martes, 29 de diciembre de 2009

GRIS ES TODA TEORIA

Recordando a tres grandes maestros: Juan David García Bacca, Guillermo Pérez Enciso y Angel Rosenblat.

A diferencia de las Ciencias Sociales, las Ciencias Naturales mejor llamadas Ciencias Materiales, se han caracterizado por utilizar lo que se ha denominado definiciones operacionales. Este tipo de procedimiento por expresar las variables en mediciones bien precisas, ha hecho posible, tanto la contrastación como el desarrollo, de razonamientos muy rigurosos. Algunos filósofos radicales, diríase mejor fundamentalistas, han llegado al extremo de aceptar como mediciones, únicamente las que son realizadas en el nivel métrico de las escalas de razón, para ellos sólo tendrían validez, aquellas que justamente son consideradas fundamentales; longitud, tiempo y masa, y consecuentemente las derivadas, entre otras para nuestra cotidianidad; la velocidad, aceleración y peso.

En esa atmósfera direccionalizada, siempre fue ambición de psicólogos y filósofos, el lograr que sus propias disciplinas tuviesen el mismo nivel de rigurosidad de las Ciencias Materiales, aunque asumiendo distintas actitudes respecto a la medición. En algunos casos a favor, en otros, prudentes, y en la mayoría, opuestos. Al haber identificado erradamente definiciones operacionales con experimentación, no se ha explorado en estos ámbitos formas alternativas para desarrollar procedimientos analógicos o equivalentes, pero de igual rigurosidad. No obstante, manteniéndose en ese espíritu, una manera de avanzar ha sido el utilizar cierto tipo de conceptos; algunos ya clásicos y bien establecidos formalmente, como el de validez y el de confiabilidad otros con mayor saturación semántica, como por ejemplo, coherencia, verosimilitud y robustez. Es de esperar que en los próximos años se puedan desarrollar estudios y análisis que convencionalmente limiten y caractericen términos como los antes mencionados. Tengo la convicción que hacia el futuro, el papel instrumental y básico que juega la medición en las Ciencias Materiales, lo tendrá, en el caso de la Filosofía, un análisis más interconectado y una comprensión más estable, de la semántica de sus conceptos. En las Ciencias Sociales hemos de insistir en el proceso diacrónico operacional de medición, y la consecuente búsqueda de confiabilidad; la validez se dará por añadidura.

Como científico, en ese movimiento dinámico entre la cuantificación por un lado y la significación epistémica por otro, una manera -un tanto poética o figurada pero definitivamente ligera y provisional- como he tratado de alejar y disolver la imagen de esa no tan aparente ambigüedad, ha consistido en endosar y asumir un conocido texto del famoso escritor y poeta alemán Goethe. Este texto me permitirá, al mismo tiempo, como muestra de un intento precoz, en la búsqueda de la coherencia, verosimilitud y robustez antes mencionada, reflexionar y analizar el sentido de los conceptos cuando son traducidos, e inclusive avanzar en el proceso histórico de los cambios de significado.

En castellano, las traducciones más conocidas del texto en referencia -omitiendo la mención del caro amigo- son: "Gris es toda teoría. Verde y dorado el árbol de la vida; alternativamente "Gris es toda teoría. Verde el árbol de los frutos dorados de la vida". "Gris es toda teoría. Verde el árbol dorado de la vida". En algunos casos en lugar de "dorado" se ha usado "áureo" y en otros, cuando ello sea posible, se conmutan "árbol" y "dorado".

Una primera consideración se refiere al uso del término Teoría. Me pregunto si después de doscientos años ese vocablo conservará el mismo significado. En la actualidad, la palabra Teoría, como término científico se asocia fuertemente a Ley, influido por ese planteamiento, recientemente he utilizado la expresión "Gris es toda especulación". Dentro de un análisis semántico, y con el propósito de una mejor comunicabilidad epistémica, que no literaria, también podría ser utilizado "Gris es todo concepto". Lejos está de mi pretender cambiar la poética original; en todo caso correspondería a los exégetas desarrollar estos extremos.

Respecto a la segunda parte, en "Verde y dorado el árbol de la vida", la estructura lingüística nos sugiere en una primera interpretación, tratar el término "dorado" como un color, por ejemplo, el color de los frutos como lo establece una traducción no muy conocida de Santayana, aunque si ésta hubiese sido su inspiración, el poeta habría utilizado otro término. Por ejemplo, aunque en este momento nos resultase extraño: "Verde y gualda el árbol de la vida". Este no es el caso. En "Verde el árbol dorado de la vida" no se puede entender el término "dorado" como si fuese un color, ya que a nivel puramente lingüístico/semántico se daría una contradicción. El término deberá entenderse metafóricamente como "esperanza realizada; exaltada y plena". Creemos que esta traducción refleja con mayor fidelidad la poética expresada en el idioma original.

Al concluir este breve ejercicio y sin profundizar analíticamente en la idea, pudiésemos pensar que -"la serpiente se muerde la cola"- de alguna manera estamos pretendiendo operacionalizar la semántica y endurecer la filosofía. Es posible. En la medida en la cual comprendamos que el Operacionalismo, sólo si se considera sincrónicamente se confunde con la fase final de medición, pero que posee un componente teórico desarrollado diacrónicamente, entonces podemos aceptar y buscar la forma en la cual se pueda llegar hasta la semántica y por ende hasta la filosofía misma.

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