jueves, 16 de diciembre de 2010

Conjeturas libres y asistemáticas sobre Wittgenstein y el Tractatus.

1. Estos comentarios han sido titulados con el término de conjeturas, pero algún lector ortodoxo podría considerar que se trata de una ficción, ya que, en efecto, nos proponemos rellenar los vacíos que sean necesarios para alcanzar conclusiones razonablemente verosímiles y coherentes. En cuanto a la condición de libres y asistemáticas de las conjeturas, estoy siguiendo el mismo estilo --no estructurado, por decirlo de alguna manera-- que el propio Wittgenstein utilizó para pensar y escribir ese conjunto abigarrado y frondoso de notas y comentarios que posteriormente, cuando se publicaron fueron tituladas, en 1953, como Investigaciones Filosóficas. Tal como él mismo lo confiesa en su prólogo “Mi intención era desde el comienzo reunir todo esto alguna vez en un libro, de cuya forma me hice diferentes representaciones en diferentes momentos. (….) me parecía esencial que en el los pensamientos deberían progresar de un tema a otro en una secuencia natural y sin fisuras (….). Tras varios intentos desafortunados de ensamblar mis resultados en una totalidad semejante, me di cuenta de que eso nunca me saldría bien, que lo mejor que yo podría escribir siempre se quedaría solo en anotaciones filosóficas; que mis pensamientos desfallecían tan pronto como intentaba obligarlos a proseguir, contra su inclinación, en una dirección”.

2. A pesar del carácter asistemático de los contenidos de estas conjeturas, para beneficio y orientación del lector, voy a proponer, establecer y seguir un cierto orden externo en la presentación de los temas: (a) División del texto del Tractatus en tres partes, de muy distintas dimensiones cada una, y según sea mi criterio sobre el contenido sustantivo y disciplinario de las mismas. (b) Conjeturas sobre los distintos periodos y la existencia de una diferencia temporal entre el momento de pensar un contenido y el momento de plasmarlo y escribirlo en forma de texto. (c) Tres tesis a ser planteadas. De manera resumida: (i) Por qué Wittgenstein y el Tractatus fueron aceptados de manera tan expedita, tanto en Cambridge como en los exclusivos círculos de matemáticos y filósofos que hacían vida académica en Europa. (ii) Por qué Wittgenstein no ha tenido un reconocimiento mayor en el escalafón de la Lógica y/o de la Filosofía actual. (iii) Por qué Wittgenstein no ha influido suficientemente ni en la filosofía ni en la epistémica actual. (d) Soportes documentales extraídos de los prólogos de sus dos libros principales: Tractatus e Investigaciones Filosóficas. (e) Soportes documentales extraídos directamente del texto de sus dos libros. (f) Interpretaciones y explicaciones. (g) La metáfora de la escalera. (h) Proposiciones sobre una aproximación semántica hacia la lengua. (i) Un test epistémico para el siglo XXI. (j) Wittgenstein un paradigma.

3. El Tractatus lo vamos a dividir en tres partes secuenciales (A) Lógica y Epistémica, desde el punto 1 hasta el punto 6.3 (92%). (B) Ética, Estética y Mística, desde el punto 6.4 hasta el punto 6.52 (7%). (C) Ciencia, Epistémica y Filosofía, conformada por tres puntos 6.53/6.54/7 (1%).

4. Consideramos que el Tractatus fue pensado en un cierto momento y posteriormente fue escrito y terminado en tiempos diferentes. Conjeturamos esta posible cronología: Parte (A), Lógica y Epistémica posiblemente fue pensada entre 1911 y 1914 (Cambridge/Clases y Seminarios con Russell), y posiblemente fue escrita entre 1914 y 1917 (combatiente en frente de guerra). Parte (C), Ciencia, Epistémica y Filosofía, posiblemente fue pensada entre 1917 y 1918 (combatiente en frente de guerra), y posiblemente fue escrita entre 1918 y 1919 (prisionero de guerra en Italia).

5. Tesis (I). Por qué durante el periodo 1920/1950 el Tractatus fue encumbrado y considerado como una de las obras filosóficas más relevantes de su época. Posible respuesta: (a) Wittgenstein pertenecía a una influyente familia judía y multimillonaria, que participaba intelectual y activamente en el esplendor político, artístico, científico y filosófico reinante en la Viena Imperial de esa época (1890/1918). (b) En las comunidades científicas y filosóficas de Europa existía en una gran proporción miembros de origen judío que, lógicamente, deberían haber sentido gran simpatía y admiración por Wittgenstein. (c) En Cambridge, Wittgenstein, que previamente había sido recomendado por Frege, fue un discípulo apadrinado y protegido por Russell, quien en 1922 le escribió la introducción para el Tractatus. (d) El prestigioso Círculo de Viena, durante la década del 20, acogió favorablemente, estudió y analizó el Tractatus.

6. Tesis (II). Por qué, habiendo sido Wittgenstein reconocido desde un principio por su genio, talento, inteligencia, dedicación y obsesión por el estudio de la lógica y el lenguaje, no ha logrado alcanzar un lugar más prominente y destacado en el escalafón científico o filosófico del siglo XX. Posible respuesta: Sí Wittgenstein se hubiese interesado por las matemáticas puras o aplicadas a la física, posiblemente hubiese alcanzado logros y aportes equivalentes a Cantor, Godel o Heisenberg. Es más compacta y sólida la relación Matemática/Realidad Material, que la porosidad de la relación Lógica/Realidad Epistémica, que en esa ambición misteriosa y soberbia de Wittgenstein fue el área disciplinaria analizada en el Tractatus. El problema no estaba en Wittgenstein, sino en lo que constituye la esencia de la filosofía. “La filosofía es el lenguaje apropiado para hablar de aquello que no existe” (Sobre Arte y Humanismo. Claves Epistémicas Integradas), cuestión que Wittgenstein en sus propios términos había puesto al descubierto en las páginas finales del Tractatus (No decir nada más que lo que se puede decir. De lo que no se puede hablar, se debe callar).

7. Tesis (III). Por qué Wittgenstein, a pesar de ser citado extensivamente, no ha influido en la filosofía, ni desde el punto de vista de su contenido sustantivo, ni desde un punto de vista vocacional disciplinario. Cito a Valdés Villanueva, Catedrático de Lógica y Filosofía de la Ciencia de la Universidad de Oviedo, traductor del Tractatus (Taurus/2002). Dice en su introducción: “es curioso que, mientas que Wittgenstein es uno de los íconos culturales del Siglo XX, sus concepciones filosóficas no hayan tenido prácticamente ningún eco sustancial en la filosofía contemporánea”. Posible respuesta: por honestidad y/o soberbia intelectual Wittgenstein encontró y reconoció en 1945 (Prólogo del mismo Wittgenstein en su libro Investigaciones Filosóficas, publicado en 1953) que el Tractatus presentaba errores. Conjeturamos que los errores posiblemente se encuentran en la parte (A) Lógica y Epistémica. Más contundente aún, en el mismo texto del Tractatus (6.53/6.54/7) se afirma la utilidad muy relativa e indirecta (Inutilidad) de la filosofía (Tirar de la escalera una vez que se ha subido en ella). Conjeturamos que esta última afirmación, agrada y complace a los filósofos neopositivistas epistémicos (Círculo de Viena), pero perturba e incomoda a los filósofos ontológicos metafísicos (Tradicionales), que constituyen una mayoría bien establecida.

8. Aunque las tres tesis están muy correlacionadas entre sí, vamos a hacer énfasis en la tesis (III), que consideramos la más trascendente y fuente de las más polémicas discusiones y consecuencias. Presentaremos elementos --citas del propio Wittgenstein-- para soportar, de alguna manera, las conjeturas anteriores. Citaremos primero de los prólogos (Tractatus e Investigaciones Filosóficas) ya que consideramos que los textos de los prólogos recogen de manera explícita e interpretada, el pensamiento más profundo, definitivo y acabado del autor. En segundo lugar, citaremos directamente del corpus del texto, de tal manera que el lector pueda evaluar por sí mismo la coherencia entre lo expresado en el prólogo y lo que está escrito en el corpus.

