martes, 23 de febrero de 2010

Radicales Islámicos. Epistémica. Heurística e Ingenieros.

1. Estos comentarios se generan al leer el artículo titulado “Terroristas Ingenieros”, publicado en El Nacional (16-02-2010) por el escritor Moisés Naim. En el mejor estilo y siguiendo el mal ejemplo de Wittgenstein, redacto esta notas de manera libre y asistemáticas. Posteriormente las trataré de ordenar y sistematizar. Es cuestión de obtener un balance entre dos distintas prioridades: Tiempo y Oportunidad.
2. Adicionalmente a divulgar y ajustar la información que ofrece Naim, los comentarios persiguen dos propósitos, ambos de carácter epistémicos y/o metodológicos: (a) Destacar el valor científico de lo que pueden ser las primeras evidencias empíricas formales sobre un determinado fenómeno. (b) Mostrar, aunque sea de una manera muy cruda, como pueden trabajar los métodos heurísticos, cuando sólo se tiene información incompleta, obtenida sobre una muestra incidental, registrada a posteriori según un patrón de estudio conocido en la investigación social como un trabajo de campo.
3. La primera tesis consiste en aceptar --sobre una escala cuyos dos extremos serían: (a) Mediciones Empíricas (Estadística) (b) Teorías Simétricas (Matemática)--, que el grado de elaboración del conocimiento científico puede variar, pero que en cualquier caso es importante, pertinente y valiosa la evidencia empírica obtenida en un primer nivel, aunque en ese momento no sea posible proponer una hipótesis explicativa única, menos aún elaborar una teoría simétrica y completa. En el pasado, los puristas científicos objetaban y otorgaban muy poco valor a este tipo empírico de hallazgo, prevalecía la frondosa retórica de los llamados Marcos Teóricos y de las Explicaciones e Interpretaciones Modélicas.
4. Un ejemplo emblemático de esta problemática fue la relación estadística: Cigarrillo y Cáncer, que en los años sesenta fue negada por algunos científicos, biólogos y médicos, con el argumento de que esa relación no podía ser considerada una verdad científica, pues no se había determinado la secuencia causal --bioquímica-- entre ambas variables. Posteriormente se descubrió que estas campañas habían sido pagadas y promocionadas por los intereses comerciales de las propias compañías tabacaleras.
5. En Física, esta problemática es ya una vieja polémica. Cito en extenso algunos comentarios que recientemente he preparado: Me permito dar a conocer un tema de interés en relación a los tipos de metodologías actualmente vigentes, utilizadas en la investigación científica, tanto en las ciencias humanas como en las ciencias sociales y en las ciencias naturales. El tema ha sido motivado por un artículo del investigador Williams Barreto publicado en el volumen 34 número 5 (Mayo 2009) de la revista Interciencia. En ese artículo “La orden del caballero Bondi”, el autor se refiere al físico inglés de nombre Hermann Bondi, quien en una reseña titulada “Lo bueno, lo malo y lo feo”, (Nature, 1988) comenta el libro del astrofísico hindú Chandrasekhar “Verdad y Belleza: Estética y Motivaciones en la Ciencia” (1987). Bondi se enfoca sobre el origen, las motivaciones y la presentación de teorías y/o hipótesis en la física, particularmente en relación a la controversia: observaciones y mediciones empíricas vs. simetría y belleza matemática. Dice Barreto: “Autodeclarado como un leal seguidor de la filosofía poperiana, Bondi defiende a la dura y sucia física en contraposición a la inmaculada y bella física”. Puntualizando su argumento sobre la falta de eficacia y poca utilidad de la belleza formal para alcanzar y lograr resultados originales en un campo científico, Bondi reafirma: “La belleza puede ser una excelente guía en matemáticas, pero dudo que tenga algún valor en la física”.
6. En relación a la comparación entre las Ciencias Básicas y Tecnológicas y la Educación y Ciencias Sociales, coincidencialmente con el protagonismo de los Ingenieros, recientemente he presentado un comentario titulado: “Originalidad Científica. Anova. Productividad y Calidad Científica de los Investigadores PPI”. Allí destaco los siguientes puntos como resultados empíricos directos: (a) Leí un borrador de un Informe Técnico del Profesor Orlando Albornoz (Seminario sobre la producción de conocimientos científicos) donde recoge los resultados de un estudio de opinión sobre una muestra de Investigadores y Profesores Universitarios. En muchas partes de su ensayo se refiere conceptualmente a la calidad de los trabajos científicos, publicados en el país, especialmente en Ciencias Sociales. Me resultó muy interesante su lectura, en especial me surgen numerosas hipótesis que pudiesen ser comprobadas empíricamente, utilizando los datos numéricos del programa PPI. (b) En un artículo publicado en la revista Interciencia, utilizando como universo a los Investigadores del Programa PPI (niveles I II III) encontré --según fuese el número de artículos publicados comparándolos con el número de investigadores existentes en cada sector-- que la productividad científica en el Sector de Ciencias Básicas y Tecnológicas era tres veces superior a la del Sector de Educación y Ciencias Sociales. (c) En un artículo publicado en la revista Agenda Académica, encontré que el número de coautores por artículo era aproximadamente tres veces mayor en el Sector de Ciencias Básicas y Tecnológicas en comparación con el Sector de Educación y Ciencias Sociales. (d) En relación a la carrera de Ingeniería, encontramos la siguiente información: En una Tesis Doctoral (Cendes) se presenta una comparación entre la formación y potencialidad académica de tres tipos de carreras universitarias de pregrado: Ingeniería y Afines, Economía y Afines, Ciencias Sociales y Afines. Se trata de uno de los pocos trabajos realizados en el país que ofrece resultados empíricos y numéricos concretos sobre este tema. La investigación (Romero Yépez) toma como universo a los egresados de las diez primeras cohortes del Cendes. Se compara el rendimiento académico que en ese postgrado interdisciplinario lograron los distintos profesionales universitarios participantes, que a su vez se habían graduado en diferentes carreras de pregrado. Utilizando la técnica descriptiva del Análisis Factorial, se encontró que en las asignaturas cursados en ese postgrado, los egresados de las múltiples carreras de Ingeniería y afines alcanzaron los primeros lugares, tanto en las asignaturas que integraban el Factor Matemático, como también --inexplicablemente-- en las asignaturas que integraban el Factor Económico y el Factor Social. En contraste, los egresados de las carreras de Economía y Afines y de Sociología y Afines, sólo lograron situarse en lugares intermedios y/o promedios en esos tres Factores.
7. Para la segunda tesis tomaremos como base, la información periodística que ofrece el artículo de Naim. Reseño y cito a Naim: (a) En un artículo publicado recientemente en la European Journal of Sociology, titulado “Por que hay tantos ingenieros entre los islámicos radicales”, Diego Gambetta y Steffen Hertog destacan que entre los islamistas radicales violentos, los ingenieros están sobrerrepresentados entre 3 y 4 veces más que otros profesionales. (b) En general, es poco lo que se sabe de manera irrefutable sobre los orígenes de los terroristas o sobre su perfil psicológico. Excepto que muchos de ellos son ingenieros. (c) Las explicaciones del fenómeno de los ingenieros terroristas son controvertidas. Lo que no es controvertido es que entre los terroristas islámicos hay muchos ingenieros. (d) La muestra: Los autores estudiaron los antecedentes de más de 400 miembros de grupos violentos de radicales islámicos en más de 30 países de Oriente Próximo y África. (e) La afirmación más emblemática presentada y recogida por Naim es la siguiente: “descubrieron que 44% de los violentos eran ingenieros o estudiantes de ingeniería”. (f) Criterio estadístico para contrastar: “En los países de procedencia de los individuos estudiados, los ingenieros son muy escasos: apenas representan 3.5% de la población”.
8. Aproximación Heurística. (a) Dice Naim que los autores estudiaron los antecedentes de mas de 400 miembros de grupos violentos de radicales islámicos. Asumo heurísticamente como muestra total n1= 410 (b) De este grupo (n1=410) existirá información sobre estudios y educación para un grupo n2. Dado un estudio de esta envergadura, asumo el parámetro de 2/3, por tanto n2=273. (c) De este grupo (n2=273) un grupo n3 puede tener estudios superiores. Dado lo destacado de la información principal ofrecida, asumo el parámetro de 2/3, por tanto n3=182. (d) De este grupo (n3=182), se conoce que el 44% tiene estudios parciales o totales en Ingeniería y Afines, por tanto n4=80. (e) Esta cifra de 80 (estudiantes y/o graduados) representa el (80/273)=29% del grupo n2=273 del que se supone existe información sobre educación. (f) En el resto de la muestra (410-273)=137 donde no existiría información sobre educación, es de suponer que también incluyen estudiantes y/o graduados. Asumo como parámetro un valor menor (1/2), será el porcentaje (0.5*29)=15%. Por tanto se obtiene: n5= (015*137)= 21 (estudiantes y/o graduados) adicionales. (g) El numero estimado total de estudiantes y/o graduados en la muestra (n1=410) será de (80+21)=101. Esta cifra representa el (101/410)=24% de la muestra total (n1=410). (h) Este estimado del 24% puede ser comparado estadísticamente con la cifra de 3.5% de estudiantes y/o graduados existentes en la población general de los países islámicos de procedencia. (i) Dada una cierta heterogeneidad educativa entre esos países (Singapur/Malasia) esta cifra puede ajustarse. Si en lugar de un promedio y/o percápita, se toma la mediana de la distribución de los países, este valor será aproximadamente 3%. (j) 24% está siete veces por encima de su línea estadística de contraste, representada en el valor de 3% (k) Se pueden construir estimados de significación estadística, pero dado el tipo de muestra y el estadio de desarrollo de la evidencia/descubrimiento, ello no es pertinente.

jueves, 11 de febrero de 2010

CUPO DIFERENCIAL: RECUENTO HISTÓRICO Y VISIÓN 2000 (1993)

Síntesis de la Ponencia presentada en el I Taller sobre Admisión en Educación Superior. Caracas, 29 al 30 de Octubre, 1993 (calidad de invitado y represenante de la UNA)

I.Introducción

El problema de la Admisión y Selección de estudiantes siempre ha estado dentro de nuestra preocupación institucional, social y científica. Este trabajo constará de tres partes; la primera será un breve y sintético recuento histórico de nuestra participación para resolver la problemática de Admisión y Selección planteada en el ámbito específico de la Universidad Central de Venezuela. El segundo se refiere al Cupo Diferencial, y a los intentos que hemos realizado en otras instituciones; Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho y OPSU para implementar estas ideas. La tercera parte se referirá a cómo enfrentar el problema de esta década 1990/2000, adaptando hasta donde ello sea eficaz, eficiente u pertinente el concepto de Cupo Diferencial a las nuevas realidades de la sociedad venezolana.


