miércoles, 26 de enero de 2011

Un Sueño Epistémico. Un Recital en Caraballeda.

Los sueños resultan de la yuxtaposición aleatoria de imágenes y recuerdos del pasado, que por alguna conexión con hechos y/o acontecimientos del presente, surgen espontáneamente y se disparan desde el subconsciente. Nada tienen que ver con la predicción del futuro. No es científico pensar de otra manera.

En esta semana he reflexionado sobre las formas y expresiones que intentan plasmar significados y conceptos abstractos. Esta inquietud quedó evidenciada en la parte introductoria de un artículo que recientemente hice circular. El artículo se titula: “Artículos Científicos. Comunicaciones Descriptivas. Ensayos Epistémicos”. Alli se expone:

Con motivo de la eliminación del PPI y de la proposición de una nueva Ley de Universidades, he leído en El Nacional (A Tres Manos) algunos artículos periodísticos o ensayos filosóficos relacionados con la Universidad, la Ciencia, la Tecnología y la Investigación. Casi todos los artículos --excepto “Identidad Marxista” de Edgard Morin, que recientemente he comentado-- han sido escritos en un cierto nivel abstracto de generalidad conceptual, nivel que voy a denominar Nivel 1. En este nivel, existirá una gran variabilidad en las posibles interpretaciones semánticas de los términos utilizados. El comentario que intento presentar pertenece a un Nivel 2 que voy a denominar como descriptivo. Aunque no es usual, podría existir un Nivel 3, el más concreto de todos, que sería básicamente metodológico. En este nivel existirá muy poco margen de interpretación semántica”.

“Debo afirmar y confesar, que no logro entender los artículos escritos en el Nivel 1. La razón puede ser muy simple. Cada autor desarrolla --contextualmente-- sus propios conceptos o códigos, que al ser interpretados de manera distinta por cada lector, sería necesario un proceso previo de diálogo, maduración y maceración para alcanzar una mínima convergencia y de esta manera poder comunicar eficazmente. No dominamos conceptualmente y en un nivel abstracto, una lengua recién aprendida. He de recordar que hace algunos años afirmaba: “La filosofía es el lenguaje apropiado para hablar de aquello que no existe”. Asumo que de ello deriva su encanto y el hechizo que milenariamente ha cautivado y sigue cautivando a todos sus practicantes”.

En relación al llamado Nivel 1 “nivel abstracto de generalidad conceptual” he recordado un concepto que estuvo muy de moda en 1973. Se trata del concepto de “Ruptura Epistemológica” propuesto y/o desarrollado por el filósofo marxista francés Louis Althusser y que actualmente ha sido relegado al olvido. Me he preguntado si ello tendrá alguna relación con la caída del Muro de Berlín. Hace dos días tuve un sueño relacionado. Al despertarme, lo poco que pude reconstruir de él, era una especie de situación polémica con un profesor de origen argentino llamado Hugo Calello. El profesor Calello estuvo en Venezuela en la década del setenta, era muy reconocido como especialista en metodología y en dialéctica marxista. Dictaba clases en la Escuela de Sociología, en el Cendes y en otros Postgrados Universitarios. Ambos fuimos profesores en el Postgrado de la Escuela Nacional de Administración Pública, participábamos en seminarios que promovía el director, profesor Luken Quintana. El profesor Calello era un ferviente y dedicado estudioso de las tesis epistemologicas y metodologícas de Althusser. En estos seminarios, como figura protagónica y con su voz ronca y gutural, siempre se refería al concepto de Ruptura Epistemológica. Yo escuchaba atentamente, trataba de entender, no entendía mucho e intervenía para tratar de aclarar mejor los conceptos. Ello me resultaba inútil. Posteriormente he podido entendido cual era esa problemática al relacionarlo con Wittgenstein y los dos niveles del significado” que él ha propuesto. En un primer nivel, “de manera inmediata” y literal entiendo la expresión Ruptura Epistemológica, pero en un segundo nivel, necesito conocer “su uso en el lenguaje”, es decir, como se interrelaciona ese concepto con otros conceptos similares o equivalentes, propuestos por otros pensadores con orientaciones epistémicas iguales o distintas, por ejemplo Bridgman, Feyerabend y Khun. Esta última operación no se facilitaba en aquella época, ya que existía una marcada hegemonía de la doctrina metodológica marxista.

El sueño estaba ambientado en el auditorio del hotel Hilton en Caraballeda. El profesor Calello dictaba una conferencia y se refería a dos posiciones epistemológicas (En ese tiempo el término epistémico todavía no era de uso común y para los marxistas, se encontraba muy relacionado con el positivismo, por lo que preferían el término más filosófico de epistemológico). Una primera posición --que en el sueño no se identificaba ni se explicitaba-- se constituía en la posición luminosa y aceptable, una segunda posición --que tampoco se identificaba ni se explicitaba-- se constituía en la posición contraria, obscura y criticable. En un momento dado y de manera dramática, el profesor Calello con su voz profunda y gutural, refiriéndose a la segunda posición oscura y criticable, preguntó: ¿saben ustedes quién es el líder de está posición?. Se fue al extremo derecho de un ancho pizarrón y escribió un apellido “Contasti” y luego marcando una raya continua con la tiza, se devolvió hacia el extremo izquierdo y escribió “Max”. En ese momento desperté. De manera inmediata recordé que precisamente en ese auditorio, en el año de 1980 había presentado en el XIII Congreso Interamericano de Planificación, la ponencia oficial por Venezuela titulada: “La capacidad epistémica como factor político y metodológico relevante en el proceso de la planificación”.

Había estado en Cordiplan entre los años de 1974 y 1976, mientras se elaboraba el V Plan de la Nación. No estaba de acuerdo con el llamado Futuro Industrial Consumista, idea central que subyacentemente orientaba la elaboración del plan. Como Director de Prospectiva, por mi propia cuenta y simultáneamente preparé un documento crítico llamado el Antiplan. En la ponencia describía esas experiencias y presentaba como tesis principal, que en nuestro país, los llamados planes de la nación habían sido usados como alucinantes “mascarones de proa”. Es decir, que en definitiva, los planes resultaban ser ejercicios académicos con fallas y debilidades metodologícas, que en última instancia se convertían en listados presupuestarios que se alimentaban de promesas y no de proyectos. Consecuentemente, ni se cumplían ni se evaluaban.