9. Wittgenstein presenta las conclusiones más relevantes del Tractatus (Prólogo fechado en Viena, 1918. Publicado en 1922). Primero ofreceremos una visión panorámica. Conjeturamos que la cita que sigue se refiere a la parte (A) Lógica y Epistémica (92%). Dice: “El libro trata de los problemas de la filosofía y muestra --según creo-- que el planteamiento de estos problemas descansa en una mala comprensión de la lógica de nuestro lenguaje”. En este momento (1918) Wittgenstein está convencido de lo acertado de sus afirmaciones. Dice (primera cosa de valor): “me parece que la verdad de los pensamientos de lo que se da cuenta aquí es intocable y definitiva. Soy por ello de la opinión de que, en lo esencial, he resuelto los problemas de modo indiscutible”. Agrega (segunda cosa de valor): “si no estoy equivocado en esto, la segunda cosa de valor que hay en este trabajo consiste en mostrar cuan poco se ha conseguido una vez que estos problemas se han resuelto”. Concluye con la cita que consideramos se refiere a la parte (C) Ciencia, Epistémica y Filosofía (1%). Dice: “De alguna manera, todo el sentido del libro podría condensarse en las palabras: lo que en cualquier caso puede decirse, puede decirse claramente, Y de lo que no se puede hablar, hay que callar la boca”.

10. Citaremos directamente del corpus del texto lo que se afirma anteriormente: (6.53/Ciencia) “El método correcto en filosofía consistiría propiamente en esto: no decir nada más que lo que se puede decir, esto es: proposiciones de las ciencias naturales --algo, por tanto, que no tiene nada que ver con la Filosofía--“. (6.54/Epistémica): “Mis proposiciones son elucidaciones de este modo: quien me entiende las reconoce al final como sinsentidos, cuando mediante ellas --a hombros de ellas-- ha logrado auparse por encima de ellas. (Tiene, por así decirlo, que tirar la escalera una vez que se ha encaramado en ella). (7/Filosofía). “de lo que no se puede hablar, hay que callar la boca.” Una traducción más elegante, menos literal y vulgata (tomo el préstamo utilizando el sentido de “Vulgata Latina”), sería la siguiente: “de lo que no se puede hablar, se debe callar”. El lector elegirá la versión que más prefiera.

11. En su libro Investigaciones Filosóficas (Prólogo fechado en Cambridge, 1945. Publicado en 1953) Wittgenstein reconoce los errores del Tractatus. Dice: “Hace cuatro años tuve ocasión de volver a leer mi primer libro, (Tractatus) y de explicar sus pensamientos, entonces me pareció de repente que debía publicar juntos, esos viejos pensamientos y los nuevos: que éstos sólo podían recibir su correcta iluminación con el contraste y el trasfondo de mi viejo modo de pensar. Pues desde que hace dieciséis años comencé a ocuparme de nuevo de filosofía, hube de reconocer graves errores en lo que había suscrito en este primer libro.”

12. Comento e interpreto la tesis (III). Las comunidades de pares o sus equivalentes, tanto en Ciencias, como en Filosofía y en Arte, se van conformando a partir de una relación de intereses, de amistades y de influencias. Se van estructurando especies de clubes: privados, cerrados, elitescos y poderosos. No existen normativas explícitas para llegar a ser miembro del club. En el campo científico el potencial ingreso de los miembros, exige como condición necesaria una buena dosis de inteligencia y talento. En Filosofía ello podría ser solo una condición que influye, ni necesaria ni suficiente. Bachelard no fue reconocido sino muchos años después de su muerte. En la Pintura Moderna, con un cierto y peculiar talento, posiblemente sólo sea suficiente persistir, esforzarse y poseer simpatía y/o carisma (Picasso).

13. Wittgenstein, desde un principio, por su talento, inteligencia, condición social y el prestigio de Russell y Frege, potencialmente pertenecía al club. Esto explica --supongo especialmente hasta 1950--, el éxito y trascendencia del Tractatus. A partir de ese momento --excepto 6.53/6.54/7-- comenzará a ser más citado el libro Investigaciones Filosóficas. Conjeturamos que estos cambios se inician en 1945 cuando Wittgenstein admite que el Tractatus contiene errores. Conjeturamos --a pesar de algunas observaciones del filósofo Frank Ramsey (1923/1924) y (1928/1929)-- que si el propio Wittgenstein no lo hubiese admitido y no lo hubiese declarado públicamente, ningún otro filósofo o matemático, difícilmente en esa época, hubiese encontrado e identificado los errores a que se refiere el autor. Nadie se atrevía a enfrentarse a Wittgenstein. Russell --máxima autoridad en Lógica Matemática de esa época--, en su Introducción (1922), había afirmado que no existían errores en el libro. Conjeturamos que cuando Wittgenstein admite esos errores, se refiere a la parte (A) Lógica y Epistémica, y no a la parte (C) Ciencia, Epistémica y Filosofía, ya que entre 1929 y 1951 (Investigaciones Filosóficas) se dedica al estudio del lenguaje, el conocimiento y la percepción, temas que pueden considerarse pertenecen a las Ciencias Naturales y a la Epistémica. Wittgenstein no había tenido necesidad de leer a Aristóteles y suponemos que tampoco a ningún otro filósofo griego. No utilizaba el vocabulario (Ser. Esencia. Cosa en Sí) propio de los filósofos metafísicos tradicionales. En este libro escribe de manera libre, espontánea y abierta, utilizando una estructura y léxico distinto al utilizado cuando escribió el Tractatus.

14. Conjeturamos que la comunidad de pares --el club-- no pudo admitir y perdonar que Wittgenstein, como un miembro relevante de ese club, haya admitido públicamente los errores del Tractatus y menos aún, principalmente, que en 1918, tanto en el prólogo como al final del mismo texto (6.53/6.54/7) declare abiertamente la inutilidad sustancial del conocimiento filosófico. Sólo le asigna el valor de un cierto entrenamiento mental -- difícil y complejo-- que concluye precisamente al adquirirse la convicción de que todo el conocimiento filosófico está compuesto por sinsentidos. Una vez alcanzada esa convicción, hay que tirar de la escalera, es decir, olvidarse de la filosofía. Siendo consecuente con esta última afirmación, entre 1920 y 1929 Wittgenstein se retiró de la filosofía. Fue maestro de párvulos, e ingeniero constructor de una mansión en Viena. En 1929, con una orientación académica distinta, regresó a Cambridge.

15. Para adquirir ese entrenamiento mental, desde un punto de vista práctico, creemos que existen otras opciones. En lugar de transitar por ese laborioso proceso, que puede consumir muchos años, ese tiempo puede constituir una buena oportunidad para adquirir un conocimiento más productivo, compacto y menos poroso. Si se ha desarrollado una suficiente aptitud racional y una solidad honestidad intelectual, desde un principio sería más conveniente analizar y aceptar la brillante conclusión de Wittgenstein, y actuar consecuentemente. Probablemente éste fue el caso del gran intelectual Isaías Berlin. En 1940 Wittgenstein asiste en Oxford a una conferencia dictada por Berlin para una élite de sus colegas profesores y participa activamente con una intervención crítica sobre el tema. Poco frecuente en su comportamiento, paradójicamente al final fue elogiosa hacia el talento y la personalidad académica del joven Berlin. A partir de ese momento, Berlin confiesa su intención de alejarse del estudio formal y de la enseñanza de la filosofía y en su lugar dedicarse al análisis e historia de las ideas y de la civilización occidental, especialidad en laque posteriormente tuvo gran éxito y reconocimiento mundial.

16. Asumimos que en la realidad actual la comunidad de pares --el club-- es más poderosa que figuras individuales, por más genios, inteligentes y brillantes que hayan sido. Si mantienen una posición crítica, quedarán excluidos. Wittgenstein es citado extensivamente, pero no ha influido en la vocación filosófica de los estudiantes, ni en la orientación curricular de las escuelas de Filosofías Miles de estudiosos --enclaustrados intelectual y psicológicamente-- siguen preparando sus monografías y tesis sobre contenidos metafísicos y en especial referidos a ciertos autores tradicionales como Aristóteles, Platón, Agustín, Tomas, Kant, Hegel, Husserl y Heidegger, por mencionar unos pocos.