II.Admisión y Selección

La década del sesenta fue, sin lugar a dudas, una época impregnada y saturada de sensibilidad social y política. Los profesores universitarios vivíamos permanentemente en el ojo del huracán.
Para proponer el concepto de Cupo Diferencial se tuvieron en mente dos ideas principales. La primera idea directriz era que el estudio universitario exige por una parte condiciones personales en el estudiante, asociados al concepto aptitudinal de la inteligencia, teniendo conciencia que si no se alcanzaban ciertos niveles de conocimiento la posible acción del egresado se verá restringida por esas limitaciones; la segunda idea, aceptando que en las mediciones de las aptitudes y de la inteligencia, siempre será necesario utilizar un contenido y éste será perturbado y modificado por la condición social y cultural en la cual se ha desenvuelto la vida familiar y estudiantil del alumno. Tratando de llegar a una solución de compromiso; justa y adecuada, a la problemática anterior, en 1964 propusimos formalmente en la implementación de la admisión para aquellas carreras que así lo ameritasen, el concepto del Cupo Diferencial.
Posiblemente ya sea conocido que el concepto central de Cupo Diferencial lo constituye el que los candidatos van a competir en cualquier tipo de asunto; test, pruebas, calificaciones o notas pero siempre lo harán dentro, o en relación con su propio grupo, estrato o región. Como una primera manera de operacionalizarlo se propuso: (a) Que el Cupo establecido para cada estrato fuese proporcional al tamaño poblacional del estrato. (b) Que los estratos se definieran mediante una variable de carácter social. Como se debe notar, la condición de proporcionalidad es diferente al concepto y es sólo una manera de operacionalizarlo.
La primera vez que tuvimos la oportunidad de aplicar el concepto, su operacionalización fue diferente a la versión original planteada. Sucedió en 1970. La Facultad de Medicina venía haciendo exámenes de selección desde 1960; en el año 1970 hubo una protesta estudiantil frente a la selección y como consecuencia de ello los aspirantes quemaron públicamente la prueba y se negaron a presentar la misma. El Consejo Universitario nombró una Comisión y se nos encomendó implementar un método alternativo para realizar la selección, ya que la necesidad de un cupo limitado; no sólo por una decisión política sino también por capacidad física y docente era ineludible.
La manera como se aplicó esta vez el concepto de Cupo Diferencial fue referir a cada candidato a la posición percentilar que ocupó en cada una de las materias cursadas en el quinto año de Bachillerato, y a partir de estos valores se calculó un valor promedio para todo el quinto año. En este sentido la variable social que estratificaría a la población fue las diferentes secciones de quinto año donde estudiaron los candidatos, suponiéndose que caada Liceo o Colegio recoge en sí unas ciertas características sociales. Dado que se calculó su posición percentilar promedio, teóricamente el cupo asignado a cada sección de quinto año fue aproximadamente proporcional al número de estudiantes de cada sección.
Con este ejemplo queremos indicar que el Cupo Diferencial no sólo se puede aplicar teniendo como variable de selección pruebas de aptitud, sino que también puede ser aplicado teniendo con variables de selección notas de bachillerato. La variable de estratificación puede ser también diferente: Estratos Socioeconómicos, Liceos y Colegios o Regiones

III.Otras versiones del Cupo Diferencial

A.Modelo de OPSU
En 1973 diseñamos para la OPSU el primer modelo de distribución y asignación matricular. En este Modelo tratamos igualmente de aplicar el concepto de Cupo Diferencial dentro de las limitaciones de un Sistema de Distribución. La variable de estratificación estaba constituida básicamente por la región; como variables de selección -en el caso de que la demanda superase el cupo- como si disponían de notas, se utilizaba un conjunto de índices que funcionarán jerarquizadamente, tales como estabilidad de la escogencia, tipo de institución, edad, antigüedad. El Esquema presentado fue implementado posteriormente en una versión más simple.

B.Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho
En julio de 1974 tuvimos la oportunidad de dirigir por corto tiempo el recién creado Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho. Allí aplicamos de manera más completa el concepto de Cupo Diferencial. Fue necesario adaptarlo a las condicionantes que el programa en su decreto de creación había establecido. Como variable estratificadora utilizamos el binomio conformado por dos indicadores; una que reflejaba la dimensión Urbano/Rural y la otra el tipo de Liceo o Colegio -Público/Privado- donde se había estudiado primaria y bachillerato. Se formaba así la conocida Cuadrícula de Selección.
El proceso de selección se inicia lógicamente con la formulación y diseño de un modelo de selección, y una vez que éste fue diseñado, se pasará a determinar los instrumentos de recolección de aquella información que sea pertinente para su construcción y utilización.
Para construir un modelo, aparte de las dificultades propiamente técnicas era necesario estar alerta -supuesto la no neutralidad de la ciencia- para que la selección y escogencia de variables y sus técnicas de medición, no desvirtuase los objetivos generales del programa y por ende su contribución con las orientaciones del desarrollo del país.
Esta consideración es en este caso, de particular importancia, pues ya en el corto tiempo de aparición del proyecto había surgido dudas o críticas, acerca de la pertinencia -en referencia a una ruptura de la dependencia tecnológica- precisamente respecto a los países que nos venden tecnología, del envío masivo de estudiantes al exterior, y ya se asomaba como una solución alternativa, el contratar profesores extranjeros para venir al país.
Esta crítica nos reforzó una idea importante para el desarrollo del modelo, enviar a las universidades del exterior únicamente a estudiantes de gran potencialidad académica, de tal manera, que no sólo sean capaces de superar el nivel técnico-científico que representan los estudios universitarios en países avanzados, sino que también puedan desarrollar una capacidad crítica, que les permita discriminar lo que de ese conocimiento aprendido es posible y conveniente aplicar al país, de lo que sería negativo y erróneo de aplicar, por no estar acorde con los niveles de racionalidad propio del conglomerado que habrá de manejar la tecnología. Esto implica necesariamente seleccionar a los estudiantes más capaces, o de mayor potencialidad.
Para construir una variable de selección adecuada y pertinente a la teoría que hemos mencionado, nos decidimos a tomar como indicador las notas académicas que los candidatos han obtenido en sus estudios formales, especialmente en Bachillerato y/o Educación Media y Técnica. La razón fundamental para la escogencia de este indicador, lo constituye el que en un corto plazo de treinta días, no teníamos absolutamente ninguna otra alternativa, tal como pudiesen haber sido las pruebas psicométricas. Esta decisión, aunque fue realizada por razones estrictamente pragmáticas, no es de ninguna manera y aunque no hubiesen existido las limitaciones de tiempo, una escogencia errada. En efecto, como indicador de rendimiento estudiantil, en estudios formales se había comprobado que tiene validez predictiva similar a las pruebas psicométricas. Esta característica la hemos podido comprobar en estudios e investigaciones realizadas en la Universidad Central de Venezuela, al evaluar el sistema de admisión de la Facultad de Medicina que durante mucho tiempo, hasta 1970, utilizó pruebas psicométricas como uno de los principales factores para la selección de estudiantes. (Granell, E. et all, 1968)[1].
Evaluado dentro de una situación más general este indicador tiene ventajas adicionales: su disponibilidad inmediata, que fue la razón principal, para su utilización en el programa; su costo prácticamente nulo y su confiabilidad absoluta. Este aspecto último es clave, en especial si se compara con pruebas psicométricas utilizadas repetidamente, usadas en una misma forma y en situaciones masivas -como sería el caso de un programa nacional de becas- estas pruebas necesariamente tenderán a ser conocidas por subpoblaciones de aspirantes y al perder su secreto se incidirá negativamente en su confiabilidad y validez, o más aún, se generarían errores sistemáticos que sesgan más gravemente aun al proceso de selección.
Seguimos pensando que las notas académicas son uno de los mejores indicaores para la selección estudiantil. Adicionalmente un tratamiento estadístico y psicométrico sobre ellas, permite filtrar mejor la información y hacer los índices aún más predictivos.
El indicador que en definitiva usamos no fue un índice simple, es decir que sea el promedio crudo de las notas que el estudiante haya obtenido en las asignaturas que ha cursado, el índice que se utiliza es un índice ponderado y aún más con doble ponderación por una parte en relación con al momento cuando fue cursada la asignatura, dándole mayor ponderación a los estudios más recientemente cursados, y por la otra en relación con la afinidad entre las asignaturas previamente cursadas y la especialidad que desea estudiar el candidato. Para implementar esta ponderación fue establecido una escala de proximidad en relación con cinco grandes áreas de clasificación que se denominan: (a) Física, (b) Biología y Química, (c) Matemática y Ciencias Formales; (d) Ciencias Sociales y e) Humanidades. Lógicamente recibirán mayor ponderación aquellas asignaturas cuya área de clasificación estuviese más próxima al Area de Clasificación de la carrera o especialidad que se desea estudiar.
Para establecer los pesos exactos para calcular el índice ponderado, fue utilizado el informe denominado Rendimiento Estudiantil publicado por la Universidad Central de Venezuela, en 1971, investigación en la que habíamos participado entre los años 1965 y 1970 (Vicerrectorado Académico UCV, 1971).
De esta manera teníamos ya nuestra primera variable para integrar el Modelo de Selección. El próximo paso era construir la variable de estratificación, tomamos lógicamente tanto el nivel socioeconómico del aspirante, como su procedencia regional, ya que taxativamente así estaba establecido en el decreto de creación del programa y por ello constituía la orientación social del mismo.
Para estimar el nivel socioeconómico de los candidatos, podríamos utilizar técnicas conocidas, de tomar un promedio ponderado en tres escalas -ocupación, ingreso y educación- en este caso de los padres o familiares representantes del candidato. Al igual que en el caso de la potencialidad académica, y el uso de pruebas psicométricas, si queríamos obtener una estimación confiable y válida, mediante la indagación directa y objetiva de las condiciones socioeconómicas del candidato nos veíamos confrontados con una limitación de tiempo y un uso extenso de recursos. En su lugar pensamos en una estimación de un solo factor que podría ser el monto del Impuesto sobre la Renta y/o una constancia certificativa de la autoridad civil. Estos indicadores propuestos en principio tenían algunas fallas: el primero, como el programa iba a ser dirigido a todos los estratos sociales, pero más precisamente a las clases de menos recursos, este indicador no era eficaz pues en esos grupos no se hace declaración de impuestos; en el segundo caso, comprendíamos que ese tipo de certificación y dada nuestra idiosincrasia tendría como indicador una confiabilidad muy baja o ser fuertemente sesgada. Ante esta situación optamos por un indicador indirecto; decidimos utilizar como indicador el tipo de liceo o colegio. Partimos del supuesto de que en esa época, determinados tipos de colegios o liceos, sintetizan de una cierta manera holística, los mismos factores que sirven para calcular el índice de manera directa y analítica. Este índice lógicamente tendrá una validez menor que el índice analítico directo, pero en compensación tendría una confiabilidad absoluta.
El índice que utilizamos en esta primera oportunidad partía inicialmente de la dicotómica entre dos valores: estudiar en Colegios Privados, que equivalía a un punto; y estudiar en Colegios Públicos que equivalía a nueve puntos. Dado que un candidato pudo haber estudiado en forma mixta para los diferentes años de estudio, se tomó entonces un promedio simple sobre los diferentes años, lo que generaba una variable de nivel métrico en escala de intervalo.
Desde el primer momento del uso de este indicador, nos dábamos perfecta cuenta de su fortaleza y sus limitaciones, lo primero está constituido por una confiabilidad absoluta, ya que es casi imposible falsear toda la información educativa que establece el colegio o liceo donde se ha estudiado y lo segundo está referido a su validez. Una vez más y enfrentándonos contra el tiempo, utilizamos el indicador sin una mayor elaboración, que se obtiene cuando se utiliza el criterio único: público-privado, como indicador de nivel socioeconómico. Con más tiempo y un poco más de información, hubiera sido posible utilizar este primer criterio, combinándolo con el sitio de ubicación del liceo o colegio y con el monto de la cuota de pago mensual y obtener así una escala con un número mayor de valores, por tanto más discriminativa. Este hecho con toda seguridad aumenta la validez del indicador.
Independientemente de la necesidad interna de la validez y confiabilidad de los indicadores utilizados, que constituye un punto obligado en la evaluación institucional del programa, considero que, desde un punto de vista estrictamente científico, la evaluación de este indicador de segundo grado y en sus diversas modalidades de discriminación, podría ser una contribución interesante en las Ciencias Sociales en Venezuela.
Aparte de la justificación substantiva y pragmática antes expuestos, una evaluación de los riesgos de cometer errores en virtud de la menor validez del indicador, nos llevó a analizar las consecuencias que este hecho reflejaría en referencia a los errores de medida. Estos errores tenderían a ser de magnitud muy pequeña aunque se diese en muchas oportunidades. Ahora bien, tratándose de un programa masivo, ese tipo de error no tenía absolutamente ninguna importancia, ya que en el caso de generarse aleatoriamente, la misma probabilidad tenía de ser de signo positivo que de signo negativo y en definitiva estaríamos otorgando becas -en promedio- a todos aquellos que lo merecieran. En cambio por su alta confiabilidad nos evitaba cometer errores de medida de gran magnitud o sesgados sistemáticamente y que lógicamente en este caso se darán en un solo sentido, y aunque en menos oportunidades, nos hubiese llevado a otorgar becas a candidatos que definitivamente no lo mereciesen.
La otra variable de estratificación que entrará en el Modelo de Selección, es la región de procedencia del candidato. En este caso no existe mayor dificultad en establecer una escala de tres valores: Metrópolis-Ciudad-Pueblo, que correspondía con los valores uno, cinco y nueve.
Con estas dos variables teníamos clasificado al aspirante en relación con su estrato de pertenencia; para hacer funcionar el modelo es necesario tener un criterio que lo relacionase con la variable de selección el promedio ponderado de las calificaciones de bachillerato.
La manera más simple es una doble clasificación del candidato: según su nivel socioeconómico y su procedencia regional. A este efecto se toman tres clasificaciones en el nivel socioeconómico, que de manera directa denominamos:
Grupo Alto; con promedio de 1, 2 y 3
Grupo Medio; con promedio de 4, 5 y 6 y
Grupo Bajo; con promedio de 7, 8 y 9.