La ponencia estaba pautada para las 11 am, pero la Junta Directiva del Congreso había retrasado el programa y mi ponencia sería presentada a las 2 pm. Con Fernando Travieso, José Fernández Revilla, Jorge Giordani y otros profesores del Cendes, nos fuimos hasta el bar de la piscina. Tomé dos piñas coladas, Fernando y Jóse, asumo que cinco cervezas cada uno. A Pedro Pablo Azpurúa, Presidente del Congreso y amigo nuestro, le preocupaba que tanto el ponente como el moderador y el presentador estuviesen celebrando anticipadamente. Con dos piñas coladas mi capacidad verbal se potenciaba, y al igual que lo hubiese hecho cualquier filósofo postmoderno, soy capaz de disparar múltiples adjetivos y conceptos sin reflexionar por un solo momento sobre su concatenación analítica. Para mis amigos fue una exposición brillante, para otros fue un tanto sobreactuada. Jóse quien conocía muy bien la ponencia, como moderador preparó y expuso un excelente resumen. Al mejor estilo del actual Presidente de la República, no sólo hablé de la capacidad epistémica y del proceso de planificación, sino que gratuitamente me extendí sobre otros tópicos. Recuerdos de mi niñez en Upata. La belleza e inteligencia de mi hija Amandita. De manera muy especial y vívidamente describí a las desafiantes esculturas, que se plasmaban en los mascarones de proa. Con un exultante lenguaje poético, como si se tratase de un conjuro mágico, surgieron las imágenes de unas bellísimas jóvenes de largas cabelleras y de exquisitas, hermosas y turgentes fantasías. En todo momento me mantuve dentro de un limpio y aceptable lenguaje académico. Todo concluyó en paz y armonía. Por años, amigos profesores me han preguntan por Amandita. Más tarde, cuando en la Universidad Nacional Abierta conocí a la profesora Ramona Akl, me comentó que junto con otras profesoras y alumnas de la Universidad Católica habían asistido a esa conferencia y quedaron muy satisfechas y sorprendidas.

lunes, 17 de enero de 2011

Ley de Universidades. Cupo Diferencial.

La nueva Ley de Universidades trata de introducir aspectos doctrinarios que violentan el concepto tradicional de autonomía universitaria. Posiblemente esa haya sido la razón por la cual el Presidente de la República no la promulgó. Me he de referir a dos aspectos muy concretos (Paridad del Voto y Admisión Estudiantil), diferentes a los aspectos conceptuales antes mencionados. Una vez más, otra vez más, he de comentar el concepto de Cupo Diferencial (Admisión Estudiantil).

Sobre estos dos aspectos, he leído algunos comentarios por prensa y además manejo una cierta información de la Ley Orgánica de Educación (Queipo) recientemente aprobada, que implica el voto individualizado y sin ponderar de todos los estamentos universitarios: Profesores. Estudiantes. Egresados. Empleados y Obreros. Voy a conceptualizar los dos aspectos con los términos de: Apertura Electoral y Apertura Social. El primer aspecto, la Apertura Electoral, será operacionalizado con el indicador: Derecho al voto para elegir autoridades universitarias. El segundo aspecto, Apertura Social, será operacionalizado con el indicador: Formas y Procedimientos para la Admisión en la Universidad.

En relación al primer aspecto, Apertura Electoral, comentaremos que históricamente y por Ley, la relación de participación entre el voto profesoral y el voto estudiantil estaba establecido en 75% vs 25%. Esta proporción se mantuvo estable hasta la década de los ochenta, ya que los estudiantes votaban directamente para elegir, según fuese el número de representantes estudiantiles, necesarios para integrar junto con los profesores el Claustro Universitario. La participación electoral resultaba de segundo grado para los estudiantes y de primer grado para los profesores. En algún momento y por presión de algunas demandas judiciales, se genera un cambio que en principio era más democrático, por permitir a los estudiantes votar directamente en primer grado. El concepto era correcto, pero la forma como estadísticamente fue implementado, supuso, intencionalmente o no, una cierta anomalía. Esta extraña situación consistía en que, para poder mantener la proporcionalidad original de 75% vs 25%, era necesario que votase el 100% del Padrón Electoral Estudiantil, es decir, que la abstensión estudiantil fuese nula. En la realidad histórica, la abstención estudiantil llegaba hasta un 80%, votando solamente un 20% de estudiantes, principalmente activistas de los partidos políticos. Como consecuencia de este hecho, la verdadera participación entre los dos grupos estaría aproximadamente en 95% vs 5%, en lugar del original 75% vs 25%. Los estudiantes se daban cuenta de que su voto contaba muy poco en las elecciones rectorales, pero no sabían como explicarse el porque de la situación, que ellos mismos habían ayudado a conformar en los años ochenta. Menos aún sabían cómo poder corregirla. Esta corrección era estadísticamente muy sencilla, bastaba tomar como referencia para el cálculo de la relación electoral: Número de Votos Estudiantiles equivalentes a un Voto Profesoral, a los votantes válidos y efectivos --profesores y estudiantes-- luego de haberse efectuado la votación y contabilizado los votos validos. Ello en lugar de los votantes potenciales totales (Padrón Electoral) previo a la votación. Entre el año de 1996 y el año 2010, asistía y fui miembro del Consejo Superior de la Universidad Nacional Abierta, en algunas oportunidades le hice conocer a los representantes estudiantiles de esta extraña situación y como corregirla. Nótese que pasar de un 5% de la participación electoral de los estudiantes a la situación que plantea la nueva ley de universidades, donde pueden votar todos los estudiantes y todos los profesores además de empleados, egresados y obreros, aparte de la complejidad de su implementación y logística, constituye un evento sumamente difícil de aceptar por los profesores, ya que su peso electoral cambiaria del 95% actual a un valor aproximado del 10%. Si pudiéramos cuantificar un coeficiente de apertura, podríamos decir que estará próximo al 90%

Respecto a la Admisión Estudiantil, debo expresar de manera muy aproximada que entre 1960 y 1980, la apertura social de las universidades estaba en un rango cercano al 80%, ya que por una parte, no había que cancelar matrícula y por otra parte había suficientes cupos para que todos los estudiantes pudiesen ingresar. Este último punto tenia una sola excepción, la carrera de Medicina, que a partir de cierto momento --posiblemente 1965-- comienza a utilizar pruebas psicométricas para definir el ingreso a la carrera. Desde 1975, también la Opsu había comenzado a usar pruebas psicométricas, más orientadas hacia el conocimiento que hacia las aptitudes y con el tiempo, en aquellas carreras donde se fue generando una fuerte demanda por cupos, las universidades nacionales, vía las llamadas pruebas internas de conocimientos, aplicadas en cada facultad manejaron cerca del 70% de los cupos, dejándole a la Opsu sólo un 30%. Como una nota lateral se comentaba, que tanto en el proceso de las pruebas internas de las universidades como en el proceso de la Opsu, mediante algún tipo de influencia era posible negociar algunos cupos. No tengo evidencias de que esto haya sido cierto.