17. Recientemente, en 1996, el científico y matemático Alan Sokal preparó una operación encubierta de carácter intelectual y epistémica en contra de la confusión conceptual y de la vacuidad semántica de la filosofía postmoderna. Esta operación resultó exitosa en su ejecución, pero no ha resultado eficaz en sus objetivos y consecuencias. En este año 2009 pocos recuerdan a Sokal y lo contundente de su historia. El club se ha vuelto a imponer, institucionalmente es más poderoso e influyente que la racionalidad y honestidad de pensadores individuales. Intencionalmente Sokal preparó y escribió un artículo que supuestamente favorecía y constituía un apoyo para las nuevas ideas del postmodernismo en relación con un cierto y extraño tipo de construcción --física y material-- de la realidad social. Se trataba de un artículo disparatado, que mezclaba incoherentemente frases y citas inconexas de Einstein y de Heisenberg. El artículo fue enviado a la muy conocida y famosa revista norteamericana Social Text. Dado el prestigio científico de Sokal y el contenido supuestamente favorable para las ideas posmodernistas en moda, el editor publicó el artículo sin un arbitraje previo. Conjeturamos sin embargo que, aun si hubiese sido arbitrado, especialmente por filósofos y/o intelectuales franceses --que escriben de manera confusa y similar-- éstos no se hubiesen percatado de esos disparates, como en efecto no lo hizo el editor cuando leyó el original. Todo ello se pudo comprobar ya que, pasado algún tiempo después de la publicación, tiempo necesario para comprobar si algún lector competente y honesto se hubiese podido dar cuenta de los disparates, nadie denunció el hecho. Posteriormente el mismo Sokal anunció cual había sido su verdadera intención. Al año siguiente, en colaboración con el científico Jean Bricmont, publicó el libro Imposturas Intelectuales.

18. Relacionado con lo anteriormente expuesto, voy a comentar separadamente y extensivamente la metáfora de la escalera. Considero contiene claves epistémicas relevantes. (a) Me voy a permitir modificar levemente la traducción, sin pretender modificar su sentido: (i) cambios en la estructura y orden gramatical de las frases; (ii) cambios en el tiempo de algunos de los verbos utilizados, (iii) utilización de sinónimos. El lector decidirá cual versión prefiere: “Mis proposiciones son elucidaciones de este modo: cuando mediante ellas --a hombros de ellas--, el que me entienda y las pueda reconocer al final como sinsentidos, habrá logrado situarse por encima de ellas. (Tiene, por así decirlo, que tirar la escalera una vez que se ha encaramado en ella)”. (b) Está muy bien escogido el término de “encaramarse”, utilizado en lugar del término “subirse”, ya que el primero refleja mejor el sentido de lo que se quiere decir. El diccionario (RAE) tiene como primera definición del término encaramarse lo siguiente: levantar o subir a una persona o cosa por lo común de modo dificultoso. En este sentido, de dificultoso, es más verosímil y representativa la frase de “encaramarse en un árbol” que la frase de “subirse a un árbol”. Alcanzar la convicción respecto al conocimiento filosófico como un conjunto de proposiciones que constituyen sinsentidos debe ser un proceso dificultoso y difícil. (c) Interpretamos que el proceso de reconocimiento de las proposiciones lógicas como sinsentidos, es un recorrido con doble dirección. En primer lugar --utilizando los métodos, desarrollos y razonamientos formales de la lógica,-- alcanzar y establecer esas proposiciones y en segundo lugar lograr y llegar a la convicción de que, una vez conocidas, esas proposiciones son sinsentidos. Conjeturamos que para esta segunda parte del recorrido no se utilizan los mismos métodos, desarrollos y razonamientos formales de la lógica, sino que se hace de un modo dificultoso (encaramarse) y difícil. Después de 1957 (Pólya) podríamos decir que se han utilizado razonamientos de carácter heurísticos, en lugar del razonamiento lógico formal, que consideramos de carácter algorítmico.

19. Analizando el contenido de la frase (Tiene, por así decirlo, que tirar la escalera una vez que se ha encaramado en ella) encontramos una leve y posible contradicción, ya sea por que no esté bien traducida o, porque, al contrario, esa fue la intención expresa de Wittgenstein. Una vez encaramado en la escalera no es posible --al mismo tiempo-- mantenerse en ella y tirarla. De alguna manera estaríamos recordando y necesitando como apoyo eficaz la leyenda del famoso barón alemán. La frase sería más precisa y con más sentido y/o verosimilitud redactada de esta manera: “tirar la escalera una vez que se ha encaramado” en lugar de “encaramado en ella”. Encaramarse sugiere dos aspecto o fases: (a) Subir dificultosamente. (b) Alcanzar y mantenerse en un sitio elevado, distinto a la propia escalera. En apoyo de esta conjetura voy a citar a Valdés Villanueva en su comentario sobre el punto (6.54) que de manera muy erudita explica con mayores detalles. Dice que la metáfora de la escalera ya había sido empleada por Sexto Empírico (Siglo III) en su obra Contra los Lógicos. (Contra los matemáticos). Con toda seguridad --dice Valdés Villanueva-- Wittgenstein no había leído a Sexto Empírico, sino que habría tomado la metáfora por vía del filósofo y semantista Mauthner (1849/1923). La metáfora, asumo y conjeturo, en la versión de Mauthner dice: “no es imposible que el hombre que se ha encaramado en un lugar elevado se desembarazace con una patada de la escalera que le ha servido para subir”. Con esta explicación y como conclusión importante desde un punto de vista epistémico y filosófico, adquiere más sentido la segunda parte de (6.54) que dice: “Tiene que superar esas proposiciones; entonces verá el mundo correctamente”. Al superar las proposiciones, se coloca en una posición elevada; desde ese nivel, tomado como una atalaya, puede abarcar mejor el horizonte y ver más integralmente al mundo.

  1. Para entender y comprender qué podría significar para la época actual --cuando no existen verdades definitivas, y en su lugar se mantiene un proceso aproximativo y convergente hacia las verdades científicas-- ver el mundo correctamente, citaremos el segundo segmento de (5.53): “Entonces, siempre que alguien quisiese decir algo metafísico, demostrarle que no había dado significado alguno a ciertos signos de sus proposiciones. Este método no sería satisfactorio para la otra persona --no tendría la sensación de que le estábamos enseñando filosofía-- pero tal método sería el único estrictamente correcto”, es decir, que le permitiría --según sea la mejor interpretación epistémica que pueda extrapolarse del conocimiento científico vigente-- ver razonablemente al mundo, sin, por ejemplo, asumir a priori que frente a la supuesta existencia de una cierta esencia nouménica absoluta ésta será captada fenoménicamente mediante una percepción distorsionada y/o deformada por nuestros sentidos. Cuando admiramos una rosa --dentro del estadio filogenético evolutivo actual-- estamos contemplando la belleza de una rosa en toda su gloria y esplendor y no un conjunto de hongos, bacterias y microbios que sería, por ejemplo, la visión que podría tener un extraterrestre que nos visitase. Esa visión epistémica será distinta a como se hubiese podido ver el mundo, en otras épocas lejanas del pasado, si es que pudiera traducirse y compararse la equivalencia conceptual entre ambas instancias temporales.