En referencia a la procedencia regional se toman tres clasificaciones que denominamos:
Pueblo; con promedio 7, 8 y 9
Ciudad; con promedio 4, 5 y 6
Metrópolis; con promedio 1, 2 y 3.

Utilizando estas dos clasificaciones obteníamos nueve grupos o células donde quedan incluidos todos los aspirantes, conformando la llamada Cuadrícula de Selección.
Para hacer funcionar el modelo bastará seleccionar en cada célula un cierto número de aspirantes. Esto podría hacerse de diferentes maneras, la más inmediata sería seleccionar en cada grupo un número que sea proporcional al número de aspirantes, este criterio es el que desde 1965 hemos propuesto para operacionalizar el Cupo Diferencial en las universidades. Consideramos sin embargo, que la modalidad proporcional, que para la época constituía un sistema justo y equitativo, cuando se trata de ingresar a las Universidades, no lo sería en un programa de becas donde precisamente se quiere favorecer a los grupos más necesitados. En este caso los porcentajes o proporciones deberían fijarse normativamente con el propósito explícito de favorecer a los grupos más necesitados y provenientes del interior del país; por esta razón establecimos promedios diferenciales para cada célula de la Cuadrícula de Selección. Como casos extremos exigimos un promedio de 16 puntos paa el binomio Metrópolis/Alto y en el otro extremo exigimos 12 puntos para el binomio Pueblo/Bajo.

IV.Visión 2000

A partir de cierto momento ya no sería pertinente el Cupo Diferencial como lo hemos referido. Existen otras condicionantes que es necesario tomar en cuenta. Ya en 1984 planteábamos que era necesario introducir en el proceso de admisión y selección la condición de la estructura epistémica de las carreras universitarias, diferenciando entre las que hemos denominado Ciencias Materiales y Ciencias Sociales y muy específicamente diferenciando las que se pueden considerar básicas como Física, Química y Biología en referencia a las Ciencias Materiales y Psicología, Economía y Sociología entre otras, por las Ciencias Sociales. De la misma manera diferenciar entre las Aplicaciones Tecnológicas de las Ciencias Materiales y las Aplicaciones Pragmatológicas de las Ciencias Sociales, restando una consideración especial para las Matemática, las Ciencias Formales, la Informática y para Filosofía y Humanidades.

Adicionalmente se hace necesario en este momento introducir una nueva variable; el costo. En otras palabras, el gran problema de la gratuidad y la implantación de un sistema de becas.

En síntesis, como científico y especialista en esta materia considero que la solución a este complejo problema de la Admisión y Selección debe ser resuelto sin recurrir a lugares comúnes o a espejismos tecnológicos. A manera de ejemplo, en referencia a la utilización de pruebas psicométricas como instrumento de selección, que en su momento fue considerado dentro lo que he llamado el fenómeno del espejismo tecnológico, como lo más avanzado y así lo era, sostengo que fue prematuro su utilización, que de manera mucho más eficiente y económico ha debido utilizarse los promedios de calificaciones ponderadas y proceder como fue utilizado en el Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho.


RESUMEN

El problema de la Admisión y Selección de estudiantes siempre ha estado dentro de nuestra preocupación institucional, social y científica. Este trabajo constará de tres partes; la primera será un breve y sintético recuento histórico de nuestra participación para resolver la problemática planteada en el ámbito específico de la Universidad Central de Venezuela. La segunda parte se refiere a otras instituciones; OPSU y Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho y donde propusimos en un caso y aplicamos en otro, el concepto de Cupo Diferencial. La tercera parte se referirá a cómo enfrentar el problema de esta década 1990/2000, adaptando -hasta donde ello sea eficaz, eficiente y pertinente- el concepto de Cupo Diferencial, a las nuevas realidades de la sociedad venezolana. Se concluye con algunas cuestiones problemáticas que deben ser integradas dentro de un modelo de Admisión y Selección para que pueda lograrse un resultado aceptable en lo sustantivo, eficaz en su implementación y eficiente en su costo.

REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS

GRANELL, Elena; Acosta, C.; Andrade, J.; Contasti, M.: "Validez predictiva del sistema de admisión y otros factores intelectuales y personales de los aspirantes a estudiar medicina". Revista Educación Médica y Salud. 2(4), 325-354; 1968.

[1]: GRANELL, E.; ACOSTA, C.; ANDRADE, J.; CONTASTI, M.: "Validez predictiva del sistema de admisión y otros factores intelectuales y personales de los aspirantes a estudiar medicina". Revista Educación Médica y Salud. 2(4), 325-354; 1968.

HISTORIA Y CONFLICTO EN LA UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA VESPERAL EN PRIMERA PERSONA (1995)