Aproximadamente en 1990, se comentó el hecho de que en las carreras de Medicina, Arquitectura, Computación y Comunicación en la Universidad Central, así como en las carreras largas de cinco años de las Ingenierías de la Universidad Simón Bolívar, --ignoro cual sería la situación en otras universidades nacionales-- el 90% de los aspirantes admitidos, provenía de colegios privados y sólo el 10% provenía de liceo públicos. La Universidad Simón Bolívar había previsto un mecanismo de amortiguación a esta situación, con carreras técnicas de corta duración que se ofrecían en la Sede del Litoral en Camuri. Pero a partir de esos años comenzó una mayor presión por la búsqueda de nuevas formas de ingreso y por no usar las pruebas psicométricas que comenzaban a presentar múltiples problemas. Por una parte, el periodo de un año era insuficiente para preparar buenas pruebas psicométricas (validez y confiabilidad) por tanto derivaban hacia pruebas repetitivas de conocimientos. Por otra parte, se ofrecían de manera privada cursos especiales para aprender a responder las pruebas. En estos cursos se disponía de toda la batería de pruebas utilizadas en años anteriores. Nótese que de esta manera, aumentaba la discriminación social, ya que no todos los estudiantes podían afrontar el pago de esos cursos, y que en última instancia, la prueba se transformaba en un ejercicio memorístico.

Dada la presión de grupos universitarios, que percibían una marcada injusticia en la manera como se habían generado estos tipos anómalos de procedimientos para el ingreso, tanto la Universidad Central como la Universidad Simón Bolívar, a pesar de las fallas y debilidades ya conocidas de las pruebas, se las ingeniaron para seguir usándolas. Establecieron unas operaciones y/o programas, creo que se llamaban Andrés Bello o Simón Rodríguez, tratando de aumentar el porcentaje de estudiantes de los liceos públicos en la selección final para el ingreso. Estas operaciones consistían en que profesores y estudiantes le ofrecían cursos compensatorios a los estudiantes más destacados de aquellos liceos ubicados en zonas cercanas a las universidades, para que pudieran salir mejor en las pruebas. Sin lugar a dudas estos procedimientos que pervertían el concepto canónico de pruebas psicométricas, podrían conceptualizarse como un “paño caliente”, “una huída hacia adelante” o según la frase gatopardiana “cambiar para que las cosas no cambien”.

Debo hacer notar que desde 1965 cuando propuse por vez primera el concepto de Cupo Diferencial, las universidades podían haber adoptado una solución más eficaz para ir progresivamente hacia una mayor apertura social, que permitiese a un porcentaje mayor de estudiantes pudiesen ingresar a carreras como Medicina, Arquitectura, Computación y Comunicación en la Universidad Central y las Ingenierías en la Universidad Simón Bolívar. Desde un cierto momento, por las fallas que ya hemos comentado en las pruebas psicométricas, propuse utilizar el concepto de Cupo Diferencial tomando como referencia a las notas de bachillerato. Adicionalmente la aplicación de las pruebas hacia necesario una parafernalia logística y en el caso de la Opsu una operación militar.

En síntesis, podemos establecer que en 1960, con la matricula gratuita, la universidad venezolana se inicia con un parámetro de 80% de apertura social, pero con la aparición de la prueba de Opsu en 1975 y las pruebas internas en las universidades, esta apertura se cierra aproximadamente a un nivel del 20%. En la década de los noventa con los programas compensatorios para alumnos destacados de bachillerato en liceos públicos, este parámetro pudo aumentar levemente a un cierto valor, que estimamos se ha mantenido hasta el año 2010. En este momento de manera confusa y no determinada, la nueva ley de universidades, que ha sido propuesta, trata de imponer una apertura social generalizada para el ingreso estudiantil a un nivel que podría estimarse en un 80%. Lógicamente, las universidades no están preparadas, en un corto tiempo, para pasar de un 20% a un 80% de apertura social. En el supuesto negado de que esto fuera técnica y logísticamente posible, resulta altamente improbable que ese 80% de apertura social --inducido dentro de la propia universidad y no previsto ni preparado desde el bachillerato y la primaria-- fuese conveniente y pertinente para preservar la calidad de la educación universitaria y para conocimientos científicos y epistémicos a la altura de las mejores universidades del mundo. Sin lugar a dudas estamos frente a una situación compleja y muy posiblemente contradictoria y paradójica.

Voy a presentar una síntesis de la historia del Cupo Diferencial. En 1961 me gradúe en Psicología (UCV), de una vez y de manera inmediata me incorpore como profesor de Estadística y de Psicometría. Entre 1961 y 1963 estudié un Postgrado en Planificación en el Cendes. Entre 1963 y 1964 realicé un Postgrado en Estadística en MIT. Desde 1964 hasta 1986 continúe como profesor de Estadística y paralelamente en algunos años como profesor en la maestría del Cendes. Entre 1985 y 1992, ejercí como profesor del doctorado en el Cendes. En 1965, conversando con profesores de Estadística y de Psicometría, pude conocer que los esquimales salían muy deficientemente en el Test de Matrices Progresivas de Raven y que aplicándoles las normas occidentales aparecían por debajo de sus niveles posibles de inteligencia. Obviamente se trataba de un absurdo, producto de un uso inapropiado del artefacto estadístico. Por tanto reflexioné y concluí, que al igual que existían parámetros y/o normas según la edad cronológica de las personas --dado que las pruebas psicométricas, de alguna manera están construidas con elementos culturales y cognoscitivos específicos-- deberían haber normas diferentes para culturas distintas y por extensión para los estratos socioeconómicos establecidos dentro de una misma cultura. Otra opción pudiese haber sido preparar pruebas especiales, ajustadas a cada grupo, estrato o universo estadístico. La primera opción por ser más sencilla sería preferible, es decir una sola prueba y dividir el universo según fuese necesario. De esta manera había surgido la idea inicial del concepto de Cupo Diferencial.