21. Extrapolando estas ideas al arte y en especial a la llamada pintura moderna, diremos que se nos ha pretendido modelar e imponer la idea de que unos pocos privilegiados pueden desarrollar una capacidad para ver, alcanzar y apreciar la belleza que está oculta --bien oculta--, por ejemplo, en la pintura “Las Señoritas de Avignon” de Picasso. Situación en contrario para el resto promedio de las personas que podemos admirar y vivenciar el maravilloso sénsito de creaciones tales como, por ejemplo, “La Joven de la Perla” de Vermeer. La escritora caraqueña Teresa de La Parra, para el momento en el cual se expone a esa experiencia, nos permite ofrecer una prueba excepcional y sumamente categórica. Relata su biógrafa María Fernanda Palacios que la escritora --mente abierta y espontánea--, siempre tan dispuesta a seguir los caprichos de la moda femenina, pero culta, exquisita y sensible al mismo tiempo, asiste humilde y disciplinadamente a las presentaciones del arte moderno (París 1925), escribía luego que el ingenio del artista se esforzaba en alcanzar “obras de esplendor hermético”, obligando al espectador a forcejear para poder llegar hasta ellas, pero que al final solo podían ofrecer “un punto de interrogación suspendido en el vació”. Con gran penetración psicológica y creatividad literaria aclaraba que no había sentido en su espíritu ningún tipo de vivencia o reconocimiento de esa supuesta belleza. Confiesa textualmente “Con la dulce satisfacción del deber cumplido….vestida de humildad y sedienta de fe” recorre las exposiciones cubistas y las antologías dadaístas, pero “como en las sesiones espiritistas….no he visto ni oído a mi alrededor, sino la oscuridad y el silencio”. Sin lugar a dudas, para ese momento Teresa de La Parra no había sido inoculada con esa especie de virus de la modernidad, que hemos denominado como Imposturas Teleonomicas, ya que en oposición al concepto de Imposturas Intelectuales de Sokal y Bricmont --según el cual la impostura se genera en los autores-- en este caso, la impostura se genera iterativamente con la influencia, persistencia y carisma del autor y la aceptación entusiasta del público. Este escape pudo darse con facilidad en 1925, cuando todavía el fenómeno, como matriz modal de opinión, era débil e incipiente. Para el resto del siglo XX y seguramente para el siglo XXI, fue y será muy difícil para un observador promedio, culto, activo y participante y para los artistas e intelectuales que intentan remontar la fama, sustraerse y/o escaparse de esa influencia, ya que una obligada admiración y devoción por el arte moderno se ha establecido como una condición necesaria para poder ser considerados “granitos de oro”; de lo contrario serán excluidos como “caca de perro”.

22. En relación con la filosofía, para un limitado grupo de personas, históricamente el conocimiento ha constituido un fenómeno misterioso y ancestral. (Escuelas pitagóricas). De manera más general y metafórica, esas vivencias las hemos enmarcado dentro de un espectro más amplio denominado La Gran Ilusión Metafísica. Este concepto estará relacionado tanto con la filosofía, como con la magia, el esoterismo y el ocultismo y en cierta manera se manifiesta desde el inicio del conocimiento científico (Paracelso). La Gran Ilusión Metafísica seguramente sigue una ruta entrelazada y compleja con las creencias cósmicas y religiosas, verdades reveladas que han improntado a toda la humanidad desde la muy lejana noche de los tiempos. Frente a esta misteriosa atracción, es muy difícil para la juventud estudiosa, que en ese momento despierta y tiene como necesidad imperativa el conocimiento de un mundo que debe enfrentar y dominar, sustraerse a esa seducción. Según sea el origen social o familiar y la existencia de ciertas aptitudes, los más cultos y educados optarán por las matemáticas puras, el conocimiento básico y/o la investigación científica. Igualmente, según se posean talentos especiales, por la filosofía, la literatura y/o la poesía. Los menos cultos y educados optarán por la magia, el esoterismo y el ocultismo. En esta dirección, el lenguaje, que también tiene un origen desconocido e ignoto y por ello genera un cierto halo de misterio, podría constituirse --como objeto de estudio-- en una opción alternativa válida, más sólida y compacta que el recorrido filosófico de la metafísica tradicional. Nótese que el mismo Wittgenstein, luego de escribir el Tractatus y retirarse (1920/1929) decepcionado de la filosofía, retorna a Cambridge en 1929, centrándose hasta su muerte, (1951) en el estudio intuitivo y fenoménico del lenguaje, como su objetivo académico fundamental.

23. Desde el ámbito más abierto y heurístico de la semántica --distinto al estudio cerrado de la estructura y reglas lingüísticas de la gramática y de la sintáctica (Bello. Cuervo. Alonzo. Martinet. Chomsky. Halliday)-- el conocimiento preciso y profundo del significado de términos y palabras puede constituirse en una manera práctica y accesible para implementar ese objetivo. Se tomarán textos fundamentales y/o finales de un determinado autor, estudiando y analizando, no sus planteamientos sustantivos, sino el vocabulario y los conceptos utilizados. Por su penetración psicológica y su especificidad semántica, las múltiples, variadas y exuberantes anotaciones de Wittgenstein en su libro Investigaciones Filosóficas, podrían servir --entre otros textos y autores, por ejemplo, Bachelard-- como un semillero primario de términos y conceptos para ser sometidos a ese proceso de contraste y filtrado. Se reitera que el propósito fundamental no consiste en evaluar y/o juzgar la verosimilitud de los argumentos presentados por los autores, sino que, en un nivel más básico y primario, el principal objetivo deberá ser entender y comprender con total claridad el uso y sentido de los términos y conceptos utilizados. Dentro de ese ámbito epistémico, autores como Bridgman, Ullmo y Lorenz --principalmente en los capítulos introductorios y no especializados de sus obras fundamentales-- (La lógica de la física moderna. El pensamiento científico moderno. La imagen detrás del espejo) pueden ser considerados para enmarcar y mantener el análisis dentro de límites razonablemente verosímiles y aceptablemente objetivos. Es evidente que cuanto más contemporáneos y actuales sean los autores mayores y más pertinentes beneficios se han de alcanzar.

24. Un test epistémico para el siglo XXI. Análisis semántico de los conceptos de vida y de muerte. Wittgenstein trata el tema en cuatro puntos y/o aforismos. En (6.431) dice: “así también, a la hora de la muerte, el mundo no cambia, se termina”. En el primer segmento de (6.4311) dice: “la muerte no es un evento de la vida. De la muerte no tenemos vivencia alguna”. Comenta Valdes Villanueva que Wittgenstein se hace eco de Epicuro, quien vivió hace 2300 años. No queda claro si Wittgenstein tomó la idea directamente de Epicuro, o si la pensó por su cuenta. Es razonable pensar que en ese largo período histórico de la Civilización Occidental tanto Wittgenstein como otros pensadores hayan tenido --de manera independiente-- coincidencias similares o equivalentes. Dice Epicuro (versión libre): “La muerte es una quimera; cuando existimos la muerte no está presente. Cuando está presente no existimos”. Si entendemos con el término de muerte el punto o límite final de la vida, podemos expresar válidamente una de estas dos afirmaciones excluyentes --que constituye una versión menos abstracta menos abstracta y comprometida de la conocida Apuesta de Pascal--: (a) Nada existe después de la muerte. (b) Algo existe después de la muerte. “Nada existe después de la muerte. Ni el plasma cósmico universal del taoismo, situado en un extremo, ni los seis mil soldados de terracota, guardianes del emperador chino, situados en el otro extremo”. (Sobre Arte y Humanismo. Claves Epistémicas Integradas). Desde la prehistoria, y conjeturamos que por muchos años más en el futuro, una gran mayoría de seres humanos, con distintos niveles de educación, cultura y fe religiosa, apostarán por la opción (b) “Algo existe después de la muerte”. Por ello consideramos que estas creencias van a constituir por antonomasia el test epistémico para el siglo XXI.