A partir de la redefinición política que se ha generado en nuestra institución, motivada por los cambios incorporados en el nuevo Reglamento General, nos encontramos en el momento preciso, con la vivencia y al calor del recuerdo, de exponer algunas reflexiones acerca del destino ¾pasado, presente y futuro¾ de esta Universidad.
Para 1975 funciona en la Gran Bretaña una institución académica llamada la Universidad Abierta. Incorporando esta idea a un entorno de abundancia económica y dada la convergencia de variados intereses e intenciones, se hace realidad el proyecto. Recordaré sólo las buenas intenciones; algunos ¾pragmáticos¾ esperan lograr una solución política para el problema del cupo universitario, otros ¾audaces¾ vislumbraron la posibilidad de utilizar masivamente nuevas tecnologías instruccionales y audiovisuales y unos pocos ¾ilusos¾, con mayor fantasía aún, soñaron con la posibilidad de crear una universidad, donde el culto y el embrujo del conocimiento, hicieran posible retornar al tiempo olvidado de París, Oxford y Salamanca. Fue la época inicial de proyectos y criterios: Eficacia, Eficiencia y Pertinencia.
Entre 1976 y 1977 se desarrolla la idea y en 1978 de manera un tanto prematura, próximo el cambio de gobierno de 1979, se arranca con la inscripción de la primera cohorte del Curso Introductorio. Entre 1978 y 1985 en una carrera frenética contra el tiempo, año por año, se preparan y escriben los cursos a ser utilizados en cada próximo semestre; no es momento para la reflexión, sino de acciones concretas que permitan implementar la operatividad logística del proceso y culminar con la primera promoción de egresados. Durante ese período, de manera terca y obstinada, sostuve tres proposiciones: (/a) Eliminar la Unidad de Medios Audiovisuales; (/b) Mantener sólo veinte Centros Locales, reduciendo al mínimo el número de Asesores; (/c) Utilizar Textos Preexistentes.
Desde 1978 hemos trabajado en la evaluación institucional de la Universidad; hasta 1988 principalmente en el aspecto logístico operativo, tratando de medir el tiempo y la eficacia en relación con las acciones y actividades que posibilitaron el funcionamiento de la institución. A partir de 1989 y hasta este año de 1995 hemos trabajado en aspectos más sustantivos y académicos; entre 1990 y 1991 sobre Indices Socioeconómicos de los estudiantes, entre 1992 y 1993 sobre Indices de Retraso en el Escalafón Académico de los profesores, en 1994 sobre Indices de Graduación y en 1995 sobre Indices de Productividad Académica en investigaciones y publicaciones. A partir de 1996, deberíamos iniciar la construcción de Indices de Calidad del Egresado, rubro que operacionaliza uno de los objetivos más importante de cualquier institución universitaria.
Los estudios realizados entre 1978 y 1988 permiten evaluar la gestión universitaria en su funcionamiento logístico operativo. Allí se muestra cómo en 1978, luego del primer Lapso Académico que tuvo una duración de diez meses, fue incrementándose esta Eficacia Logística Operativa hasta 1984, culminándose con todos los textos escritos, en los meses iniciales de 1985, cuando por primera y única vez en la historia de la Universidad Nacional Abierta, el Lapso Académico correspondiente fue ofrecido y cerrado en 24 semanas. A partir de ese momento ¾época de fuerte polémica y discusión en relación con el desarrollo futuro de la Universidad¾, el concepto de Apertura se impone políticamente sobre el concepto de Consolidación; se producen cambios en el Centro de Información, en la Unidad de Evaluación Académica y en el Centro de Programación, produciéndose como consecuencia que la logística operativa de la universidad inicia un acelerado proceso de deterioro. Para 1987, ya este deterioro es de tal magnitud, que los Lapsos Académicos se ofrecen en 31 semanas y, además, no se cierran. Por tanto, los estudiantes realizan sus inscripciones de manera condicional, es decir, sin que la institución pueda asegurar que ellos hubiesen aprobado las asignaturas previas de prerrequisitos. Esta tendencia se acrecienta aún más entre 1988 y 1992 y extenderá su inercia hasta 1996, ya que entre 1988 y 1994, en lugar de frenarse el deterioro, el mayor y casi único esfuerzo de la institución se focalizó en el aumento exagerado y no pertinente de cuarenta Oficinas de Apoyo y en la contratación de 300 nuevos Asesores para el nivel local. Precisamente, esta nueva modalidad del concepto de Apertura, ha creado un ruido logístico tal, que ha incrementado aún más, el deterioro tendencialmente heredado.
En 1988, con las autoridades recién designadas por parte del ejecutivo, iniciamos un movimiento para lograr mayor participación académica en el gobierno de la Universidad. Presentamos la exigencia de aumentar la representatividad profesoral en los diferentes consejos universitarios y/o académicos. El aparato político partidista lógicamente no podía acceder a ninguna iniciativa que implicase la pérdida del control en sus nichos ecológicos. La única lucha universitaria que se realiza con éxito, es por el pago de la homologación salarial, rechazando las propias asociaciones profesorales, la correspondiente homologación académica, en la que tampoco estaba interesado el ejecutivo, ya que de aplicarse, se les restringiría a los partidos políticos sus prebendas y privilegios, y al propio ejecutivo, la gama posible de candidatos para su designación como autoridades rectorales.
Como una manera alternativa y compensatoria de lograr una mayor participación y por vía de los actos de convenimiento laboral, se estableció la modalidad de presentar ternas para la selección de Coordinadores. Esta opción por ser de un nivel más gerencial que académico, fue políticamente más aceptable. Debe hacerse notar que en la actualidad, la institución ya realiza elecciones directas para las cuatro autoridades rectorales y el número de los representantes profesorales en los diferentes consejos universitarios y/o académicos del nivel central ha sido incrementado desde dos en 1988, hasta catorce en 1995. Por esta razón, este procedimiento luce inconveniente y problemático, especialmente para un desempeño eficaz de la Universidad.
El intento de rebelión militar ocurrido en febrero de 1992, descubre a la luz del sol lo que era ya conocido en la oscuridad de la noche; la existencia de una gigantesca maquinaria de corrupción en la cual había caído el gobierno, poderes públicos, partidos políticos y empresas fantasmas. Esta situación genera una total pérdida de credibilidad institucional, y acelera la correspondiente búsqueda de soluciones pertinentes. En las universidades llamadas experimentales, exigimos, frente al mal mayor de una designación por medio de un dedo corrupto y pervertido, la posibilidad de un "bueno por conocer" que ya era conocido en otras universidades. Ello consiste en la elección directa de autoridades, que en las Universidades Autónomas se ha convertido en el mal menor, ya que la postulación de candidatos está absolutamente penetrada y mediatizada por una fuerte influencia de lo partidista frente a lo académico, por eso se realizan elecciones sin haber afianzado un proceso limpio de precalificación de candidatos. Para la Universidad Nacional Abierta se propuso la condición de Profesor Asociado y el correspondiente título de Doctor. El Ministerio de Educación, probablemente para eliminar en ese momento a algunos candidatos políticamente problemáticos, le fue suficiente, mantener sólo la condición más débil; el escalafón.
Por lo establecido en un reglamento suigéneris, la Universidad Nacional Abierta era diferente a las otras universidades experimentales, pues su Consejo Superior, desde el inicio en 1978, tenía un gran poder de control operativo y presupuestario; poder que era ejercido, dependiendo de las personalidades de los protagonistas principales. Esta influencia, inclusive, se había incrementado en los cinco últimos años mediante cambios puntuales en los diferentes reglamentos. Mientras el Rector era designado ¾con un fuerte apoyo político¾ directamente por el Ejecutivo, la balanza se inclinaba hacia ese lado y la ambigüedad de poder y decisión entre el Consejo Superior y el Consejo Directivo, que se generaba por las fallas del Reglamento, eran resueltas políticamente a nivel de reuniones, en sedes partidistas externas a la Universidad.
En 1992, con la elección directa y nominal de las Autoridades Rectorales, la ambigüedad se incrementa y dos años más tarde estalla; es el momento en el cual la Rectora decide remover de su cargo a la Directora de Consultoría Jurídica y al Director de Operaciones. El Consejo Superior le cuestiona esta decisión, apoyándose para ello en una interpretación del articulado correspondiente, donde se expresa como funciones del Rector: "Designar y remover de acuerdo a las normas legales y reglamentarias, el personal de la Universidad. Los nombramientos de Director de Operaciones, de Director del Instituto de Investigaciones Educativas y los de las Unidades Centrales de apoyo serán sometidos a la aprobación del Consejo Superior". La interpretación que hace el propio Consejo Superior consiste en considerar, que así como para el nombramiento de los Directores, el artículo, en su segunda parte, establece explícitamente como condición necesaria la aprobación del Consejo Superior, entonces y aunque ostensiblemente no está expresado en esa segunda parte, asume el Consejo Superior, que igualmente para la remoción también sería necesaria esa aprobación. Esta interpretación estaba aparentemente reforzada, ya que tres años antes, se había contratado a una abogada especialista en materia universitaria, quien, a solicitud expresa del propio Consejo Superior, habría producido una interpretación similar.
Frente a esta decisión, la institución se fragmenta en dos grupos; un primer grupo que acepta la interpretación del Consejo Superior y que consecuentemente la considera correcta y un segundo grupo, que considerábamos no sólo que era una interpretación errada sino también interesada. Para entender por qué era errada, bastará contrastar la primera parte del artículo, donde se menciona la potestad del Rector para las dos situaciones, tanto para designar como para remover, con la segunda parte, donde en referencia al Consejo Superior, se menciona únicamente la aprobación para el nombramiento de los directores. Si la intención del legislador hubiese sido que tanto para el nombramiento como para la remoción de los Directores fuera necesaria la aprobación del Consejo Superior, entonces en lugar de la actual redacción ¾donde sólo se menciona la situación de nombramiento¾, se hubiese redactado, como se redactó la primera parte, mencionando ambas situaciones; el nombramiento y la remoción. Diríase: "Para el nombramiento y la remoción del Director de Operaciones, del ¼" o, genéricamente: "Los casos del Director de Operaciones, del ¼" Por otra parte era una interpretación interesada, ya que el propio Consejo Superior, en esa decisión, era simultáneamente juez y parte. Por esta última razón, algunas autoridades rectorales expresaron la necesidad de que fuese una instancia externa ¾Ministerio de Educación¾ quien interpretase objetivamente el contenido del artículo. El propio Consejo Superior, actuando una vez más como juez y parte, negó esta opción.
Para cumplir con lo previsto explícitamente en el reglamento en cuanto a los nombramientos, la Rectora propone para la Dirección de Operaciones, un candidato cuyo nivel académico era igual al del Director saliente. Sin embargo, cabe dentro de la ambigüedad del reglamento, la discrecionalidad del Consejo Superior para no aceptar un determinado candidato, inclusive sin necesidad de un razonamiento previo, y así sucedió. Esta confrontación entre la Rectora y el Consejo Superior arrastra como secuela, por la vía ejecutiva de los hechos cumplidos, el nombramiento rectoral de los Coordinadores y la clausura de la oficina del Director de Operaciones, generándose seguidamente una guerrilla tribunalicia de amparos y contramparos que, de acuerdo con la habilidad e influencia de los contrincantes, bien hubiese podido culminar con el confinamiento de las autoridades rectorales por desacato a las autoridades judiciales. Una hipótesis del por qué no se llegó a esta situación, pudiera ser, que los propios jueces no estaban muy seguros de lo procedente de los amparos concedidos y por ello, tampoco estaban dispuestos a llevar el caso hasta sus últimas consecuencias.
Por otra parte, el propio ejecutivo, alerta frente a este espectáculo jurídico, uno más entre los absurdos que endémicamente se habían sucedido en los últimos tiempos, en relación con el narcotráfico, la banca, la corrupción, los buhoneros y el Mercado de Coche, se siente incómodo y seguramente vislumbra también la posibilidad de que algún juez pueda llevar el asunto hasta un desenlace extremo y desagradable. Por tanto, se ve obligado a definirse sin mayor demora, promulgando dos meses más tarde, después del pronunciamiento inicial, una nueva versión del Reglamento. En él se resuelve definitivamente la ambigüedad entre los dos Consejos; se le resta todo el poder al Consejo Superior y éste se distribuye entre el Rector y el Consejo Directivo que, con la incorporación de un representante del ejecutivo se transforma en un Consejo Universitario. Esta redistribución puede conducir en un futuro, espero que lejano, a una nueva ambigüedad; en este caso intraconsejo, ya que no se explicita, si el Rector posee la discrecionalidad de remover a los Directores, sin necesidad de obtener una aprobación previa del Consejo Universitario, que fue la chispa que incendió el conflicto.
Para tener una idea de la fuerza del entramado de poder que existía en esta Universidad, y cómo la ambigüedad pudo ser usada y manejada con habilidad y eficiencia, bastaría decir que, después de haber sido removida de su cargo, la Directora de Consultoría Jurídica permaneció casi un año en su puesto. Esta extraña situación sirve perfectamente para ilustrar lo difícil y complicado que durante los últimos años ha resultado, el dirigir y gerenciar, aún la simple logística administrativa de la universidad. En esas condiciones, mucho más complejo todavía hubiese sido lograr un cambio académico pertinente, pues para operacionalizar las ideas y conceptos, era necesario que existiese previamente, un acuerdo de cooperación y armonía entre las autoridades directivas y rectorales de la institución; de otra manera, el proyecto ni siquiera llegaría a aprobarse, y si se aprobase se retardaría su implementación.
Para modificar el Reglamento, el ejecutivo tomó en cuenta la opinión de algunos profesores de la institución, así como también la de anteriores autoridades rectorales, que desde opuestas posiciones y puntos de vista, mantuvieron una presencia activa en el desarrollo del conflicto y en la superación de las ambigüedades. Conceptualmente y dentro del espíritu universitario que siempre hemos impulsado, expuse sistemáticamente, que le correspondería al más alto estrato académico dirigir la institución. Por tanto, si el Reglamento desde 1978 había establecido que era el Consejo Superior la máxima autoridad de la Universidad, entonces era a su vez necesario, que como cuerpo, estuviese mayoritariamente conformado por profesores universitarios y que consecuentemente fuesen los mismos profesores y no el ejecutivo nacional, quien los eligiese. Por ello, y en cierta forma otorgándonos la razón, en el nuevo Consejo Universitario ¾máxima autoridad de la universidad¾ de un total posible de once miembros, tenemos la delicada función para elegir las cuatro Autoridades Rectorales y los tres Representantes Profesorales.
Desde Noviembre de 1994, y aún antes de que estallara el conflicto habíamos concretado y dado a conocer a las instancias pertinentes, los rubros de mayor interés para una posible reforma: (/a) otorgar al Rector la posibilidad del libre nombramiento y remoción de los Directores; (/b) transformar el Consejo Directivo en un Consejo Universitario, incorporándole la representación del ejecutivo; (/c) crear un Consejo de Apelaciones; (/d) establecer la proporcionalidad para la representación profesoral en los distintos Consejos Universitarios; (/e) mantener al Consejo Superior sólo en sus funciones canónicas. De todas estas proposiciones, resulta lamentable, que la representación proporcional que es una de las más importantes, y que paradójicamente está prolijamente descrita hasta en los más pequeños detalles aritméticos y estadísticos en la propia Ley General de Universidades, no haya sido recogida explícitamente en el Reglamento.
Resuelta la ambigüedad y solucionada la crisis, debemos pensar en los aspectos sustantivos de la institución. Ni nuestra universidad, ni ninguna otra universidad del país, ha realizado estudios y/o evaluaciones sobre el aspecto más importante y característico de lo que debe ser su misión; la calidad de su producto, y en este caso, la calidad de su egresado. Mantengo un criterio sumamente radical al considerar que, independientemente de la bondad de la enseñanza que se ofrezca en una institución, en nuestro caso: textos, profesores y bibliotecas; la universidad siempre estará en el deber y el derecho de preservar la calidad de sus egresados, pudiendo como extremo utilizar para ello, la rigurosidad de sus exámenes. La relatividad de este aspecto es la razón por la cual no se pueden tomar los índices graduacionales como indicadores de calidad o de pertinencia. Para 1993, los índices graduacionales que hemos calculado son; de 0.02 en Ingeniería, 0.16 en Educación y 0.04 en Administración; para un promedio global de 0.06. Posiblemente, si se insistiese en exámenes más rigurosos y de estricta confidencialidad, estos índices deberían ser menores aún.
Existen diferencias estructurales entre las Ciencias Materiales y las Ciencias Sociales. Los Científicos Materiales saben que el conocimiento existe y por ello lo dominan. Los Científicos Sociales creen que existe el conocimiento y por ello lo persiguen. Esta afirmación está relacionada con el fenómeno de la relatividad ecológica de la evaluación, aspecto que se refleja en las cifras extremas encontradas, de 0.02 en Ingeniería y de 0.16 en Educación. En efecto, en una investigación para una Tesis Doctoral, realizada sobre las primeras once cohortes de postgrado en el CENDES, al comparar homogéneamente el rendimiento académico de los participantes, egresados profesionales de diferentes carreras, se encontró que los ingenieros eléctricos, mecánicos y agrónomos, lograron el mejor rendimiento, tanto en el componente curricular de Matemáticas, como en el componente curricular de Economía y también en el componente curricular de Ciencias Sociales. Las diferencias y variabilidad observadas en el Factor de Matemáticas fueron similares a las del Factor de Economía y a las del Factor de Ciencias Sociales. Es conocido que el valor de los coeficientes de confiabilidad/consistencia interna, en exámenes de Matemáticas y Ciencias Materiales son distintos a los de Educación y Ciencias Sociales (0.85 vs. 0.75). Por esta razón, si aceptamos las conclusiones encontradas en el CENDES y pudiésemos medir homogéneamente los índices graduacionales, eliminando lo que hemos denominado como efecto ecológico en la evaluación, deberíamos encontrar un valor ligeramente inferior a 0.02 para Ingeniería y un valor aproximado de 0.01 para Educación.
A las actuales autoridades les resta un año en el ejercicio de sus funciones. Se puede dar un primer paso para lograr un cambio en el Sistema de Evaluación. Desde su inicio, el Sistema de Evaluación quedó maniatado al Sistema de Objetivos Instruccionales y a la aprobación por medio de Saldos Residuales, realizándose dos pruebas parciales y una prueba integral. Propongo que en un futuro próximo, los exámenes se independicen del Sistema de Objetivos Instruccionales, y que se elimine la modalidad de aprobación por medio de Saldos Residuales. Ello puede lograrse adoptando procedimientos similares a los que se utilizan en las universidades presenciales. Dado un Marco de Referencia que puede ser un texto, un conjunto de temas y/o contenidos, o los mismos objetivos instruccionales, el profesor elabora un examen, construyendo un conjunto de ítemes/preguntas, que de manera general ¾aleatoria o intencionalmente¾ son representativas del contenido/dominio que se desea evaluar; luego se toma un promedio ponderado en dos pruebas integrales . Una vez que el proceso de evaluación haya logrado una cierta consolidación, se pueden adoptar textos preexistentes y luego diseñar un sistema logístico para asegurar la confidencialidad de los exámenes o, por lo menos, su equiparabilidad y confiabilidad, ya sea por la existencia de un libro o diskette de preguntas, ya sea por un conocimiento previo público y anticipado, de un protoexamen extendido.
Las universidades han sido concebidas para crear, difundir y reflexionar sobre el conocimiento. Lateralmente pueden ser bien gerenciadas, establecer sistemas de selección socialmente equitativos y producir ingresos adicionales, pero fundamentalmente deben estar impulsadas hacia el cultivo del saber y hacia la utilización pertinente del conocimiento.
Dada esta premisa, son los académicos, con una sólida formación científica, humanística y epistémica, los que estarán en la mejor capacidad para dirigir este tipo de instituciones. Las empresas, cuya misión es producir beneficios económicos y financieros, deben estar conducidas por gerentes con una alta capacidad de gestión; las universidades, cuya misión es cultivar el conocimiento, deben ser regidas por académicos con alta capacidad de reflexión. En cualquiera de los dos casos, la máxima jerarquía debe estar ampliamente capacitada y conocer cómo operacionalizar los conceptos, consecuentemente por ello, puede seleccionar exitosamente a sus colaboradores inmediatos para ejecutar eficazmente las acciones pertinentes. La eficiencia ¾supuesta o real¾ no es el criterio más importante para evaluar una universidad de un país atrasado del tercer mundo, especialmente si cuestionamos la validez de la obnubilante fanfarria de teorías y modelos organizacionales, transplantados de manera acrítica, que interesadamente nos han pretendido vender y que ingenuamente hemos querido comprar. En nuestras instituciones educativas, la terrible medusa que ha significado la perturbación política partidista, con el propósito de conservar sus prebendas y oponerse a universitarios de genuina vocación académica, ha inventado entre otros muchos mitos, la figura del "Gestor Ocupado Que Compromete Recursos Sin Obtener Productos". Piénsese en los miles de convenios que no pasan de un brindis inicial o en la multiplicidad de Planes y/o Proyectos que se enuncian masivamente y cuyos productos, supuestamente científicos o académicos, sólo constituyen retóricas huecas, aparentemente formalizadas, para alimentar en el mejor de los casos, a Bancos de Información; fragmentarios, vacuos y de muy poco uso.
Estamos viviendo una etapa política distinta en la vida nacional, donde el ejecutivo lucha, aunque con muy poco éxito, por desterrar el impune corrupto y pervertido. En las universidades ya se conocen las normas y pautas propuestas para desarrollar lo que debería ser una carrera idónea del profesorado; sin embargo, por una parte existe la oposición de las cúpulas gremiales y sindicales y por la otra, en instituciones improvisadas comienzan a insinuarse facilismos y fraudes, tanto para la obtención de los títulos, como para la elaboración de las tesis.
Para 1996 serán renovadas las autoridades rectorales de nuestra institución, siento imperativo proponer mi nombre como posible candidato. Soldado de Fortuna; desde un comienzo,bien escondido, lleva en su pecho, soles dorados de general. Cuando en 1961 me gradué en la Universidad Central de Venezuela, pensé que podría llegar a ser Rector de nuestra Alma Matter; sin lugar a dudas, el privilegio de haber conocido y tratado a una figura señera, de la talla académica y científica de Francisco de Venanzi, hubo de ejercer una cierta influencia en este sentido. Más profundamente aún, sentía la oscura y misteriosa llamada del conocimiento que, galvanizada por una fuerte vocación científica y filosófica, explicaría el por qué, entre 1955 y 1961, ya había transitado por cuatro carreras universitarias, bien diferentes entre sí.
Estaba claro o creí estarlo, que para avanzar en cualquiera de las dos vertientes, tenía antes que prepararme académicamente. Entre 1961 y 1964 realicé estudios de postgrado en Caracas y Boston, entre 1970 y 1972 realicé estudios de doctorado en Madrid y entre 1974 y 1975, creyendo que en la nueva ley se mantenía como requisito para acceder al rectorado, el poseer un título nacional, me acogí a una resolución de la Universidad Central que permitía a profesores con nivel de Maestría y en la categoría de Agregado, el obtener un título de doctor con el único requisito de presentar una Tesis de Grado. A los treinta años de una intensa, apasionada y exitosa vida universitaria, me di cuenta que había seleccionado la estrategia correcta para mi formación científica, en cambio, dadas las circunstancias históricas, había equivocado completamente la vía para llegar a Rector.
En 1964, cuando por vez primera regresé al país, durante un año adquirí experiencia en un cargo técnico. Al volver en 1972, simultáneamente con la docencia, ejercí funciones directivas en cargos de la Administración Pública. Para 1976, luego de poner en marcha el Programa de Becas Gran Mariscal de Ayacucho y haber cuestionado los proyectos sauditas en Cordiplan; un tanto molesto y deprimido, por no haber alcanzado ningún tipo de éxito frente a un absurdo endeudamiento, propuesto irracionalmente más allá de toda lógica, decidí regresar definitivamente a los claustros universitarios.
Después de participar en la conferencia de Caraballeda, ingresé a la Universidad Nacional Abierta. El primer Rector, inexplicable, pero reglamentariamente, sólo duró dos años en su cargo, así que en el corto tiempo transcurrido hasta 1980, no tenía ninguna esperanza de ser designado Rector de esta Universidad. Independientemente de ser el único Profesor Titular Ordinario, el Consejo Superior de ese momento, ni siquiera me incluyó en las ternas. En parte, y sólo en parte, era mi propia responsabilidad, pues por escrúpulos o timidez política, no ejercí ningún tipo de pronunciamiento, menos aún propuse acuerdos o realicé antesalas; también pudo ser aquello de "las peras están verdes".
En 1984, dada mi cercanía y afecto por la entonces Presidenta del Consejo Superior, Dra. Ermila Pérez Perazo, compañera de estudio y colega en la Universidad Central de Venezuela, propuse y logré que todos los doce postulados en las cuatro ternas, fuesen profesores, académicos de esta institución. Acto seguido, lancé mi autopostulación para el cargo de Rector. El Consejo Superior del momento, exhibiendo una buena dosis de madurez política y académica, elaboró las ternas; muy pocos profesores del partido socialcristiano, la mayoría políticamente independiente y algunos profesores vinculados al partido socialdemócrata, que desde enero de ese año había regresado nuevamente al poder. El Ejecutivo, supongo que después de evaluar los méritos de los diferentes postulados, escogió las autoridades para el período 1984/1988. No estuve entre los seleccionados, como tampoco ningún profesor políticamente independiente.
En 1988, el entonces Presidente del Consejo Superior, tuvo la cortesía de invitarme a participar en la terna para Rector. Decliné el ofrecimiento por dos razones; la primera porque implicaba neutralizar un lugar que podía ser ocupado por el Vicerrector Académico en ejercicio, que en ese próximo período aspiraba al cargo, y segundo porque entendí que simplemente iría como relleno.
En 1992, comprendí, no sólo que las peras seguían verdes, sino que tuve que admitir, aunque sólo para mí mismo, que dado el deterioro y la descomposición institucional, ya no estaba tan convencido de mi interés por el cargo. Posiblemente hubiese sido un buen rector en otras circunstancias. Para una Universidad Autónoma, con una fuerte tradición académica, donde el Rector y los Consejos Universitarios discuten principalmente las decisiones de gran importancia, como por ejemplo, en este momento, decidir acerca de la obligatoriedad del título de doctor para ascender a Profesor Asociado. También hubiese podido dirigir una Universidad Experimental en su concepción e inicio, época innovativa en la cual sólo existiría un pequeño Consejo Rectoral formado por cuatro miembros. En el futuro, el Rector tendrá que negociar sus decisiones con un conjunto numeroso de profesores que conforman el Consejo Universitario, y en nuestra institución, la mayoría de las reuniones supuestamente académicas, giran en la realidad, alrededor de asuntos administrativos de moderada importancia. Otra cosa hubiese sido cuando la institución no estaba deteriorada y transitaba sus etapas iniciales. El período 1992/1996 debía ser un puente de transición para 1996. Ahora, dado que se perdieron tres años entre la ambigüedad, el conflicto y la crisis, la situación actual se presenta como en un comienzo, similar a septiembre de 1992.
Para 1996, seguiré manteniendo las mismas ideas respecto a utilizar textos preexistentes, eliminar la Unidad de Medios Audiovisuales y, como ya no será posible cerrar todas las Oficinas de Apoyo, se debería limitar la presentación de exámenes, estrictamente, sólo a los veinte Centros Locales; uno por Estado. Puesto que estas ideas constituyen el corazón de mi proyecto programático, pienso que dada la historia política de cómo se estructuró académicamente nuestra institución, tendría pocas probabilidades de salir electo. A menos que masivamente, con pronunciamientos, simpatía y afecto se me demuestre lo contrario, he de mantener esta opinión. Resta sólo la posibilidad de una postulación emblemática.
Han pasado muchos años desde que ingresé a esta institución. Desde su inicio, me he manifestado muchas veces, quizás en demasiadas oportunidades, por ello voy a concluir de una manera un tanto abrupta. Siempre me he preguntado, qué clase de país tendríamos, si en 1974 hubiese sido elegido un candidato más honesto, prudente y conservador como Lorenzo Fernández. En el plano académico si para 1985, se hubiese roto un círculo vicioso, seleccionando como Rector de la Universidad Simón Bolívar al candidato ganador Rodríguez Iturbe, en lugar del candidato del partido de gobierno. Fatalmente, y dándole la razón a Carujo sobre Vargas, así parece ser la historia; nuestra historia.