A mediados de la década del sesenta apareció un movimiento llamado los Sin Cupos. Al mismo tiempo, en 1965 por invitación del doctor De Venanzi me había incorporado como miembro académico a la Comisión de Estudio del Rendimiento Estudiantil del Consejo Universitario (CUCERE). Inicialmente la comisión estuvo presidida por el Rector Bianco, el Vicerrector Plaza Izquierdo, el Doctor Francisco De Venanzi y los decanos Gamero y Beznerra. Participaban los directores Emiro Rotundo y Virgilio Urbina, así como los funcionarios asesores Carlos Añez Di Prisco, Guillermo Sánchez Ramos y Antonio Olaizola Córdova. La comisión se reunía en el salón del rectorado una vez a la semana. Estas reuniones me permitían tener un trato cotidiano y amigable con el doctor De Venanzi a quien ya conocía desde mi época de estudiante en el Cendes. El doctor De Venanzi me invitó para que escribiera en la revista Universalia de la cual era director. Un honor y un privilegio para un joven profesor, el poder publicar en la misma revista en la cual escribían los toros bravos de la universidad (Se les llamaban Vacas Sagradas). Recuerdo los nombres de: Juan David García Bacca. Humberto García Arocha. Raúl García Arocha. Foción Febres Cordero. Ildefonzo Leal. Escribí dos artículos, uno titulado Planeamiento Universitario y el otro titulado Cupo Diferencial. Este último artículo tenia como propósito lograr una mayor apertura social en el ingreso a la universidad. Esto me parecía un acto de justicia, ya que permitía incluir a muchos estudiantes que de otra manera quedarían excluidos por pertenecer a un determinado estrato socioeconómico. El concepto de Cupo Diferencial es muy sencillo. Consiste en tomar un cierto indicador cognoscitivo, por ejemplo: Prueba Psicométrica. Prueba de Conocimientos. Notas de Bachillerato y evaluar los valores particulares de cualquiera de esas variables, sobre una partición del universo estudiantil de aspirantes, con normas distintas para cada partición. Como criterio para dividir el universo, a manera de ejemplo se podían utilizar distintos indicadores: (a) Los estratos socioeconómicos (equivalente al número de años de estudio en un liceo público o en un colegio privado), (b) La región de origen del estudiante (equivalente al sitio --metrópolis, ciudad o pueblo-- donde el aspirante estudió el quinto año de bachillerato).

Desde el año de 1960 y hasta el año 2005, tuve frecuentes contactos con rectores, decanos y directores de las universidades nacionales, y por mi condición de miembro fundador y asesor técnico de la Opsu, tuve mucha relación con algunos de sus directores, en especial Eduardo González Reyes, Iván Olaizola y Luis Fuenmayor Toro. En todo momento trataba de explicar en que consistía el concepto de Cupo Diferencial y cuales serían sus ventajas. De la misma manera, a lo largo de esos años, en diferentes revistas y publicaciones universitarias y en múltiples congresos y seminarios expuse en que consistía el concepto. Con ciertas limitaciones, adaptando el concepto de acuerdo con la información que estuviese disponible, pude aplicarlo en dos oportunidades: (A) A mediados del año 1970, estaba dirigiendo y finalizaba con el Proyecto de Investigación sobre Rendimiento Estudiantil. Participaba un equipo numeroso de colaboradores (Esther Holcblat. Lily Marcano. Ennio Paniz. Manuel Cemborain. Enrique Añez. Gianfranco Incerpi. Hernán Méndez). En ese año, los aspirantes a estudiar medicina, de manera violenta e incorrecta, se habían negado a presentar la prueba de admisión y la habían quemado públicamente. Como una solución de emergencia y por invitación del Rector Bianco, en ese momento --de una manera restringida-- pude aplicar el concepto de Cupo Diferencial. Utilicé las notas del cuarto año de bachillerato. El equipo técnico de CUCERE --al rededor de veinte profesionales universitarios-- se trasladó durante dos semanas a los archivos del Ministerio de Educación, registró la distribución de las notas en aquellas asignaturas del cuarto año de bachillerato donde figuraban los aspirantes a ingresar y se determinó que lugar ocupaban en cada asignatura. De esta manera, se pudo calcular los valores percentiles correspondientes. Este procedimiento, aplicado sobre cada asignatura, sería equivalente a una partición estadística del universo. Años más tarde obtuve la información de que la cohorte correspondiente a ese año de 1970, había logrado un alto nivel en el coeficiente de graduación, cercano a un 80%. (B) Entre Julio y Agosto de 1974 --por solo dos meses-- se me ofreció la oportunidad y la responsabilidad, por una parte de diseñar un proyecto nuevo y novedoso y por otra parte, brevemente, de dirigir --técnicamente-- el Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho, que un año después en 1975 se transformaba en la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho. En Agosto de 1974 aplique el concepto de Cupo Diferencial, fue seleccionado y publicado en prensa, el primer grupo de aspirantes, que dos meses después viajaba al exterior. Utilizando las notas de bachillerato, ponderadas según el tipo de carrera a estudiar, pude aplicar el concepto de Cupo Diferencial sobre una división de universo, utilizando lo que fue conocido como Cuadricula de Selección en Doble Entrada (3 x 3): Años estudiados en un liceo publico o en un colegio privado: Público (1). Intercalados o Distribuidos (2). Privados (3). Región de Procedencia Metrópolis (1). Ciudad (2). Pueblo (3). Este procedimiento de selección mantuvo una vigencia de cinco años (Gumersindo Rodríguez. Guillermo Domínguez. Leopoldo López. Ruth Lerner de Almea). En un momento dado, se comentó como un hecho relevante que jóvenes estudiantes del Alto Apure y del Territorio Amazonas habían llegado --desconcertados y desorientados-- a Paris, Londres y Nueva York para estudiar. Este hecho para algunos fue motivo de críticas y para otros fue motivo de elogios, pero de cualquier manera, le dio notoriedad a una absoluta y transparente apertura social en el otorgamiento de becas gubernamentales, situación que nunca antes se había visto en el país. Las universidades nacionales pudieron conocer y enterarse, de que existían otras formas y manera de realizar una selección estudiantil.