25. Para analizar de manera más precisa el sentido y/o significado de los dos términos de vida y de muerte, hacemos notar que, mientras el término de vida se utiliza con un solo significado, el término de muerte puede ser utilizado con dos significados. (a) Como el límite o término de la vida (Wittgenstein a la hora de la muerte). (b) como frontera externa de la vida, es decir, un recorrido (espacial) o un estadio (temporal) infinito o eterno. Wittgenstein y Epicuro utilizan el primer significado. Con el primer significado (límite de la vida) no se presenta ningún tipo de controversia y/o polémica, ya que la vida existe y constituye una experiencia personal cartesiana. Con el segundo significado --bajo ese supuesto-- por lógica deberá existir una cierta continuidad entre ambas instancias: vida y muerte. No será necesario, ni estamos en capacidad para precisar analíticamente --si existiese-- la naturaleza compleja, íntima y última de esa continuidad. Será suficiente con expresar que para la gran mayoría de las personas que apuestan por la opción (b), Algo existe después de la muerte, éstas es entendida al menos con dos dimensiones explícitas, es decir como una continuidad temporo-espacial sin otras mayores precisiones. Para un mejor entendimiento, proponemos dos situaciones que nos van a servir como modelos de continuidad. Estos dos modelos, además de las dos dimensiones antes mencionadas, presentan, de manera distinta entre ellos dos, otras características que deberían ser captadas intuitivamente y globalmente. Metafóricamente, los dos tipos de continuidad van a ser denominados: (a) Continuidad Neuronal. (b) Continuidad Celular. En el primer caso, se asume una cierta continuidad de memoria e identidad entre un anciano y el niño que él fue hace ochenta años. En el segundo caso se asume una cierta continuidad genética entre la primera Ameba Orgánica y el actual Homo Sapiens. Aplicando los dos modelos a la problemática que estamos analizando encontramos: (a) Para la Alta Edad Media Europea --en un extremo-- las creencias religiosas de la época imponían una visión cósmica del mundo con una absoluta y explícita convicción en la continuidad de tipo neuronal (almas y/o cuerpos sometidos al castigo eterno de un fuego abrasador que los consumía sin destruirlos). (b) Actualmente --en el otro extremo-- las interpretaciones teológicas más avanzadas y modernas de las principales religiones occidentales y de algunas religiones orientales apuntan hacia una visión cósmica del mundo que está implícita en la continuidad de tipo celular (Plasma cósmico universal del taoísmo). Ambos casos, de cualquier manera, están incluidos en la opción (b) Algo existe después de la muerte. Frente a esta opción se encuentra la otra opción (a) Nada existe después de la muerte, que obviamente hace innecesario cualquier tipo de elucidación y/o especulación. Si aplicamos la llamada Cuchilla de Occam, esta última opción aparecería como la más simple de todas las opciones posibles.

26. De manera más audaz y libre, aproximándose analógicamente en una especie de lógica semántica y/o conceptual a la figura de un límite matemático, podríamos decir que la opción (a), Nada existe después de la muerte, se constituye en el límite de una secuencia conceptual y convergente de visiones situadas en un determinado tiempo histórico, que pueden ser identificadas y registradas desde la prehistoria. Por ejemplo, véase esta posible secuencia: Espíritus Vegetales……Soldados de Terracota……Karmas y Reencarnaciones……Resurrección de la Carne……Vírgenes y Huríes……Fuego Eterno……Indulgencias Plenarias……Exposición a la Gracia……, hasta alcanzar las proposiciones y/o especulaciones más actuales como podrían ser el Plasma Cósmico Universal y los Paquetes Inefables de Energía. Hacia el futuro una vez aceptadas y comprendidas con mayor claridad y convicción las implicaciones lógicas y epistémicas de secuencias como la antes descrita, podemos suponer que un cambio se va a producir en el pensamiento occidental. En los próximos cien o doscientos años, una mayoría de la población culta y educada podría apostar por la opción (a) Nada existe después de la muerte. Probablemente, ello va a suceder primero, antes que se genere el correspondiente cambio respecto al Arte Moderno, pero previamente --por su proximidad e iteración con el conocimiento científico-- habría sucedido una reevaluación más profunda de la manera como hasta ahora se ha entendido, se ha creado y se ha enseñado el conocimiento filosófico, que de esta manera se va constituir en el motor para impulsar los otros dos cambios. En ese sentido, Wittgenstein no solo es, junto con Sexto Empírico, un pionero, sino que, también será un paradigma.

Calidad y Pertinencia. Eficacia Eficiencia y Pertinencia.

Cada diez años, ya sea por vanidad intelectual, simetría editorial o ética científica, escribo una aclaratoria como la presente.

Actualmente, con la eliminación progresiva del PPI, se ha publicado y discutido mucho (El Nacional) sobre el concepto de Pertinencia en la evaluación de los proyectos de investigación científica.

Al final de este comentario entraré brevemente en el fondo de la problemática. Primero quiero aclarar, cual ha sido mi participación y contribución en relación al establecimiento del concepto de pertinencia actualmente en uso. Escribió el profesor Santiago Vera Izquierdo al publicar en 1956 su libro sobre Mecánica Racional está dedicatoria: “Yo no he creado las flores de este ramillete, solo he puesto la cinta que los une”.

Los términos de Eficacia. Eficiencia y Pertinencia han existido siempre en el idioma castellano y siempre han mantenido su significado original. En 1961, recibíamos en el Cendes clases de planificación con el doctor Jorge Ahumada. Explicaba que existían dos criterios técnicos para evaluar los proyectos de planificación: Eficacia (Lograr el objetivo sin importar los costos) y Eficiencia (Lograr los objetivos a un costo mínimo).

En 1968, con motivo de la renovación académica y en un principio solo en relación a la universidad y al conocimiento que en ella se generaba y se impartía, propuse agregar al tradicional criterio de Calidad un nuevo criterio, el de Pertinencia. Sobre este punto publiqué por vez primera en 1973, un artículo en la revista Universitas2000 que editaba el doctor Luis Manuel Peñalver y dirigía desde la Opsu el doctor Eduardo Gonzáles Reyes. Durante la década de los años setenta, publiqué otros artículos sobre tema, tanto en Universitas2000 como en una revista que dirigía Pastor Heydra de nombre Papeles Universitarios. En 1977, tanto en el Libro Azul como en el Proyecto Gris, los dos documentos fundacionales de la Universidad Nacional Abierta, en el capitulo metodológico correspondiente que me fue asignado, explico detalladamente los tres conceptos de Eficacia, Eficiencia y Pertinencia, asociados respectivamente a tres enfoques de planificación: Instrumental (Eficacia). Económico (Eficiencia). Social (Pertinencia), que quedaron conformando una triada de evaluación para los proyectos de planificación.

Desde un punto de vista semántico, los tres conceptos mantienen sus significados originales, pero al ser integrados en una triada de evaluación, adquieren un nuevo sentido. Semánticamente sentido y significado son dos nociones y/o conceptos muy próximos entre sí (Estrella Matutina y Estrella Vespertina teniendo ambos sentidos como referencia al planeta Venus).

Posteriormente el concepto de pertinencia lo difundió ampliamente y con mucho éxito la profesora Zoila Bailey al utilizarlo en numerosos proyectos que ella desarrolló para todas las universidades del país. Inexplicablemente Zoila nunca me otorgó los créditos correspondientes. Posteriormente el concepto fue utilizado por la profesora Zenta Essenfeld y también por los profesores Eduardo Castillo y Fulvia Nieves de la Universidad Central de Venezuela, quienes si me dieron los créditos correspondientes. Luego el concepto cobro popularidad y fue utilizado por planificadores de la educación en Chile, Colombia y México.

En referencia a la universidad y en relación al tipo de conocimiento que allí se genera, desde el primer articulo escrito en 1973, hasta en los últimos de 1996 (Calidad y Pertinencia. Estudios y Rituales. OEA. Mérida. Cuba), trato de relacionar la Calidad y la Pertinencia como dimensiones evaluativas. La tesis que hemos mantenido expresaba que para un país desarrollado tecnológicamente, Calidad y Pertinencia deberían ser dos magnitudes muy altamente correlacionados entre sí. Esto no se podría afirmar para un país atrasado. Igualmente consideraba que se debería tomar en consideración una segunda dimensión en la conformación de los universos estadísticos de observación, con la diferencia entre Ciencias Naturales y Ciencias Sociales. Quedarían conformados cuatro universos o colectivos: (a) (País Avanzado. Ciencias Naturales). (b) (País Avanzado. Ciencias Sociales). (c) (País Atrasado. Ciencias Naturales). (d) (País Atrasado. Ciencias Sociales). Con toda seguridad, el patrón de correlación, tanto en su magnitud como en su forma y/o estructura, ya no sería lineales como en el primer universo, sino que cambiaria para los otros tres universos. Este tema lo dejo para que sea desarrollado por las generaciones futuras.

