más avanzados de la época: Principio de Indeterminación de Heissemberg y Causalidad Probabilística de Born. Por más que he releído las veinte páginas más de doce veces, no logro captar la riqueza que se hubiese podido expresar en ellas, si el maestro García Bacca, hacia los años 80, hubiese escrito con su proverbial elegancia y claridad, una doscientas páginas sobre el tema. Personalmente hubiese preferido, que en lugar de utilizar diez años (1970-1980) en la traducción de las obras completas de Platón, hubiese reservado algún tiempo para su autobiografía epistémica. Sin lugar a dudas, García Bacca fue un platónico --influencia tomista y alemana-- que apostaba por la inmaculada y bella física, soportada fuertemente en la simetría y belleza de las teorías matemáticas. Soy un aristotélico, que al igual que Bondi, apostaría por la dura y sucia física, soportada fuertemente en el operacionalismo empírico de las mediciones estadísticas.

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