Por razones que nunca he conocido ni voy a entender, las universidades, sus autoridades y sus dirigentes, durante esos largos años desde 1965 hasta este año 2010 no se han interesado por conocer y analizar el concepto de Cupo Diferencial. En el fondo lo que ello puede implicar, aunque exista una cierta preocupación social, es que no había una intención firme y decidida para lograr una apertura social efectiva. En el año 2000, Luis Fuenmayor --director-- y Vannesa Balleza --asesora-- en la Opsu, mostraron interés por aplicar el concepto de Cupo Diferencial. Se me contrató para diseñar un instrumento que por una parte fuese equivalente al Graffar de Méndez Castellano, y por otra parte que utilizara información adicional a las cuatro variables originales del Graffar. Con la colaboración del Ingeniero Edgar Matheus, diseñamos, construimos y validamos el instrumento solicitado. Este instrumento sería utilizado para dividir el universo estadístico de los aspirantes en cinco grupos sociales y tanto la prueba de Opsu, como las notas de bachillerato, transformadas en percentiles, serían ajustadas mediante normas y parámetros para cada uno de los cinco grupos. Desafortunamente en el año 2003, Fuenmayor y Vannesa se retiraron de Opsu.

Una reflexión final de carácter metodológico. Si desde 1965, en las universidades nacionales con sus equipos técnicos, se hubiese trabajado seriamente con el concepto de Cupo Diferencial, especialmente utilizando las notas de bachillerato, consecuentemente transformadas, ajustadas y ponderadas, se hubiesen desarrollado estadísticamente modelos de predicción cada vez más eficaces, objetivos y pertinentes. En este momento se tendría una apertura social en la Admisión Estudiantil, que hubiese enfrentado y/o moderado cualquier intento gubernamental para imponer un modelo que no es ni logísticamente ni conceptualmente aceptable.

viernes, 14 de enero de 2011

Artículos Científicos. Comunicaciones Descriptivas. Ensayos Epistémicos

Con motivo de la eliminación del PPI y de la proposición de una nueva Ley de Universidades, he leído en El Nacional (A Tres Manos) algunos artículos periodísticos o ensayos filosóficos relacionados con la Universidad, la Ciencia, la Tecnología y la Investigación. Casi todos los artículos --excepto “Identidad Marxista” de Edgard Morìn, que recientemente he comentado-- han sido escritos en un cierto nivel abstracto de generalidad conceptual, nivel que voy a denominar Nivel 1. En este nivel, existirá una gran variabilidad en las posibles interpretaciones semánticas de los términos utilizados. El comentario que intento presentar pertenece a un Nivel 2 que voy a denominar como descriptivo. Aunque no es usual, podría existir un Nivel 3, el más concreto de todos, que sería básicamente metodológico. En este nivel existirá muy poco margen de interpretación semántica.

Debo afirmar y confesar, que no logro entender los artículos escritos en el Nivel 1. La razón puede ser muy simple. Cada autor desarrolla --contextualmente-- sus propios conceptos o códigos, que al ser interpretados de manera distinta por cada lector, sería necesario un proceso previo de diálogo, maduración y maceración para alcanzar una mínima convergencia para poder comunicarse eficazmente. No dominamos conceptualmente y en un nivel abstracto, una lengua recién aprendida. He de recordar que hace algunos años afirmaba: “La filosofía es el lenguaje apropiado para hablar de aquello que no existe”. Asumo que de ello deriva su encanto y el hechizo que milenariamente ha cautivado y sigue cautivando a todos sus practicantes.

Me voy a referir concretamente al tipo de publicaciones que promueven y aceptan las revistas científicas en las diferentes áreas disciplinarias. Partiendo de una ordenación aceptada históricamente del conjunto de disciplinas, de manera arbitraria y convencional sólo me he de referir a un espectro disciplinario intermedio. Se excluye en un extremo a la Lógica, la Matemática, la Física y la Química y en el otro extremo a la Historia, la Ética, la Estética y la Filosofía. Las revistas científicas promueven, aceptan y clasifican las colaboraciones que luego publican en tres categorías básicas: Artículos Científicos. Comunicaciones Descriptivas. Ensayos Epistémicos. En general, las revistas científicas no publican Ensayos Filosóficos. Nótese como cuestión muy importante, que estas categorías, que las propias revistas científicas promueven y aceptan para su publicación, deben ser consideradas como una definición operacional bien lograda, validada precisamente por la propia práctica editorial.

La estructura editorial de las comunicaciones es muy similar entre las diversas revistas científicas: (a) Introducción. (b) Materiales, Métodos e Indicadores. (c) Resultados y Discusión. (d) Conclusiones. Los artículos presentan una estructura más libre, con una mayor carga en aspectos teóricos, que con una necesaria innovación metodológica tratan de comprobar una hipótesis o confirmar una tesis. El ensayo resulta ser más personal y por ello presenta una estructura aún más libre y espontánea. En las comunicaciones se pueden distinguir dos instancias. En la parte inicial del espectro disciplinario: Medicina. Agricultura. Ecología, generalmente los materiales y los métodos (equivalentes a indicadores) son bien conocidos y probados, sólo se presenta una aplicación --sin cambios en la metodología-- en un ámbito y/o universo distintos. En la parte final del espectro disciplinario: Bibliometría. Educación. Sociología, por ser disciplinas con un menor desarrollo histórico generalmente presentan innovaciones metodológicas, con la proposición de nuevos indicadores (equivalentes a materiales y métodos), que son aplicados sobre ámbitos y/o universos iguales o diferentes.

Estimo que en las revistas científicas, la proporción de las frecuencias entre las tres categorías de publicación son las siguientes: Comunicaciones Descriptivas (80%). Artículos Científicos (15%). Ensayos Epistémicos (5%). Está asimétrica proporcionalidad debería tener algún significado. En referencia a la pertinencia, la calidad y la creatividad, aún sin haber alcanzado una estructura expositiva bien ordenada, podemos adelantar algunos juicios u opiniones. En el corto plazo, las comunicaciones son más pertinentes que los artículos. Los artículos son más creativos y de mayor calidad científica que las comunicaciones. Los ensayos son más creativos y más especulativos que los artículos. Como ya hemos mencionado, las comunicaciones que presentan innovaciones metodológicas, son de mayor creatividad que aquellas que simplemente utilizan una metodología bien conocida y probada.

viernes, 7 de enero de 2011

Nueva Ley de Universidades. Cupo diferencial. Referéndum 2007

Estoy preparando un comentario en relación a la nueva ley de universidades sobre dos aspectos concretos: (1) Paridad del voto profesor/estudiante. (2) Formas y procedimientos de la admisión estudiantil. Como sorpresa agradable por una coincidencia, Domingo (02/01/2011 El Nacional) comento Rigoberto Lanz dos tesis e ideas generales, que están en el fondo de los aspectos concretos que estoy desarrollando. Las dos tesis a las que se refiere Lanz son las siguientes: (a) Durante mil años las universidades no se han transformado y que la fuerza para una transformación nunca ha surgido de las propias universidades. (b) Que cuando los gobiernos han tratado de transformar a las universidades, el resultado ha sido catastrófico.