Sueños Seriados. Insertos y Fantasmagóricos

Nunca he comprado un billete de lotería. Cuando he tenido que adquirir boletos de Fe y Alegría, de manera inmediata los he regalado a Matilde, Laura y Milagros. La ruleta, por fugaces momentos como turista en el Caribe. Por lo contrario, desde que tengo diez años de edad, he estado construyendo e inventando, inicialmente rústicos indicadores y luego sofisticados modelos --matemáticos y/o estadísticos-- para que mediante una cuantificación de la herencia y/o del pedigree, se posibilitase pronosticar científicamente --hasta donde ello pudiese ser posible--, la calidad y éxito de los ejemplares purasangres de carrera. En los últimos doce años me he centrado exclusivamente en Kentucky.

Esta alambicada y extraña introducción, se orienta a expresar y a explicitar, que obviamente no creo en los sueños para predecir el futuro. Nadie, ni en este mundo, ni en cualquier otro que pudiera existir, puede adivinar el futuro. Pienso, sin tener elementos empíricos como respaldo, que respecto a nuestra realidad cotidiana, los sueños tienen una escasa relación --lógica y coherente-- con lo que nos ha sucedido en el pasado o nos sucede en el presente. Forzando el significado de los conceptos, podemos decir que aún en aquellos sueños que se pueden considerar normales y/o corrientes, de todas formas presentan de manera yuxtapuesta y aleatoria, elementos de una cierta realidad imaginaria y/o de ficción, generándose consecuentemente mosaicos mentales absurdos y sorprendentes. En mi opinión, ellos pueden constituir un buen motivo de inspiración para escritores de cuentos modernos y surrealistas. No creo en la interpretación que de los sueños ha hecho el Psicoanálisis. Ello fue producto de un momento precientífico que posibilitaba ese tipo de especulaciones, sin controles y/o comprobaciones de carácter operacional y/o empírico. Esta afirmación no cuestiona la posible validez de los conceptos de Subconsciente (Freud) o de Inconciente Colectivo (Jung), solo se refiere a uno de los medios /instrumentos, que dentro de esa escuela se utiliza como técnica de comunicación.

Me desvió brevemente de mi línea y de mis comentarios de carácter estadístico y/o epistémico, para resumir cual pudiese ser la naturaleza estructural --no sustantiva o de contenido-- de estos tipos de sueño que he llamado seriados, insertos y fantasmagóricos. Como consecuencia del tratamiento que estoy recibiendo, a veces no puedo dormir bien. Una de estas noches, adicionalmente tenía molestos dolores en la espalda, dormitaba de una manera poco profunda y al mismo tiempo, soñaba continuamente. Cada dos horas me movía desde la cama --donde dormía de medio lado--, hacia un sofá extensivo --donde dormía al derecho--. A lo largo de toda la noche tuve cuatro sueños recurrentes. El contenido de ellos no es relevante, eran historias anodinas. Tres de ellos, con pequeñas variantes se repetían dos o tres veces y el cuarto, transfiguradamente, incorporaba dentro del sueño a los dolores, las incomodidades y las dificultades para dormir.

Pensamiento Convergente vs. Pensamiento Divergente. Religión. Astrología. Suerte.

A. He leído en la Revista Interciencia (Julio 2010. Volumen 35. Nº 7) un artículo titulado “Comparación de Habilidades y Actitudes de Científicos, Músicos, Políticos y Estudiantes”, de los autores Klaus Jaffe, Astrid Flores e Isabel Castro (Venezolanos). Valentina Grigorieva (Alemana). Guillermo Mascitti (Frances). El artículo me ha resultado muy interesante y en cierta manera divertido. Se trata de la creencia o no, de un grupo de encuestados en los cuarenta rubros que presenta y/o analiza el cuestionario. Me he concentrado en tres de ellos: Religión, Astrología y Suerte. Los grupos que conforman la muestra utilizada son muy contrastantes: (1) Científicos Autores de artículos publicados en la famosa Revista Nature. (2) Científicos Autores de artículos publicados en Revistas Internacionales. (3) Músicos Autores de artículos publicados en Revistas especializadas de Música. (4) Políticos miembros de los congresos de México, Chile y Colombia. Estudiantes, por ser una población muy distinta no se toma en cuenta para el análisis.

B. Estos fueron los resultados promedios: (a) Creer en la Religión: Nature (13%). Científicos (30%). Músicos (36%). Políticos (70%). Este resultado nos parece lógico, bien contrastante entre Científicos y Políticos. (b) Creer en la Astrología: Nature (15%). Científicos (10%). Músicos (14%). Políticos (5%). Este resultado, aunque aparentemente lógico, nos parece extraño y sospechoso, especialmente para los Políticos (5%). (c) Creer en la Suerte: Nature (48%). Científicos (40%). Músicos (48%). Políticos (50%). Este resultado nos parece sorprendente e inconsistente, tanto por la uniformidad existente entre ellos, como en la oposición a los resultados en los dos rubros anteriores (Religión y Astrología) por parte de Nature y Científicos.

C. Analizaremos en conjunto los tres tipos de respuestas en los tres rubros (Religión. Astrología. Suerte). Lo lógico hubiese sido resultados bien diferenciados y jerarquizados entre los cuatro grupos (Nature. Científicos. Músicos. Políticos), como se observaron en Religión (13%. 30%.36%. 70%.) resultados diferentes para los otros dos rubros (Astrología y Suerte) donde los resultados fueron muy uniformes: Astrología (15%. 10%. 14%. 5%.) y Suerte (48%. 40%. 48%. 50%.) por otra parte y para los tres rubros, los resultados deberían ser muy similares para cada uno de los rubros. Voy a comenzar por el rubro de Astrología. Se trata de una creencia que en general no afecta nuestras vidas, como pudiera ser la Religión y la Suerte, que una mayoría de personas con distintos niveles de educación y cultura, siente de manera más intima y personal. Por eso creo que la respuesta que dan todos los grupos en Astrología es un cliché. Nótese que es contradictorio que (15%) de una élite de Nature crea en la Astrología y sólo un (5%) de Políticos Latinoamerícanos, a su vez crea en ella. Lo lógico, por ejemplo, hubiese sido que para el (15%) de Nature se observase un (30%) en políticos. Por ende excluyo del análisis este rubro y me concentro en el análisis de los otros dos: Religión y Suerte. El resultado en Religión: Nature (13%). Científicos (30%). Músicos (36%) y Políticos (70%) lo considero lógico y jerarquizado, aunque el grupo Científico debería haber presentado un valor menor, por ejemplo (20%). Al analizar el rubro Suerte, con Nature (48%) y Políticos (50%), considero que este último resultado Políticos (50%) en Suerte es lógico y consistente con su propio (70%) en Religión, pero que el resultado de Nature (48%) en Suerte me luce absurdo y contradictorio, tanto horizontalmente comparándolo con el resultado del (50%) en Suerte de los Políticos, como verticalmente comparándolo con su propio (13%) en Religión.

D. Me concentraré sólo en la respuesta de la muestra del grupo de 42 Científicos Autores de Nature: (13%) en Religión, (15%) en Astrología y (48%) en Suerte. Los dos primeros resultados: Religión (13%) y Astrología (15%) son muy consistentes entre sí, pero son inconsistentes y contradictorios con Suerte (48%), este valor debería haber sido, por ejemplo, una cifra aproximada entre (10%) y (15%). Para dar un ejemplo, sería equivalente a que se preguntase acerca de creer en: (a) Drácula. (b) Muertos. (c) Fantasmas y una persona respondiese que no cree en Drácula, que no cree que los Muertos salen y hablan con los vivos, pero que si cree que los Fantasmas se aparecen. En algunos ambientes esotéricos, a los Fantasmas se les llama también Presencias.