15 de septiembre de 1995

ASIGNACION MODELICA DE PROBABILIDADES EN FAMILIA DE ARTEFACTOS MULTIPLES (1983)

Para la asignación de probabilidades a eventos/resultados generados en un experimento aleatorio a partir de un artefacto material —moneda, dado, tachuela—, se pueden utilizar tres modalidades para la asignación de valores numéricos de probabilidad.
La primera modalidad la hemos denominado con el término de estructural, del cual el caso más conocido y factible es el de equiprobabilidad, donde se utiliza la propiedad ostensible y dicotómica de simetría/asimetría. La segunda modalidad la vamos a denominar empírica o frecuencial, y consiste en una estimación estadística de las proporciones correspondientes en una muestra de las observaciones. La tercera modalidad sería la asignación subjetiva, que en nuestra opinión cosiste en una estimación mental y no sistemática a partir de las dos anteriores.
En este trabajo presentamos una modalidad que vamos a denominar modélica, y que combina de manera sistemática elementos de las dos primeras modalidades, ya que consiste en utilizar información empírica, para obtener un modelo, cuya variable dependiente es el valor de probabilidad y las variables independientes, características físicas de los artefactos.
1. Familia de Artefactos Materiales
Tachuela
Carretes
Paralelepípedos
Monedas
2. Asignación de Probabilidad. Diferencias con la Teoría Axiomática
Asignaciones
Estructural o Combinatoria (Equiprobabilidad)
Empírica o Frecuencial
Subjetiva
Modélica
3. Ejemplo (Moneda con canto probable) Cilindro
Se conoce que las dos caras de la moneda deben tener igual probabilidad. Se desconoce cuál es el ese valor, y por tanto, se desconoce la probabilidad del canto.
N = 200
f (Cara)
96
f (Sello)
100
f (Canto)
4

La asignación empírica directa establecería:

f (Cara)
0.48
f (Sello)
0.50
f (Canto)
0.02

La asignación modélica establecería sobre la base de ser iguales: P(Cara) = P(Sello).
P (Cara o Sello) 0.98
P (Canto) 0.02
Luego:
P (Cara) 0.49
P (Sello) 0.49
P (Canto) 0.02

4. Ejemplo del Paralelepípedo

Cara A
2x2
= 4
Cara Z
2x2
= 4
Cara B
2x1
= 2
Cara Y
2x1
= 2
Cara C
2x1
= 2
Cara X
2x1
= 2

Frecuencias encontradas

Cara A
252
Cara Z
258
Cara B
15
Cara Y
17
Cara C
18
Cara W
16

Asignación Empírica directa establece:
P (A)
252/576
P (Z)
258/576
P (B)
15/576
P (Y)
17/576
P (C)
18/576
P (W)
16/576

Asignación Modélica/Empírica establece:
P (A)
252/576
P (Z)
255/576
P (B)
16.5/576
P (Y)
16.5/576
P (C)
16.5/576
P (W)
16.5/576

Asignación Modélica/Estructural/Empírica
Incerpi, trabajando con sólidos paralelepípedos con las tres dimensiones de diferente magnitud, luego de probar con distintas fórmulas/modelos que tenían forma de fracción; siendo el numerador una función de la superficie de la cara considerada y siendo el denominador una función de la altura correspondiente a esa cara. Incerpi encontró que la frecuencia de una cara (i) era proporcional a la siguiente fórmula/modelo:

donde (Si) es la superficie de la Cara (i) considerada y (hi) es la altura del sólido tomando esa cara como base.
En otras palabras, siendo a, b, c, las tres dimensiones del sólido, se tiene:
Para una Cara cuya área es (a.b) la altura es c
Para una Cara cuya área es (a.c) la altura es b
Para una Cara cuya área es (b.c) la altura es a
Esta expresión encontrada por Incerpi puede ser trabajada algebraicamente.