En lo que respecta a la primera parte, entre el año de 1960 y el año 2010 esta ha sido aproximadamente la situación de universidad venezolana. En lo que respecta a la segunda parte, en este año 2010 estamos presenciando el intento de la Asamblea Nacional y el Ministerio de Educación Superior, que violentando el concepto tradicional de autonomía, trata de introducir transformaciones en las universidades, que con toda seguridad pudieran ser catastróficas. En referencia concreta a los dos puntos que trataré en mis próximos comentarios: La distribución del voto entre los distintos estamentos que la integran, para conformar el claustro universitario y la admisión estudiantil para el ingreso, en ambos casos, la universidad venezolana en todo estos años ha mantenido y defendido con gran tenacidad, un mínimo porcentaje de apertura aproximadamente de solo un 10%. Ahora mediante la nueva ley de universidades, se trata de imponerle un porcentaje de apertura que estimo estará alrededor del 80%. Esta cuestión, por una parte no es ni físicamente ni institucionalmente posible de cumplir, y por otra parte, en el supuesto negado que esto pudiera llegar a implementarse, la calidad y producción de conocimiento, se deterioraría aún más de lo que lo ha sucedido en los últimos años. Estos dos aspectos los voy a ejemplificar y ampliar en el comentario que estoy preparando para la próxima semana. (Nota Actualizada 05/0172011. El Presidente de la República decidió no promulgar la Ley).

Buscando referencias anteriores sobre el concepto del Cupo Diferencial y a la renuencia de las Universidades Nacionales Autónomas (1965/2010) si quiera a considerarlo como una discusión académica, me encontré con un documento escrito en el julio del 2007, titulado “Posicionamiento Personal y Reconocimiento para Ramón Piñango”. Lo volví a leer cuidadosamente y me encontré en el síndrome “espejito espejito” (Antonio Azocar) con un excelente documento. En ese documento y en un addéndum titulado “Piedra, papel y tornillos”, adicionalmente hice unos pronósticos para el referéndum del 2007 respecto a la Reforma Constitucional, donde según mis estimaciones estadísticas, ganó la opción NO con 5.150.000 votos contra 5.100.000 de la opción SI oficialista (menos del 1% REP). Mis pronósticos resultaron muy ajustados y verosímiles, por que a partir de un voto duro de la opción NO de 4.200.000 votos, estimaba que era necesario extraer del estrato D- y del estrato E, alrededor de un millón de votos. En efecto, sorpresiva y milagrosamente apareció ese millón de votos, creo que por estas dos razones: (a) Trecientos mil votos que aporto el disidente PPT. (b) Setecientos mil votos que se deslizaron desde el oficialismo y que el año anterior (2006) habían votado por la opción presidencial (7.500.000 votos). Posiblemente y esto es una hipótesis, tuvo mucho que ver con este deslizamiento, por una parte un rechazo de la sociedad venezolana al fantasma del comunismo y por otra parte a la circunstancia que unos días antes del referéndum, el Presidente de la Republica solicitó a la Unión Europea, la condición de beligerantes para las guerrillas colombianas.

Respecto a los resultados oficiales del referéndum del 2007, el CNE, por más demandas que se hayan intentado ante el Tribunal Supremo, se ha negado a publicar los resultados oficiales detallados y definitivos. Creo que de una manera novelada, al estilo de “El Pasajero de Truman” o del “Falke”, puedo recomponer los hechos de esta manera: (a) Cercano a las doce de la noche, la Sala Situacional de Miraflores vía las actas electorales --Telefono. Internet-- conocía los resultados exactos con el 100% de los votos emitidos. La oposición manejaba una información similar, aunque solo con el 98% de las actas de votación. (b) El CNE, que debía haber dado un primer boletín oficial entre diez y once de la noche, no lo había hecho. Posiblemente esperando una señal de Miraflores. (c) A las doce de la noche, el Presidente Chávez a sabiendas que había ganado la opción NO, decide finalmente aceptar el resultado. (d) Se lo comunica al CNE y a la una de la mañana se ofrece el primer boletín oficial. Creo que en ese momento el resultado ofrecido fue 4.500.000 para la opción NO y 4.400.000 para la opción SI (menos del 1% REP), estableciéndose que se habían escrutado el 88% de las mesas/actas. (e) Por un mal consejo de los asesores estadísticos del CNE, la Presidenta Tibizay Lucena afirmó que los resultados eran estadísticamente irreversibles (esta no es una afirmación factualmente absoluta, siempre se debe asumir 1% de nivel significación estadística). En la realidad, los resultados eran factualmente irreversibles, por que se conocía el conteo final con el 100% de los votos registrados. Por ello lo que no se podía afirmar, con el 88% de los votos escrutados y una diferencia de 100.000 votos, era que los resultados fuesen estadísticamente irreversibles. Esto lo declaro al día siguiente a la prensa una profesora de la Universidad Simón Bolívar. (f) De manera inmediata, en un gesto teatral y prematuramente democrático, dado que solamente estaba escrutado el 88% de los votos y la diferencia era muy pequeña, el Presidente Chávez, utilizando también el término de irreversible admitió rampante y democráticamente la victoria de la opción NO. (g) Evidentemente hubo algún tipo de manipulación con las cifras, en cuanto al porcentaje (88%) de las actas comprobadas oficialmente, pero sin alteraren ningún momento la verdad última del triunfo de la opción NO. (h) Si se publicasen los resultados detallados y definitivos, por métodos y procedimientos estadísticos, se pudiese descubrir cual fue esta manipulación. (i) En todo caso, no será como una Oposición Oscura y Obcecada y también una buena parte de la Oposición Democrática han afirma, al creer que la Opción NO gano por una diferencia del 8% y que la acción del famoso Hacker Ruso, nuevamente acomodó los resultados con un procedimiento de manipulación y fraude electrónico. Interesante. (j) Nuevamente me sale el recuerdo del documento “El Cisne Negro” de septiembre del 2004 en relación al referéndum revocatorio 2004.

lunes, 3 de enero de 2011

Morín. Misterio Existencial. Patrones de Coherencia. Diana Epistemica.