E. Después de reflexionar por más de una hora, llegué a la conclusión que con el Pensamiento Convergente no podía resolver este misterio y decidí que de alguna manera, habría que aplicar algún tipo de Pensamiento Divergente. Luego de pensar durante otra hora más, mi conclusión fue que existía un problema semántico en la comprensión e interpretación del significado de los conceptos. Mientras que el concepto de Religión era comprendido de manera uniforme y homogénea por todos los grupos, en cambio el concepto de Suerte podía ser comprendido de dos maneras diferentes. Yo había pretendido o había supuesto que los grupos Nature y Científicos deberían haber utilizado mayoritariamente y consistentemente el concepto científico y/u operacional de Suerte, que no necesariamente iban a utilizar los otros dos grupos de Músicos y Políticos. En la realidad, los cuatro grupos utilizan el concepto corriente y/o cotidiano de Suerte. Esto es perfectamente explicable para los grupos de Músicos y Políticos (48% y 50%), respuesta aceptable para ellos, pero totalmente inexplicable para los grupos Nature y Científicos (48% y 40%). Más extraño aún que la respuesta del grupo élite de Nature (48%) esté colocado por encima del (40%) de los Científicos, porcentaje similar que Músicos (48%) y Políticos (50%).

F. Voy a tratar de explicar los dos tipos de conceptos de Suerte, el científico y el corriente: (a) Científico: dos amigos viajan desde Toronto hasta Las Vegas, durante una semana juegan 16 horas diarias en la ruleta (Sólo Ruleta, no es válido para Blackjak, Poker o Bacarat) y al final uno de ellos ha ganado una gran cantidad de dinero y el otro está arruinado y endeudado, podemos decir que el primero tiene más suerte que el segundo. En la vida real ambos van a salir arruinados. (b) Corriente: cuando dos amigos y vecinos desde la infancia han estudiado una misma profesión y al final uno ha tenido éxito y el otro no, se dice, sin tomar en cuenta otros factores y circunstancias, que el primero tuvo más suerte que el segundo.

G. Queda por analizar y/o resolver la importante cuestión del por qué el grupo élite de Nature y también el grupo relevante de Científicos, utilizaron el concepto corriente y cotidiano de Suerte en lugar de utilizar el concepto científico y operacional, que sería el lógico, dado su alto nivel de formación académica y científica. En nuestra opinión ello significa, que sin lugar a duda son muy competentes como investigadores, pero que lo hacen de manera puntual y especializada, concentrándose en aspectos limitados de la realidad a su vez parcial y fragmentada que estudian, pero que no han desarrollado una capacidad integradora más general y holística, que les permitiría avanzar de esa instancia de investigadores puros a una instancia superior de científicos epistémicos con una visión totalizadora de los fenómenos. Es decir que a lo largo de su trayectoria como investigadores han leído y aprendido que desde un punto de vista científico, la respuesta en Religión (13%) y de Astrología (15%) seria la correcta y consistente, pero lo asimilan como si fuese un palimpsesto, porque no han adquirido la convicción y el razonamiento del por qué ello es así, de esa manera en otro tema, área y/o aspecto de la realidad como lo puede ser Suerte dan una respuesta inconsistente.

H. Adicionalmente a esta explicación, consideramos que una especialización temática y metodológica, también puede, indirectamente, obstaculizar ese tránsito entre el Investigador Puro al Científico Epistémico ya que puede aliviar la presión por publicar, expresado en la frase famosa “Publicar o Perecer”. Es mucho más sencillo y expedito publicar una Investigación Puntual Especializada (por ejemplo: la estimación estadística de determinados parámetros: Producción de Almidón en variedades de yucas y de suelos. Se utiliza el ANOVA) que publicar un Ensayo Epistémico, generado apartir de la integración de diversos trabajos puntuales (por ejemplo: la histórica polémica entre el Empirismo Operacional vs. el Formalismo Axiomático, que en Física ha sido vulgarizado metafóricamente como el enfrentamiento entre la Sucia y Fea Física vs. la Inmaculada y Bella Física. Bondi/ “Lo bueno, lo malo y lo feo”/ Nature/ 1988 y Chandrasekhar /“Verdad y Belleza: Estética y Motivaciones en la Ciencia”/ 1987). En este último caso --Ensayos Epistémicos-- los árbitros pueden rechazar el artículo basándose únicamente en su propia opinión, que muchas veces es subjetiva, sesgada y opuesta a la tesis presentada. Por oposición, en el caso de las Investigaciones Puntuales Especializadas con una base metodológica y estadística explícita, los resultados están a la vista y se puede comprobar perfectamente, si son o no correctos.