Para una Cara cuya área es (a.b) se tiene:
Para las seis Caras se tiene:
Sumando estos valores para formar un denominador para conformar las proporciones que estimarán las probabilidades:
Para la Cara cuya superficie es (a.b) el numerador sería:

En otras palabras, hemos arribado al resultado procedimental que dice que la probabilidad de una Cara cualquiera es igual a una fracción que tiene como numerador la superficie de esa Cara a la potencia cuarta y como denominador la suma de las potencias cuartas de las seis caras que conforman el paralelepípedo.

Hemos encontrado, adicionalmente, que este mismo resultado puede obtenerse partiendo de cualquier fórmula/modelo inicial donde la suma de dos exponentes —numerador y denominador— fuese cuatro, es decir:
Así como cualquier otra fórmula con exponentes racionales que sumasen cuatro. De la misma manera, si se hubiese encontrado que la fórmula de mejor ajuste hubiese sido en lugar de una combinación que sumase 4, una que sumase N. Ejemplo:

La relación en función de las superficies de las Caras habría sido:

martes, 2 de febrero de 2010

Pronósticos Electorales: Ciencia y Heurística. Astrología o Magia (05/2000)

Las encuestas electorales, cuando ofrecen sus resultados advierten, para “curarse en salud”, que se trata de una fotografía de un momento dado y de ninguna manera de un pronóstico aplicable al día de la elección. Desde ese punto de vista, una vez construido y validado el instrumento, el procedimiento resulta en una actividad técnica. Científicamente en cambio, los resultados pueden ser integrados en un modelo más complejo que permita ajustar las cifras, por ejemplo, tomando en cuenta las preferencias según estratos socioeconómicos y la posible abstención en cada estrato. Llama la atención la disparidad en los resultados de las diferentes encuestas, inclusive tomando en cuenta el hecho de no coincidir exactamente el período del muestreo. En mayo 20, una conocida encuestadora publicó como resultados, que de una muestra total de 1200 sujetos, 1162 habían respondido que irían a votar, y sólo 38 que no votarían; esto significa una participación electoral del 97%. Nótese que se trata de un voto virtual; sin lluvia, sin sol, sin colas y sin necesidad de transporte, para la realidad de Mayo 28, la participación electoral estará muy alejada de esta cifra. Esta disparidad entre la abstención virtual encuestada en Mayo 20 y la abstención real de Mayo 28, implica que los resultados de las encuestas electorales ni siquiera sean una fotografía del día en el cual se toma la información.

Frente a la actividad técnica de las estimaciones electorales vía encuestas, puede ser concebido un pronóstico elaborado dentro de un marco científico. En las Ciencias Sociales, nunca ha sido visto con simpatía este tipo de reto, entre otras razones, porque generalmente conduce a unos estruendosos fracasos que, lógicamente, afectan el prestigio científico y credibilidad personal del pronosticador. Frente al prudente plañir de mi abuela de “No meterse en camisas de once varas”, voy a privilegiar el trueno bizarro de mi abuelo de “Hombre cobarde, no preña mujer hermosa”. Lo efímero de los fenómenos sociales es la razón por la cual las Ciencias Materiales se han desarrollado más aceleradamente que las Ciencias Sociales. Mientras que en las primeras se pueden elaborar Predicciones Causales y Control de Variables, en las Ciencias Sociales, en cambio, es necesario conformarse con mediciones confiables en Escala de Intervalo y Predicciones Covariantes, o, alternativamente, con la denominada Comprensión Hermenéutica en Escala Nominal y/o Clasificatoria, con una cierta indefinición en cuanto a confiabilidad.

En nuestra reciente historia electoral, entre Noviembre de 1998 y Diciembre de 1999 se han efectuado cinco procesos electorales, los últimos cuatro han estado referenciados y centrados en la figura del actual Presidente y ahora candidato a la regilitimación. A partir de esas cifras y los resultados muestrales de las encuestas de Mayo 20, presentaremos un esquema para un pronóstico científico. En la elección presidencial (06/12/98) con un 36% de abstención y alrededor de 11 millones posible de electores, el candidato ganador obtuvo 3.688.068 votos, equivalente al 33.60% del total. En el Referéndum del 25/04/99 el (Si/Si) logró el 31.00 %. En las elecciones de la Asamblea Constituyente del 28 de julio de 1999, mediante la aplicación de procedimientos estadísticos, estimamos que los candidatos del Polo Patriótico, fueron electos por 3.350.345 Votantes Equivalentes Ponderados (VEP), lo que significa el 30.46 % del registro total. En el referéndum del 15/12/99, los votos positivos alcanzaron al 31.30%.

Similar a la "Cura en Salud" de las encuestadoras electorales, las estimaciones que a continuación se pueden hacer implican que las condiciones pasadas y/o tendencias se mantienen estables. Si aceptamos que las cuatro elecciones pasadas no tienen igual grado de centramiento con el Candidato/Presidente, podemos proponer heurísticamente una ponderación. La elección presidencial como la más cercana (p=3), el Referéndum de abril (p=1), en posición intermedia la elección de la Constituyente (p=2), y el Referéndum de Diciembre (p=2). Bajo estos supuestos, como un refinamiento estadístico, se hace notar que el tiempo constituye una Variable Independiente y por tanto se puede hacer un ajuste por regresión . Probando distintas funciones, obtenemos un estimado promedio para Mayo 28; este estimado es un valor cercano al 30.00%. Nótese una vez más, que nos movemos con supuestos muy fuertes; en este caso, que las circunstancias del período Dic98/Dic99 son comparables con las circunstancias de Mayo 28. Como no podemos establecer que las condiciones entre Dic98/Dic99 son similares o equivalentes a Mayo 28, entonces tenemos necesidad de suponer que, por lo menos, se presenta un equilibrio algebraico entre dos tipos de factores de signos opuestos. Por una parte, se tiene: Barcos. Chino. Cavendes. Micabú. Bravo. PPT, y por la otra, (a) se profundiza y polariza la campaña electoral con utilización optimizada de medios y recursos, (b) intenso carisma personal del incumbente, especialmente en los estratos D/E.

Para Mayo 28, tendremos tres grupos de votantes: (a) Viejos: los que votaron en Dic98, (b) Nuevos: que votan por vez primera, (c) Jurásicos: los que siendo electores no votaron en Dic98. Analizaremos cada grupo. De los votantes viejos, 30% volverán a votar y lo harán a favor. Un 30.40% —incluido el 1% de los irreductibles de Claudio— que si llegasen a votar lo harán en contra. Resta un 3.60% que en Dic98 votó a favor; para este 3.60%, asumiendo heurísticamente que mayoritariamente pertenecen a los estratos A/B/C, según las encuestas tienen una probabilidad p=0.25 de votar a favor. Para los votantes nuevos se asume, sin ninguna otra información, el valor promedio de probabilidad p=0.54. De los votantes jurásicos, asumiendo heurísticamente que mayoritariamente pertenecen a los estratos D/E, según las encuestas, tienen una probabilidad p=0.75 de votar a favor. A partir de estas cifras, cada lector puede hacer sus cálculos probabilísticos; las conclusiones a obtener serán las siguientes: (a) Si la participación electoral es menor del 60%, con toda certeza triunfará el Candidato/Presidente. (b) Si la participación electoral es mayor del 72%, las probabilidades favorecen el triunfo del Candidato/Presidente. (c) Si la participación electoral se sitúa entre 60% y 72%, existirá una probabilidad cierta para el triunfo del Candidato/Gobernador. (d) Si se produce un altísimo nivel de participación electoral, 97%, tal como se encuentra registrado en la encuesta de Mayo 20, nuestros resultados coinciden exactamente con la encuestadora, referente a que el Candidato/Presidente obtendrá aproximadamente el 54% de votos. Como conclusión y logro científico, nótese que hemos construido una bellísima función no lineal. Amanecerá y veremos.

Cómo valorar la creatividad científica. CIENCIAS SOCIALES: DEL EXTREMO ESTADÍSTICO OPERACIONAL A LA FRONTERA AZIMUTAL POSTMODERNA (03/2000)