A. He leído (A Tres Manos. El Nacional 19/11/2010) un excelente e interesante artículo titulado Identidad Marxista del productivo pensador francés Edgar Morín. Sostiene Morín, que habiendo sido marxista desde los veinte años, se imagina como una serpiente que cada estación cambia de piel y abandona como un cascarón muerto esa envoltura externa. Cito: “Cuando fundamos la revista Argumentos en 1956, Jean Duvignaud tuvo el coraje de decir que era necesario dejar de llamarse marxista. Yo dudé y luego he tomado conciencia de que esa era una envoltura que ya estaba fuera de mí como la piel de una serpiente que muda”. Morín consideraba que debía cambiar esa envoltura, y que de esta manera superaba a Marx, mediante una integración con otros autores y ámbitos epistémicos. Cito “Mi marxismo, o tal vez mi hegelo marxismo, integraba en 1950 los aportes de Freud, Jung, Fereneczi, Otto Rank y otros filósofos como Jankelevitch o Bachelard. Pero a finales de los años cincuenta, yo abandoné esta suerte de envoltura en provecho de una constelación de pensamientos, donde Marx y Hegel tienen desde luego, su lugar como Heráclito, Pascal, Kant, Nietzsche, Husserl, Heidegger. Yo he superado a Marx integrándolo”.

B. Después de leer y releer varias veces el artículo, mi primera reacción y a su vez mi más definitivo juicio, ha sido el de pensar y el de creer que Morín y yo, en nuestra vida universitaria, académica e intelectual, aunque trabajando en campos epistémicos muy diferentes entre sí, hemos sido muy afortunados. Yo más afortunado aún que Morín. Desde muy jóvenes, ambos hemos tratado de integrar y de articular conocimientos dispersos y seguramente confusos y no ordenados. Cito “El Marx que me había fascinado durante mi juventud era aquel que buscaba articular todos los conocimientos y ligarlos con la política. Yo permanezco fiel al pensamiento de sus Manuscritos de juventud”. Cito “La manera de querer integrar los conocimientos dispersos (....) me ha hecho aparecer por mucho tiempo como disperso, o superficial, o desviante”. Por la naturaleza expansiva e individualizada de ese tipo de conocimiento, se trataba de una empresa muy difícil de culminar exitosamente. Por la naturaleza del tipo de conocimiento, donde yo me he esforzado y especializado, tuve la suerte desde un principio de concentrarme y restringir mi búsqueda. ”El zorro y el erizo”. Morín ha sido un esplendoroso arcoiris, orientándose como un pensador intelectual. Contasti un dardo centrado, orientándose como un pensador epistémico.

C. En las siguientes citas, Morín se define estructuralmente a sí mismo como filósofo, científico, universitario e intelectual. De alguna manera, con algunas leves y analógicas aclaratorias, podría ser también mi propia caracterización. Cito: (a) “Por lo demás, yo no soy un filósofo a los ojos de la mayor parte de los filósofos profesionales, ni científico para la mayoría de los científicos profesionales. Yo soy algo que escapa de las categorías usuales”. Con el término de científico, en las Ciencias Sociales Morín apunta hacia el fondo/contenido de disciplinas tales como, Sociología. Política. Psicología. Historia. Ética. Por lo contrario, yo he apuntado hacia la forma/estructura, en especial en disciplinas tales como Estadística, Psicometría y Semántica. (b) “Yo tengo efectivamente muchas identidades en el seno de mi identidad”. Obviamente, asumo que se trata de identidades epistémicas y no psíquicas. (c) “Yo no soy un universitario dedicado, no obstante que tengo un pie en la universidad; tampoco un intelectual típico, no obstante que tengo un pie dentro de esta casta”. Con la versatilidad, viene asociada una cierta variabilidad y/o dispersión. (d) “Yo soy de izquierda pero independiente de todo partido”. Pensar con objetividad y pertinencia, necesariamente exigirá libertad intelectual. Hasta aquí nos hemos identificado mutuamente. A partir de ahora nos diferenciamos. Dice Morín. Cito “Hay muchas maneras de ser marxista. Por mi parte, yo he sido un marxista abierto”. Cito: “El libro Autocrítica me ha inmunizado, no solamente contra el comunismo estaliniano, sino contra todas las derivas de razonamiento fundadas sobre la reducción de un fenómeno complejo según una visión maniquea del mundo”. Por lo contrario, yo nunca he leído absolutamente nada sobre marxismo o filosofía marxista. Aquí está el núcleo que implica o genera la razón por la cual creo que siendo ambos muy afortunados yo he sido aún más afortunado.

D. El marxismo más que una filosofía, ha sido casi una religión y la gran mayoría de jóvenes e intelectuales, desde el siglo XIX, durante mucho más de cien años han utilizado un tiempo precioso y potencialmente productivo en discusiones cuyos términos y/o conceptos aún todavía --siglo XXI-- no han sido suficientemente bien definidos y establecidos. Recuérdese la falacia “El fin de la historia”. Esta última característica, que ha sido muy notoria en el marxismo, se extiende también hacia la filosofía, sociología, psicología y política. Sin que la siguiente afirmación aloje en absoluto un matiz despectivo y/o crítico, debo expresar y aclarar que igualmente nunca he leído a Freud, Jung, Fereneczi, Rank, Jankelevitch, Bachelard, Marx, Hegel, Heráclito, Pascal, Kant, Nietzsche, Husserl, Heidegger. Los llamados filósofos postmodernos, denunciados y puestos al descubierto recientemente en 1997 (Sokal y Bricmont), independientemente del contenido confuso de sus mensajes, pero principalmente por haber utilizado de manera intencional una terminología ambigua y engañosa, constituyen un capítulo aparte y criticable. De Pascal, a quien considero un genio por encima de Descartes, aparte de conocer una breve biografía, he analizado muy a profundidad su frase más famosa “El corazón busca razones que la razón ignora”, y adicionalmente he estudiado analíticamente y reflexionado existencialmente sobre su también famosa apuesta. Pascal, basándose en la estructura de los juegos de azar y la conformación de la esperanza matemática en las apuestas, fue el creador de la primera teoría matemática de la probabilidad. De Kant sólo he tratado de aclarar, establecer y comprender epistemícamente la diferencia entre Noúmeno y Fenómeno. Por lo contrario, durante toda mi vida, he leído, releído, analizado y reflexionado, por más de cincuenta años, muy selectivamente, solo partes y/o fragmentos pero muy concentradamente a tres cuasifilósofos, pensadores en los términos de Morín. Ellos son Bridgman (Capítulo introductorio de su obra más conocida La Lógica de la Física Moderna 1927). Wittgenstein (Los fragmentos finales del Tratactus 1923 y unas decenas de notas numeradas de Investigaciones Filosóficas 1953, relacionadas con el tema del significado). Ullmo (Capítulo introductorio de su libro El pensamiento científico moderno 1958). Posteriormente incorporé a Saussure. A diferencia de los tres autores anteriores se trata de un especialista, fundador de la Lingüística Moderna (Capítulo sobre Semántica en sus Apuntes publicados como Curso de Lingüística General 1916). Morín por su parte había escogido “una constelación de pensamientos” y/o “conocimientos dispersos” que eran muy difíciles y complejos de integrar y/o articular. Asumo que contemporáneamente Bachelard, Morín, Eco y Savater, han sido --entre otros-- cuatro pensadores, que han estado muy cerca de aproximarse a ese paradigma. Sin mostrar evidencias, estoy seguro, que de alguna manera, estos cuatro filósofos --por la magnitud y riqueza de su obra--, quedaron impactados frente a la fascinación y el reto que representaría aceptar y tratar de integrar conocimientos y de esta manera resolver un cierto tipo de enigma epistémico que desde todos los tiempos ha surgido con fuerza y esplendor. Siento que a mí me ha pasado algo parecido. En mi caso así creo que por vez primera apareció el misterio. A continuación relato.