Juventud Divino Tesoro

  1. “Juventud divino tesoro. Te vas para no volver. Cuando quiero llorar no lloro y a veces lloro sin querer”. Por iniciativa y afecto de mi viejo y querido amigo Charles Brewer, he recibido --vía Internet-- una impresionante y diluida fotografía publicada en abril de 1957 en el diario El Universal. Se trata del momento culminante -- luego de muchos años de prácticas y de entrenamientos-- cuando (José González, Alberto Martínez, Charles Brewer y Max Contasti) superábamos --en la piscina de 25 metros del Club Valle Arriba-- la marca anterior, correspondiente a un record nacional establecido (Oscar Saiz. Max Lores. Fernando Rodríguez. Julián Larrea) de 4x100 Estilo Libre.
  2. Removimos toda una época de nuestra vida. En las actuales circunstancias, me emocionó mucho el recuerdo de aquel hito, pero que al paso de los años y dadas las múltiples y variadas dinámicas existenciales que se han sucedido, hace ya bastante tiempo que lo habíamos relegado en el olvido. Fueron momentos de júbilo, de exaltación y de gloria, que se alojaban cotidianamente en una época plena y maravillosa, cuando disfrutábamos el acelerado fluir de una juventud que asumía que todo seguiría siendo absoluto, brillante y vistoso. “Paris era una fiesta”.
  3. La vida se nos alternaba en dos mundos casi en paralelo. Entre la estricta y normada práctica del deporte y los exigentes estudios de ingeniería en la Universidad Central de Venezuela. Por una parte --recién descubierto el mundo universitario-- con mis compañeros Wolfgang Stockhausen, Manuel Garabito y Gianfranco Incerpi, la casa de estudio se nos había transmutado, menos escolar y con mayor libertad, en una ronda continua de alegrías espirituales y de distracciones intelectuales. Por otra parte, la dedicación, la disciplina y el tiempo necesario para competir responsablemente y con éxito. Todo tiene un costo, consecuentemente ello se reflejaría, en las cada vez más crecientes dificultades, que entre los meses de julio y septiembre de cada año, teníamos que enfrentar para poder superar, aunque fuese de manera muy precaria, nuestras obligaciones académicas. Sin lugar a dudas vivíamos la frase del famoso escritor “Gris, querido amigo, es toda teoría. Verde el árbol de los frutos dorados de la vida”.
  4. La práctica del deporte exige una mayor disciplina. Charles --en la mejor tradición cultural inglesa, inducida sabiamente por su padre-- resultaba al mismo tiempo y al igual que su hermano Randy, muy dedicados y estudiosos en relación a sus respectivas carreras universitarias de Odontología y Derecho. Ya se perfilaban en lo que destacadamente en el futuro y a nivel internacional, llegarían a ser vocacional y profesionalmente. Por una parte, un científico naturalista y explorador y por la otra parte, un intelectual académico y escritor. Charles recolectaba todo lo que fuese posible de fotografiar, coleccionar y clasificar. Randy reescribía y recomponía con mucha investigación, con citas tomadas de diversos textos y en tintas de diferentes colores, lo que serían sus apuntes definitivos, necesarios para superar brillantemente sus exámenes universitarios. Más tarde --aumentados y corregidos-- serían publicados como consagrados libros de estudio en la Universidad Central de Venezuela. Recuerdo que con el propósito de buscar diferentes tipos de rocas y piedras, así como restos de cacharros y de cerámicas, en algunas oportunidades acompañaba a Charles por los lados de El Cerrito en San Román. Supuestamente se trataba de recolectar evidencias arqueológicas de culturas precolombinas que estuvieron asentadas en la zona. Cuando regresábamos con nuestros pesados cargamentos, Doña Margarita decía que entre piedras, palos, flechas, cacharros, cerámicas, chinchorros, artesanías y también insectos y hasta mariposas, Charles iría a invadir toda la casa. Denis con sus juguetes, aún no se asomaba en el luminoso claroscuro de los ojos de su madre.
  5. Fue una época intensa, deportiva y acuática. Charles se trataba de iniciar como líder y explorador profesional. En compañía del Catire Edgar Rodríguez, participamos en una expedición para conocer y documentar unas lagunas merideñas en el llamado Páramo de los Conejos. Nuestro amigo y futuro explorador Julio Lescarboura, para ese momento un precoz y excelente nadador, era todavía muy joven. Otros potenciales exploradores, nuestros amigos Denis Manelski y Jean Pasquali estudiaban en el norte. Era mi primera incursión en la montaña. Trataba de compensar mi falta de experiencia y de entrenamiento, animando todo el tiempo a mis compañeros a seguir avanzando y a no dejarse vencer por el cansancio. En la realidad, me sentía tan absolutamente exhausto y agobiado con el esfuerzo de cargar y de subir con un pesado morral, que al acercarme a un sitio cercano a donde estaba previsto acampar, con un impulso dionisíaco no se me ocurrió otra cosa que bañarme en las heladas aguas de un pequeño riachuelo por allí se deslizaba. Fueron solo escasos minutos y de manera inmediata sentí por todo el cuerpo una fuerte e intensa oleada de calor que me abrasaba y me consumía. Por momentos temí lo peor. Como consuelo y/o justificación para mi evidente y absoluta desmesura, razoné especulativamente. Por una parte, que podía enfrentarme con la naturaleza. En cierta manera, y en otro ámbito, actualmente creo que con relativo éxito, así lo estoy experimentando. Ya había leído en la novela Canaima de Don Rómulo Gallego, la experiencia de Marcos Vargas frente a una devastadora tempestad que penetraba con furia hasta las profundidades mismas de la selva guayanesa. Por otra parte, alcancé una convicción. Sin lugar a dudas, podía estar seguro, de que nunca habría de morir de un infarto al corazón.
  6. El efecto perturbador pero intelectualmente estimulante de esa inmersión vespertina, me llevó más tarde, en la magia encantada de esa fría y oscura noche paramera, a reflexionar y a meditar --asumiendo una extrema mismidad como experiencia única y solitaria de la existencia humana-- sobre los arcanos y perennes misterios de la vida y de la muerte. Se había asomado en mi espíritu, un filósofo pensador y reflexivo.
  7. Ahora, al contemplar nuevamente la fotografía y reconocer la satisfacción que allí estaba improntada, no podíamos imaginar, en ese momento, que pocos meses más tarde ocurrirían los acontecimientos estudiantiles del 21 de noviembre de 1957. Por vez primera, con una ruidosa protesta, habíamos salido de la ciudad universitaria y por breves minutos logrado alcanzar la Entrada Sur de la Plaza Venezuela. Como una consecuencia de esta sorpresiva hazaña, Wolfgang y otros compañeros de ingeniería, pasarían varios días recluídos en los sótanos de la temible y ominosa Seguridad Nacional. Gianfranco --bajo la mirada vigilante de Morantes, un probable agente de la Seguridad Nacional-- se había visto obligado, casi contra su voluntad, a liderizar la comisión estudiantil que en el rectorado se reuniría con el doctor Emilio Spósito Jiménez, para exigir y gestionar la pronta libertad de los estudiantes detenidos. Manolo --huésped indefinido en la librería de los Chaguaramos de nuestro profesor de Filosofía y Humanidades, Doctor Clemente Pereda-- continuaba ensimismado y aislado con sus fantasías y sueños filosóficos, leyendo a Tagore, Hermann Hesse, Gourdief y Milarepas.
  8. Esta fecha cambiaría la vida de muchos de nosotros. Algunos volverían a explorar y a caminar por otras montañas. Otros reforzarían las tempranas tendencias para una formación científica e intelectual. Por mi parte, decidí no seguir en la carrera de ingeniería. En ese momento cursaba el tercer año, pero desde un inicio me había percatado de que me había matriculado de manera automática, sin ningún tipo de análisis y orientación vocacional o profesional. Desde niño, dada una cierta y relativa facilidad para los cálculos matemáticos, mis maestras de primaria, me habían repetido continuamente, que yo debía estudiar ingeniería. En la realidad, nunca había sentido ningún tipo de interés por oficios prácticos y por carreras de orientación tecnológica. En esos tres años, que habían pasado, cada vez se me había hecho más dificultoso y hasta penoso e incomodo, estudiar y aprobar las asignaturas prácticas profesionales propias de la carrera --Dibujo. Descriptiva. Laboratorio. Topografía. Instrumentación. Vías. Higiene. Saneamiento--. Exploré otras posibles opciones, especialmente Sociología, Filosofía y Psicología. A Sociología la encontré poco desarrollada metodológicamente, muy libresca, retórica y repetitiva. En Filosofía encontré como obstáculos, el latín, el griego y un excesivo énfasis en la historia antigua de los filósofos griegos, sin ningún tipo de referencias hacia la Filosofía de las Ciencias. En Psicología, a sabiendas igualmente de que nunca ejercería la práctica profesional, en compensación encontré el atractivo de materias y/o tópicos como Estadística, Psicometría, Medición y Operacionalismo, una combinación de ámbitos y de metodologías --Heurismos vs Algoritmos-- que posteriormente como entidad interdisciplinaria he venido denominando Epistémica. Con mucho esfuerzo y con gran dedicación y estudio así la hemos venido cultivando y/o desarrollando en estos últimos cincuenta años. He encontrado para toda mi vida, tanto una vocación como un objeto de estudio y de reflexión, que de manera creciente, cada día más me seduce, me apasiona y me distrae. En ese sentido, actualmente con la masiva información cuantitativa obtenida vía Internet --utilizando Excel-- he venido diseñando, construyendo y calculando unos complejos y sofisticados modelos estadísticos de predicción para evaluar en Belmont y en Saratoga la potencialidad y el pedigree de potros de carrera. Medaglia de Oro, Candy Rice y Minneshaft en la actualidad y Affleet Allex y Bernardini en el futuro.
  9. En febrero de 1958, Manolo y yo migramos hacia la Facultad de Humanidades y Educación. Estábamos fascinados. En un doble contraste con la Facultad de Ingeniería, allí estudiaban las jóvenes más bellas y elegantes de toda la universidad. Amanda, recién llegada de Panamá, se había matriculado en la Escuela de Letras. Coincidíamos todas las tardes en el pasillo principal de la facultad. He de recordar que al momento de graduarse, cuando recibió su medalla académica de manos del Rector Francisco De Venanzi, al retornar para bajar las escaleras del Aula Magna, yo rompí filas y subí para ayudarla. Maximiliano iría a nacer en pocos meses y toda el Aula Magna le ofreció una calida y masiva bienvenida. Siguiendo el ejemplo de Manolo y de Belén, habíamos contraído matrimonio en los inicios del último año de la carrera. En 1961 y en 1963, con sendos y exigentes Postgrados; Planificación (CENDES) y Estadística (MIT), con un total acumulado de diez años de estudios universitarios, habíamos consolidado definitivamente nuestra formación académica, en una dirección que yo había llamado epistémica y que habíamos logrado de alguna manera construir.
  10. Maximiliano, Orocio y Amandita y así hasta el final de los siglos, en esta vida y no en otra cualquiera, en conjunto con Michael, Carlos, Luis, Lucia, Santiago y Jóse, siempre nos han de acompañar, así como también todos los retoños y pimpollos que como semillas estarán por nacer y que nacerán en el futuro. Desde las insondables profundidades de su apasionado espíritu religioso, he creído oír un fervoroso amén en los trémulos labios de nuestra inolvidable Omaira. En la lejanía de los tiempos, en el pasado, presiento un especial deja vu. Con su simpatía y afecto, Orocio el Viejo nos ofrece su más cálida y acogedora sonrisa.