Dada una lista de números, por el hecho de calcular el Promedio y la Varianza de ese conjunto de cifras, no se puede pensar que estaremos frente a una investigación aplicada de carácter técnico. Si en lugar de tenerse simplemente números, ellos se refiriesen a mediciones de la estatura de venezolanos; hombres entre 25 y 65 años de edad que conforman una muestra aleatoria —representativa— de esa población, entonces ese resultado, que en su nuda instancia numérica, era sólo el cálculo de un ejercicio estadístico, ahora es en cambio la solución de un problema empírico. Considerado como un hallazgo, se corresponde con un producto muy primario en cuanto a su potencia para develar la trama de una estructura científica. A diferencia de la Física y de las demás Ciencias Materiales, la fuente mayor de originalidad de las investigaciones en Ciencias Sociales, se inicia precisamente con el ingenio y la heurística necesaria para crear sus propios objetos científicos —entidades y variables— mediante procesos diacrónicos y operacionales de medición.
Este camino, necesariamente tiene que ser un proceso lento, prudente y controlado. Por esta razón, muchos estudiosos, impacientes para obtener resultados inmediatos, se han visto tentados a buscar otros horizontes; marxismo, materialismo, naturalismo y otros, en especial aquel que en la actual coyuntura hemos denominado como Frontera Azimutal Postmoderna. A diferencia del extremo estadístico que luce puntual y desértico en su transparente simplicidad, en esta frontera azimutal por lo contrario, abundan las pasiones, las diásporas y los desencuentros, generándose una búsqueda afanosa de originalidad. Moviéndose en esa mórbida hondonada en la cual confluyen Antropología, Lingüística, Filosofía y Psicoanálisis, investigadores e intelectuales amparados en la viscosidad retórica que existe en esos campos, se eximen de una confrontación racional de hallazgos e ideas, tal como es rutina y norma en las Ciencias Materiales y en las Ciencias Sociales tradicionales. Había sido tan avasallante el empuje en esa vertiente, que ya nos habíamos resignado a ser espectadores pasivos e inermes de ese aquelarre. Afortunadamente entre 1996 y 1997 aparecen dos científicos —físicos teóricos ambos— un norteamericano, Alan Sokal, y un belga, Jean Bricmont. El primero, Sokal, prepara cuidadosamente en 1996, una operación encubierta y pone de manifiesto, como punta de un iceberg, la asimetría en la cual incurre el grupo editor de una prestigiosa revista norteamericana de Ciencias Políticas y Sociales, con el lema "El rey esta desnudo" señala como una primera avanzada, lo que muchos científicos ortodoxos ya habían sospechado. Al año siguiente, 1997, en compañía de Bricmont, con el libro titulado "Imposturas Intelectuales" formalizan detalladamente un análisis acerca de la perversión lógica y semántica en la cual se habían mantenido durante mucho tiempo, las más conocidas figuras de la intelectualidad postmoderna francesa, sus seguidores norteamericanos y sus exegetas tercermundistas y/o latinoamericanos.
La cultura que esa práctica había desarrollado, se habrá de manifestar de múltiples formas y maneras. Véase un ejemplo muy cercano. Participé en un concurso para premiar a los mejores trabajos de investigación. Presenté un trabajo que se aproxima al Extremo Estadístico Operacional. El problema, en su fase final de instanciación numérica, consistía en determinar el Valor Promedio o Esperanza Matemática de una variable aleatoria constituida por el número de objetivos aprobados, que un virtual estudiante con un Nivel Cero de conocimiento pudiese alcanzar, si respondiese al azar una prueba enmarcada en el llamado Sistema de Objetivos con aprobación por Saldos Residuales. Cada objetivo se conformaría con un número determinado de Items de Opciones Múltiples, corregidos y puntuados sin penalizar las respuestas erradas. El concurso donde compitieron varios trabajos fue declarado desierto. El evaluador —Especialista en Técnicas de Documentación e Investigación— escudándose en la Frontera Azimutal Postmoderna, reclamó que el trabajo carecía de Marco de Referencia, de Bases Ontológicas y de Bases Epistemológicas y secuestrando al Extremo Estadístico Operacional, pontificó que el trabajo era sólo la resolución de un ejercicio estadístico. Ambas afirmaciones son equívocas e ingenuas.
La primera afirmación constituye un sin sentido y, tratándose de una investigación aplicada de carácter técnico, más que un sin sentido es un verdadero dislate. Desde la antigüedad, todos los filósofos han aceptado que la filosofía se inicia donde la ciencia termina, de allí el término Metafísica; consecuentemente, no es la investigación científica y/o técnica la que debe contemplar y explicitar bases y componentes de naturaleza filosófica, por lo contrario, los resultados y aportes de la investigación científica (Dolly), cada vez más amplían el marco de la reflexión filosófica. Es precisamente una rama aplicada, muy respetable y actual, conocida como Filosofía de la Ciencia, la que debe estudiar esa problemática. Para lograr ese cometido, se combinan aspectos fundantes y cruciales de dos disciplinas puras; la Epistemología, que analiza los métodos y procedimientos utilizados en la construcción y justificación del conocimiento científico, y la Ontología, moderna heredera de la antigua Metafísica, que cuestiona el status existencial de la realidad científica, encarnada en los objetos —entidades y variables—, que necesariamente el científico, en sus movimientos heurísticos de aproximaciones y cierres, va creando, descubriendo o, en última instancia, postulando, para poder avanzar en el desarrollo y creación del conocimiento.
La segunda afirmación implica una ingenuidad metodológica y un desconocimiento de lo que significa la aplicación de modelos cuantitativos a procesos y fenómenos empíricos, donde la sistematización y descripción estadística de los datos es sólo una fase final, que ya ha pasado previamente por toda una transformación problematizante y una traducción operacional. El evaluador confunde lo que es la solución técnica de un problema empírico, con el simple cálculo de un ejercicio estadístico. Véase un ejemplo muy sencillo de un planteamiento empírico inicial y su correspondiente solución estadística: "En el ondulante crepitar de aquella noche, alegremente, con una pardilla cenó el Almirante, el Magistral vino solo y el Mercedario con un rastro de agua" (Tejerizo). Los resultados finales que se refieren al cálculo del Promedio (0.33) y de la Varianza (0.22) de la variable Consumo de Perdices, no pueden reflejar todas las fases y pasos intermedios que fue obligatorio recorrer para posteriormente alcanzar esos resultados estadísticos —Promedio y Varianza— que sistematizan y describen a un conjunto de datos numéricos, datos estos que no fueron dados explícita y gratuitamente, sino que fue necesario construirlos y elaborarlos mediante mecanismos operacionales de asignación cuantitativa a objetos y/o situaciones empíricas. Esta argumentación no es la primera ni será la última, para que más allá de formalismos y retóricas mal asimiladas, se pueda valorar la creatividad científica.

DESARROLLO ARTESANAL SUSTENTABLE vs. LUJO ARTEFACTUAL INSOPORTABLE (01/2000)

Recientemente hemos leído un comentario del escritor Mario Vargas Llosa en relación al libro titulado "Desarrollo como libertad", del economista Amartya Sen. Siendo aquél un literato, no por ello deja de captar lo genérico del mensaje transmitido. Conviene sin embargo hacer algunas precisiones; dice el novelista: "Con argumentos apoyados en cifras y evaluaciones que somete a rigurosa criba científica, el libro es una severísima abjuración de la idea universalmente inculcada por los economistas, de que el desarrollo o la modernidad de un país debe medirse por sus niveles de ingreso, su producto bruto, el número y la variedad de sus industrias". Desde hace más de treinta años, con la aparición de " lo pequeño es hermoso" de Schumacher, en su crítica al sistema económico industrial, venía ya prefigurada una protoidea, que en este caso ha sido argumentada de manera más sistemática por el prestigioso economista hindú. En cualquier caso, se debe diferenciar entre países avanzados industriales y países atrasados pobres. Para un país industrializado, el desarrollo y/o la modernidad puede medirse por un promedio económico, siendo el Ingreso Per Cápita lo más usual. Desde 1974 hemos cuestionado este indicador, especialmente para países pobres con productos no formalizados financieramente, tal como fue reconocido años más tarde en el cómputo del producto económico estimado para la China Socialista. Ese tipo de indicador, basado en promedios aritméticos, oculta y disimula una distribución injusta y regresiva de la riqueza —Juan se come un pollo y su hermano Pedro ayuna, en promedio cada uno cenó medio pollo—.En esa oportunidad propusimos utilizar la mediana de la distribución o mejor aún, el índice de Gini. No obstante, no se puede dudar de que los países industriales, independientemente de la iniquidad en su distribución de ingresos, son países modernos y avanzados tecnológicamente.
La idea de Sen es otra. Según expresa, no es el progreso económico el que abre las posibilidades de una sociedad a la libertad, sino que es esta libertad la que genera apoyos sólidos y estables para el bienestar colectivo, conformándose todo ese proceso sobre un fulcro de justicia y equidad, que involucra a la totalidad de los ciudadanos. Analíticamente, consideramos que la idea pierde fuerza si se supone una causalidad lineal en lugar de una circularidad, conforme a la conocida idea de Myrdal. Existe algo más, y al comprender esa complejidad se expresa lo que hemos denominado como el misterio del desarrollo tecnológicamente equilibrado. Este misterio radica en el hecho de que al conformarse el desarrollo como un proceso, no existe de manera natural y predeterminada una y única direccionalidad causal entre los factores, sino que ésta se constituye de una manera similar a la forma en que se ha intentado operacionalizar una versión moderna de lo que se ha llamado la tercera vía. En 1974 al estudiar el uso de los modelos en planificación, establecimos el concepto de Cierre de Autonomía. Explicábamos que un modelo descriptivo al presentar un conjunto de variables interrelacionadas en un corte transversal del tiempo, supone una secuencia entre esas variables, en el sentido de que los valores de algunas de ellas son explicados por los valores alcanzados en otras, pero se advertía que en las Ciencias Sociales no es común lograr este tipo de jerarquía, ya que todas las variables se influyen mutuamente entre sí; sin embargo, para operacionalizar una acción sería necesario, de una manera heurística, asumir una dirección en la causalidad, pero admitiendo previamente la existencia de un cierto cierre de autonomía entre los factores, de forma tal que, más allá de ciertos márgenes de incremento sobre los valores promedios de una variable, la direccionalidad asumida heurísticamente en la relación causa/efecto dejaría de ser válida.
Justicia, Equidad, Simetría, Libertad, Trabajo, Empleo, Producción e Ingreso, son los principales factores que conforman una estructura social, fuerte y complejamente entrelazada como si se tratase de un nudo bien apretado. Por experiencia cotidiana sabemos que para desatarlo hay que hacerlo iterativamente y en fases sucesivas, debiéndose lograr en cada fase, una pequeña holgura en todos y cada uno de los componentes, ya que al forzar uno solo de ellos, el nudo se hará más intrincado. Así, la crítica presentada al crecimiento económico como factor primario y unilateral, aunque correcta es incompleta, porque la misma crítica podría hacerse si se quisiera privilegiar cualquier otro factor en particular, por ejemplo la libertad. Utilizando obstinadamente abundantes recursos en una sola dirección, se pudiese alcanzar un cierto nivel, pero ello sería puntual superficialmente y sólo en apariencia, por un corto período de tiempo, sin poder mantener un avance sostenido y estable en la totalidad de los factores.
En otra escala, propongamos un ejemplo: El Centro Comercial San Ignacio como proyecto futurista y de lujo es comparable con sus similares de París, Roma, Quebec y Atlanta, pero al mismo tiempo, por los precios que implicará su funcionamiento productivo como negocio eficiente y por los altos costo del mantenimiento físico y ambiental del mismo, difícilmente será soportado por una comunidad urbana con el 82% de sus habitantes en situación de pobreza y sólo un 7% con medios económicos holgados. Más temprano que tarde, casi como un virus biológico, se presentará un deterioro que lo llevará a conformar un collage, como en la actualidad sucede con la mayoría de este tipo de espacios. Una situación equivalente ya se está presentando con el Metro de Caracas y en general con obras de ingeniería de gran envergadura, que en su tiempo estaban en la frontera de su entorno tecnológico, como lo fueron La Autopista Caracas/La Guaira, El Teleférico/Hotel Humboldt, El Hipódromo La Rinconada, La Universidad Central de Venezuela y el Complejo Cultural Teresa Carreño. La Represa del Gurí, por la acción depredadora y deforestadora de los garimpeiros, podría ser el próximo y más desafortunado ejemplo. Mención especial merecen las Plantas Siderúrgicas de Guayana, ya que en los casos anteriores, el deterioro de las obras sólo mermaría la calidad del servicio prestado, pero en éstas y otras industrias similares, como producto de la corrupción y el deterioro, su continuidad de funcionamiento ha implicado grandes pérdidas económicas que han obligado a un subsidio estatal permanente.
Las múltiples y variadas manifestaciones de este tipo de lujo, inorgánico, artefactual y desarticulado de su contexto social, además de ser enclaves exóticos, constituyen verdaderos espejismos tecnológicos y pueden explicar el por qué, en los países subdesarrollados han fracasado iniciativas que han sido exitosas en países industriales con estructuras sociales estables. De manera simple; no se pueden comprar o transplantar soluciones sociales y/o económicas y/o tecnológicas como si fuesen recetas de cocina. Existe una analogía explicativa en la metodología científica, consiste en comprender que el concepto estadístico de Asociación y/o Correlación es diferente al concepto epistémico de Causa/Efecto. Ejemplo; hace algún tiempo se encontró que existía una asociación estadística entre el rendimiento de los niños y el número de libros que poseía la familia, un padre con medios de fortuna y un hijo en problemas, decidió comprar toda una biblioteca, lógicamente el joven fracasó en los exámenes. En este mismo orden de ideas, Venezuela en 1975 vivió un momento delirante con sus ingresos petroleros, en esa oportunidad a un grupo osado y ambicioso, sin ninguna formación científica y epistémica, se les ocurrió interesadamente para obtener beneficios personales, que cualquier gasto en bienes de capital por el simple nominalismo de llamarlo inversión, generaría un retorno equivalente a industrias bien establecidas del exterior, ignorándose inclusive que por el sólo hecho de que pudieran llegar a ser proyectos exitosos, modificarían los parámetros previos del mercado. Se asumió que los recursos petroleros podían ser usados de manera espontánea, como si tratase de un gasto de consumo, ello sin haber construido ni desarrollado una infraestructura física, institucional y de recursos humanos. El resultado financiero de ese desastre fue llamado Efecto Venezuela por Pérez Alfonzo, y aún estamos pagando la deuda externa que allí se generó.
Esto nos lleva a proponer y/o destacar un concepto básico para comprender lo que significa el desarrollo de un país. Consiste en asimilar que el desarrollo, en su más íntima esencia es un proceso y no es un hito, que el bienestar que se asociaría a ese proceso colectivo del desarrollo, se podría alcanzar —a partir de cualquier punto de inicio— por el simple hecho de moverse armónica y equilibradamente hacia adelante y no por la circunstancia de esperar llegar a un estrato determinado del nivel de ingreso. Por ello, como proceso dinámico que es, el desarrollo no consiste en alcanzar instrumentalmente y de cualquier manera, un estadio económico o un nivel tecnológico, aunque ello pudiese parecer de esa manera, cuando teleonómicamente se ha logrado una cierta consolidación y se mira retrospectivamente. Hemos insistido en esta idea clave, compatible con las terceras vías, pero por más que lo hemos hecho reiteradamente público y explícito, por su propia complejidad como idea y por alguna otra oscura razón, esta idea clave ha permanecido hasta ahora hermética, secreta y esotérica. En la actual administración, de manera global esta concepción se puede reflejar en el Plan Bolívar 2000. Las Microempresas, la Agricultura y la Educación Técnica implantada en el interior del país. Respecto al Eje Orinoco/Apure, si y sólo si, éste se desarrollase sin forzar ecológicamente el proceso y de una manera pertinente y prudente en relación al verdadero nivel de nuestra realidad tecnológica, estaríamos apuntando y moviéndonos hacia una dirección aceptable y/o promisoria, de lo contrario habrá sido un enclave más, que tarde o temprano terminaría siendo devorado por el húmedo tremedal del sur.
Se ha dicho que la divinidad perdona siempre, el hombre a veces, pero la naturaleza nunca. Es necesario aprender la lección. Sólo una pequeña elite financiera puede pagar por un entorno tecnológico que los lleve a sentirse aparentemente seguros y confiados, pero en la medida en que se han venido contrariando arcanos principios de la evolución y han aparecido formas sociales vacías y postmodernas de vivir —la respuesta ecológica o psicológica— siempre será devastadora y nos involucrará a todos sin distinción. Gaia más que una simbología, deberá ser una enseñanza.