E. Relato. Cuando tenia siete años de edad, había visto en el cine, una serie referida a la lucha del héroe Fumanchú, enfrentándose con los magos del templo en el continente perdido de la Lemuria (La Lemuria en el Océano Pacifico es el equivalente a la Atlántida en el Océano Atlántico) como consecuencia durante un tiempo, en el patio trasero de mi casa, siempre estaba persiguiendo gatos, animales misteriosos que me parecían que ocultaban algún secreto. Yo pensaba que en la cueva, donde supuestamente vivían y dormían, estaba precisamente la puerta de entrada al continente sumergido de Lemuria. Obviamente, nunca pude encontrar la tal e inexistente cueva. Debo recordar que nací en Upata, tierra de poetas --Concha Acevedo de Taylhardat. Teodoro Cova Fernández. María Cova Fernández. Anita Acevedo Castro.-- puerta de entrada a la selva guayanesa. Leí de joven la novela Canaima de Don Rómulo Gallegos y me impresionó la fatalidad y determinación representada en el personaje principal de Marcos Vargas. Anteriormente, en una publicación gráfica semanal de dibujos animados, había leído algunas referencias sobre la cultura celta: Bosques. Noches. Rituales. Ceremonias. Sacrificios. Sacerdotes. Druidas. Vates. Bardos. Poetas, que de alguna manera implicaban la posesión de ciertos conocimientos mágicos. Desde joven había de estar fascinado por el misterio. Afortunadamente, desde niño había manifestado ciertas facilidades para los cálculos aritméticos y matemáticos, consecuentemente me orienté a resolver el Misterio Epistémico y no el Misterio Astral. En esa fascinación que implicaba resolver misterios, acertijos y pequeños problemas de cálculo que yo mismo me inventaba, tempranamente había descubierto una vocación y encontrado un norte existencial. Por otra parte y posiblemente desde la escuela primaria, sin yo proponérmelo, había estado desarrollando incipientes patrones de coherencia que luego se convertirían en un instrumento metodológico idóneo, para avanzar en la integración de conocimientos pertenecientes a diversos ámbitos. “Las espadas ociosas sueñan con sus batallas, otro es mi sueño” (Borges). Este instrumento lo fui desarrollando durante el bachillerato y principalmente en mis primeros años de estudios universitarios en la facultad de ingeniería. Luego los continué perfeccionando y mejorando. Más tarde con el estudio de la Estadística, la Psicometría, la Semántica y el Operacionalismo, logré definir, precisar y concretar una dirección epistémica como ámbito de estudio y de reflexión. Así como Morín --en algún sentido-- superó a Marx integrándolo, de manera equivalente y/o parecida, pero en una franja estrecha del contenido de sus respectivas obras --amplia, extensa y diversa-- y manteniendo siempre la misma dirección y continuidad, yo he avanzado en relación a Saussure, Bridgman, Wittgenstein y Ullmo, integrándolos conceptualmente en torno al tema epistémico del significado. He tensado mi arco, lanzado mi dardo y alcanzado la diana.

F.
En un próximo comentario, más extenso, prometo describir más detalladamente algunas de mis experiencias en primaria, bachillerato y universidad, que considero funcionaron como un entrenamiento pertinente, aunque involuntario, que me permitió desarrollar la capacidad mental, que voy a denominar como Patrones de Coherencia y que posteriormente ha sido el instrumento que he utilizado, por una parte para pensar creativamente y por otra parte para lograr integrar acopladamente y con sentido, conocimientos dispersos y difusos. Por ello me he venido convirtiendo y transformando paulatinamente, primero en un investigador, luego en un científico y finalmente en un pensador epistémico. Como un caso extremo respecto al funcionamiento de los patrones de coherencia, y en este caso particular entre dos ámbitos, uno epistémico y aparentemente racional y otro de carácter emocional y/o sentimental, dándole la razón a Pascal, me llama la atención, el haber tenido noticias de científicos, escritores e intelectuales, que manteniéndose desde su juventud en la condición de obstinados No Creyentes, posiblemente por que en esa época fueron también militantes marxistas, pero que con el paso de los años, posteriormente, han manifestado profesar un culto y una devoción apasionada y fervorosa --por lo menos en sus formas y rituales-- en referencia a muy reconocidas y milagrosas vírgenes locales, tales como La Divina Pastora en Barquisimeto Venezuela, La Virgen Morena de Guadalupe en México y la Virgen del Rocío en Huelva España.

G. Luego de haber escuchado varias veces y de manera repetida, la Navarra de Sarasate y a pesar de las miserias que aparecen con las secuelas del tratamiento, me genera una vivencia maravillosa, sentir que he logrado alcanzar la condición de pensador epistémico. Si se quiere, una aproximación al sueño exacerbado y desmesurado del Doctor Fausto, según una de las ultimas versiones literarias de ese mito.