ASIMETRÍA ESTRUCTURAL EN LOS PREMIOS NACIONALES DEL CONICIT. (11/1999)

Desde hace varios años he venido participando en estos premios sin haber obtenido ningún logro. Al lado de la calidad de los artículos, que debería ser el factor a considerar en este tipo de eventos, hemos detectado como un aspecto contextual —no evaluativo— algunas particularidades que históricamente se han establecido entre las Disciplinas Humanísticas Sociales y las Disciplinas Tecnológicas Materiales, diferencias tales que generan una asimetría estructural en el número y cupo de premios a otorgar a cada grupo de especialidades. El Conicit ofrece ocho (8) premios anuales a los mejores trabajos científicos publicados en libros o revistas arbitradas, estableciéndolos en las siguientes especialidades: (a) Agricultura (b) Biología (c) Ciencias Sociales y Humanas (d ) Física (e) Ingeniería (f) Matemática (g) Medicina (h) Química. Como puede comprobarse, se otorgan siete (7) premios para disciplinas/especialidades de la Ciencias Tecnológicas Materiales y sólo uno (1) para todo el conjunto de las Ciencias Sociales y Humanas, consideradas como si fuesen un bloque homogéneo y comparable.
El Grupo de Ciencias Sociales y Humanas —denominación que utiliza el Conicit—, tomando genéricamente como referencia las escuelas y/o carreras de la Universidad Central de Venezuela, estaría conformada por las siguientes especialidades (1) Historia (2) Comunicación Social (3) Bibliotecología (4) Psicología (5) Educación (6) Geografía (7) Derecho (8) Politología (9) Economía (10) Administración (11) Contaduría (12) Trabajo Social (13) Diplomacia (14) Estadística (15) Actuariales (16) Urbanismo (17) Sociología (18) Antropología (19) Planificación (20) Lingüística. El grupo de las Ciencias Tecnológicas Materiales como las hemos denominado, con la misma referencia, estaría conformado por las siguientes especialidades: (1) Matemática (2) Física (3) Química (4) Biología (5) Computación (6) Arquitectura (7) Ingeniería Civil (8) Ingeniería Química (9) Ingeniería de Petróleo (10) Ingeniería Eléctrica (11) Geología (12) Ingeniería Mecánica (13) Ingeniería Metalúrgica (14) Agronomía (15) Veterinaria (16) Farmacia (17) Odontología (18) Medicina (19) Bioanálisis (20) Enfermería (21) Nutrición. El primer grupo suma 20 disciplinas/especialidades, el segundo grupo suma 21 disciplinas/especialidades.
Como se trata de artículos publicados en revistas arbitradas y no de la existencia de escuelas y/o carreras en las universidades, podemos precisar mejor la posibilidad de criterios para establecer el número y distribución de premios, utilizando como referencia la cantidad de artículos publicados en el Sistema de Promoción al Investigador (SPI/PPI). En recientes estudios se ha estimado, aproximadamente, 580 artículos arbitrados anuales en el Grupo de Ciencias Tecnológicas Materiales y 300 artículos arbitrados anuales en el Grupo de Ciencias Sociales y Humanas.
Aparte de un criterio puramente cuantitativo se presenta, en relación a la metodología utilizada, una problemática especial en las Ciencias Sociales que adicionalmente hace aún más complicado para un jurado la evaluación de trabajos de muy diferente naturaleza. Mientras que en las Ciencias Tecnológicas el método posee una unidad fundamental, reforzada por el uso universal del lenguaje matemático, en cambio en Ciencias Sociales coexisten variadas corrientes metodológicas que, en última instancia, pueden ser agrupadas en tres grandes enfoques: Cualitativo Naturalista, Cuantitativo Correlacional y Experimental Restringido. Es de notar que en los últimos años los premios de investigación en Ciencias Sociales han sido otorgados a temas históricos; en 1997, al tema de la política en la época de Medina Angarita y, en 1999 al tema de las conquistas navales de los guipuzcuanos en la colonia. En 1998 el premio fue logrado por un trabajo descriptivo experimental. Este año el premio al investigador más destacado en la especialidad de Ciencias Sociales, le ha sido otorgado al reconocido académico y filósofo J.M. Delgado O.
Para comprender mejor la dificultad que en las Ciencias Sociales implicaría esta premiación globalista, sin discriminar por disciplinas y/o especialidades y/o metodologías, bastaría tratar de imaginarse cuál debería ser la composición de un jurado idóneo, y cuáles los criterios de evaluación pertinentes, para comparar dos investigaciones tan diferentes como pueden ser "La presencia telúrica de Zaraza en la batalla de Urica" por una parte y, "La relación entre la variable Inteligencia y la variable Status Socioeconómico en niños de sexto grado pertenecientes a una comunidad urbana", por otra.

Validez y Confiabilidad. Torontos, Perfil 20 y Medicina. (11/1999)


Desde hace más de cincuenta años, la definición tradicional de validez dice que "un instrumento de medición es válido si mide lo que pretende medir". Nótese que desde un punto de vista epistémico, esta definición puede catalogarse como metafísica, ya que exige la preexistencia ontológica del objeto/concepto/dimensión a ser medido.
Desde 1927 el operacionalismo primigenio afirmó con Bridgman, que "el concepto es sinónimo del conjunto de operaciones". Recientemente en artículos especializados, he propuesto acentuar y privilegiar una lectura diacrónica del operacionalismo, lectura tal que nos permitirá llegar a decir, que un instrumento de medición es válido, si mide —confiablemente— lo que operacionalmente mide. Esta afirmación podría simplificarse a un extremo cuasi tautológico y con sentido hermético, al reducirse a "un instrumento es válido si mide lo que mide". Verdaderamente a lo que se estaría apuntando sería a señalar que cualquier definición operacional, que logre ser exitosamente confiable algo medirá, no importa qué. Para la ciencia abstracta no es relevante el nombre que se le pueda dar a ese "qué", importa las relaciones observadas entre los distintos "qués". Diacrónica e iterativamente, durante la construcción y desarrollo del proceso operacional, como seres humanos con lenguaje, vamos incorporando un Vocablo/Significante y un Significado/Concepto a ese algo medido, que en última instancia y/o en su esencia —si la tiene— seguirá siendo un desconocido, de una manera parcial equivalente, al concepto filosófico de nóumeno. Podemos concluir diciendo que si un instrumento de medición llega a ser confiable, entonces, en algún momento la validez "le será dada por añadidura". Será necesario esperar a que aparezcan asociaciones y/o correlaciones y/o relaciones funcionales, con otras variables.
Frecuentemente se me ha tildado con el término ya popular de hipo. No estoy seguro que ello sea cierto. Mensualmente me someto al control de un conocido y ominoso antígeno denominado técnicamente PSA. Cuando éste se me incrementa por encima de los límites estadísticos normales, dados por la tendencia histórica que hemos calculado, asumo, para no inquietarme demasiado —dentro de mi desconocimiento de los procedimientos de tipificación y calibración— que el laboratorio ha comenzado a usar una nueva dosis de reactivos y que se está en un proceso de ajuste, pese a ello, a la semana siguiente, me repito el examen.
Recientemente el incremento fue un tanto amenazante, por lo que opté, con un intermedio de 15 minutos, contrastarlo con otro laboratorio próximo, a sabiendas de que por razones obvias de calibración y normas, ello no es aconsejable. El laboratorio cercano a mi oficina, paradójicamente, siendo uno de los mejores y más concurridos de la ciudad, también es muy pronto en la espera y muy económico en sus costos. Dada esa condición solidaria, y como por formación profesional y científica, siempre he tratado de optimizar el tiempo —es oro—, generalmente aprovecho la oportunidad para "matar dos pájaros de una sola pedrada", o más exactamente, de una sola pinchada; a pesar de Haydé que no se siente. El segundo pájaro es el llamado Perfil 20, protocolo que agregándole los porcentajes de la fórmula leucocitaria, hace un total de 25 entradas o rubros.
Por aquello de que "el lobo pierde el pelo pero no el vicio", cuando me dirigía al segundo laboratorio, bien consciente del hecho que iría a incurrir en un gasto innecesario, decidí solicitar también un examen equivalente al Perfil 20; había caído en la tentación de calcular un Coeficiente de Correlación de Pearson para estimar la confiabilidad de las mediciones. El universo estadístico estaría compuesto por los rubros comunes entre los dos perfiles y aquellos que luciendo ligeramente diferente, hice —un tanto intuitivamente— equivalentes. Las dos variables a ser correlacionadas, como si fuesen medidas paralelas, serían lógicamente los dos momentos de mediciones cuyos objetos reales y/o valores formalmente verdaderos —validez/rubros— deberían ser, con una posible leve diferencia en los triglicéridos y la glicemia, exactamente iguales, ya que el tiempo entre las dos tomas era escasamente de 15 minutos. Existiendo un problema técnico de distintas calibraciones y límites de normalidad en algunos rubros, este factor fue minimizado, tomando en lugar de los valores directos observados en cada rubro, la relación entre las desviaciones calculadas respecto al punto medio del intervalo y el tamaño total del intervalo, obtenido por la diferencia entre sus dos límites normales.
Para mi tranquilidad, como científico y usuario, el valor observado en el Coeficiente de Correlación de Pearson fue 0.993, pero para mi inquietud de aventurero impenitente, al no disponer ya de "ningún otro palo donde ahorcarse" hube de aceptar, que en verdad el antígeno me estaba aumentando. Pero sin embargo, me consolé con aquello "del ahogado, el sombrero". En efecto, el fin de semana, dos amigos desde Newport y Hudson, me habían informado que muy recientemente, el día 6 de octubre, científicos de la empresa Entremed, publicando en la revista del Instituto Nacional de Cáncer, habían descubierto que el aparente villano, posiblemente no era tal, ya que precisamente sus altos niveles indicaban que de alguna manera el cuerpo estaba luchando —no sé con cuanto éxito— contra la proliferación celular asistemática. De manera equivalente a los niveles de los glóbulos blancos, que indican, por un parte la existencia general y en este caso no específica de procesos infecciosos, y por otra parte, proporcionan la evidencia que se está en pleno combate.
He de confesar que si este artículo se llegase a publicar antes del próximo domingo, dentro de mi vanidad de cronista aficionado, me sentiré muy satisfecho con haber dado la noticia, pues le habré dado un tubazo al popular "correr es vivir" que, por supuesto, y en mi condición también supuesta, de hipocondríaco, constituye mi primera y favorita lectura el domingo en la mañana.